Corre el año 1942, y el contexto son dos parejas, una amiga y la mucama de la casa. Aquí, la esposa de un político piensa que este la engaña con otra mujer al tiempo que la mucama de la casa tiene un amorío con el dueño de la misma. De esta manera, ambas historias se tocaran muy sutilmente para dar cuenta de un cuadro de situación atrapante que abrirá muchas puertas –a nivel desarrollo de la historia- que irá cerrando de a poco, con una excelente cadencia y armonía. Hipocresía, corrupción y las buenas costumbres se tocan en una dramaturgia dinámica y ágil, que combina sabiamente momentos de tensión y humor.
La forma en que se desentrañará la madeja de intrigas es atrapante. Además, cada personaje estará compuesto artesanalmente, con sabiduría y sin excesos, con lo cual los hace disfrutables en un 100%. Tanto desde el silencio –recurso muy bien utilizado para la construcción dramática- de Nora, la mucama hasta la vidente, que da inicio a toda esta vorágine. El contexto político no podía estar ausente y aparece a través de pincelazos como el retrato de la vida y las ideas de estas personas, o en las alusiones a las “chinitas” y chistes sobre el fin de Lisandro de la Torre o Alfonsina Storni.
La utilización del espacio es la adecuada para la puesta pero al ser tan ancha, al espectador se le complica un poco la visión por donde están ubicadas las butacas. El vestuario, la iluminación y el sonido de la puesta son exactos para la misma, enriqueciéndola de variados aspectos. Las actuaciones son un muy buen nivel, sin que se pueda destacar alguna por encima de otra ya que todas tienen su momento.
“El Incidente Nora” es una excelente propuesta para disfrutar una noche de teatro. Cualquier relación con los últimos veinte años de nuestra historia política no es casual.