La vigencia de un grande
Sobre textos de Franz Kafka. Dramaturgia y dirección: Alfredo Martín. Con Cinthia Demarco, Nicolás Fabbro, Guillermo Ferraro, Daniel Goglino, Rosana López, Brenda Margaretic, Pablo Mingrino, Victoria Rodriguez Montes, Eduardo Peralta, Eduardo Pérez, Gustavo Reverdito, Mariano Scovenna, Gabriela Villalonga, Ivan Vitale y Natalia Vozzi. Músicos: Cinthia Demarco y Mariano Schneider Madanes. Vestuario: Ana Revello. Escenografía: Alfredo Martín y Alejandro Mateo. Iluminación: Leandra Rodríguez. Realización de escenografia: Cinthia Chomski. Realización de objetos: Ana Revello. Musicalización: Mariano Schneider Madanes. Fotografía: Daniel Goglino y Gustavo Reverdito. Diseño gráfico: Gustavo Reverdito e Ignacio Vozzi. Asesoramiento coreográfico: Armando Schettini. Asesoramiento artístico: Marcelo Bucossi. Asistencia de dirección: Iñaki Bartolomeu, Samanta Fasson
Del Borde Espacio Teatral. Chile 630. Sábado, 22 hs.
Combinar «La Metamorfosis» y «El Proceso» requiere de un conocimiento cabal y una imaginación a toda prueba para que este intento llegue a buen puerto. ¿Quien mejor que el gran Alfredo Martin lleve a cabo tal empresa? Con la sapiencia que le es una marca registrada, concibió un díptico que da cuenta de dos de las grandes obras del genial Franz Kafka al que dota de su propia impronta.
Desde el mismo momento en que comienzan las acciones, se devela el misterio que envuelve al señor K y lo que será el devenir de los acontecimientos. Martin tomó cada detalle del universo kafkiano para crear a partir del mismo, una puesta atrapante de principio a fin. Esto se nota en el dinamismo de la puesta y los textos.
El vestuario exacto da cuenta del tiempo y espacio en el que nos ubicamos. No obstante, podemos establecer netos vínculos con la realidad.
La resignificación de los objetos es otro punto a destacar. Con una escenografía muy versátil y precisa en relación a lo requerido, hay objetos que permiten una creación de sentido por demás particular. Tal es el caso de los expedientes y su componente simbólico que se irá desarrollando en la puesta. Al respecto, la escena final es una postal de la obra kafkiana y sus múltiples interpretaciones.
La burocracia, el rol de la autoridad y la forma en que el individuo se comporta al respecto atravesarán la puesta tal como el original del gran escritor checo, pero en un formato teatral. La construcción de la personalidad del individuo y la forma en que se enfrenta a los problemas es excelente. Porque K se basa en el marco de la legalidad, de un respeto a un sistema que, paradójicamente es el que lo trata de la manera que lo trata. Ese pulsión de rebatir lo que le dicen pero que no puede combatir en tanto y en cuanto su respeto por las instituciones. Estado como institución/padre, que dice que se hace y que no. Será ese Padre/Estado al cual se obedece y no se contradice, con un respeto cercano al pavor al tiempo que se socaba la propia individualidad. El juego con la historia es constante, en tanto diálogo de intertextos que atraviesan épocas y, por qué no decirlo, gobiernos y contextos políticos determinados.
Actuaciones de muy buen tino pero siempre teniendo en cuenta que el todo es más que la suma de las partes. Se utilizan dos relatores que permiten darle cierto manto de explicación a la puesta pero sin caer en la cuestión didáctica. El vestuario ubica pero no excluye. La escenografía es correcta. La música es fundamental en tanto desarrollo de la acción. La utilización del espacio es otro punto fuerte de la puesta ya que se utiliza todo -literalmente- el espacio del teatro para dar vida a este magnifica puesta.
«Diptico kafkiano» es la última y excelente creación de Alfredo Martín. Apela e inquiere sobre cuestiones referidas al individuo en la sociedad, en una puesta imperdible. Invita a verla inclusive en más de una ocasion, para descubrir nuevos aspectos que enriquecerán aún más el disfrute de esa primera vez.