Cuerpo y palabras
Dramaturgia y dirección: Patricio Abadi. Con Patricio Abadi y Luciana Buschi. Vestuario y Escenografía: Gabriela A. Fernández. Iluminación: Ricardo Sica. Fotografía y Diseño gráfico: Pablo Scavino. Asistencia de dirección: Guillermina Porthé y Débora Torres. Producción general: María Laura Mourenza. Colaboración artística: Umbra Colombo, Marcelo Frasca, Hector Gilligan, Deby Low y María Laura Mourenza.
Espacio Onírico. Fitz Roy 1846. Sábado, 21 hs.
Contextos varios e imaginación desbordante que apunta a varios frentes. El origen es la mente creadora del dramaturgo del título, que salta “del escritorio y aterriza en el escenario”, tal como dice la gacetilla del espectáculo.
De esta manera, se producirán múltiples mestizajes y combinaciones como un western en las pampas, una tragedia griega en una favela o una nueva versión de Don Quijote pero con nombres modificados para la ocasión. Algún toque “almodovariano” convivirá con alusiones al sexo y al onanismo para después dar lugar a cierta oscuridad con un hombre-lobo que dice lo que dice, de maneras por demás particulares. La pluma de Patricio Abadi combina diversas formas del humor a través de una escritura que irá desde lo absurdo, pasando por lo bizarro, matizado con un toque de ironía, al tiempo que plantea un lindo interrogante de manera subrepticia, ¿Cuáles son los “límites” del teatro, si es que los hay? Mezclar y hacer, como si fuera un cadáver exquisito donde las palabras se ubican en los lugares que podrían llegar a ser incomprensibles.
Las historias se van sucediendo una tras otra en un escenario casi desierto, donde solo priman los cuerpos y las palabras. Luciana Buschi irradia energía desde el primer momento en que aparece en escena, ya sea desde su acordeón o en la piel de alguno de los personajes que le haya tocado en suerte. Su ductilidad y frescura le permite a Abadi llevar a cabo sus textos sin que ocurra ningún imponderable.
“El Dramaturgo” pone en escena historias donde el humor irá hacia distintos lugares con variadas vertientes, logrando una puesta amena y divertida, donde cada uno de los presentes saldrá con una amplia sonrisa dibujada en su rostro.