El invernadero (Teatro)

Lo que no se ve


De Luis Cano. Con Enrique Dumont, Federico Marrale y Analia Sánchez. Músico y música original: Federico Marrale. Diseño de luces: Patricio Barbaresi. Producción: Karina Sotelo. Dirección de arte: Constanza Balsategui. Dirección: Alejo Nicolás Sambán.


NoAvestruz. Humboldt 1857. Sábado, 20 hs.


Un hombre habla. Es un hijo que cuenta su historia. Se lo llegando a los cuarenta años aunque, quizás, parece un poco más. Entra y sale de un espacio que sería el de la casa donde vive su madre con quien mantiene una relación distante.

El hombre habla. Dice pero no explica. Cuenta lo ocurrido pero sin respetar ningún orden. De esta manera, la puesta adquiere una atmósfera onírica y críptica que girará en torno en la relación de padres e hijos pero, dejando bastante en claro, el rol de la individualidad en cada uno de ellos. El hijo hablará y dirá desde la profundidad de su ser, lo que siente aunque no lo favorezca en el devenir de los acontecimientos.


El texto de Luis Cano apelará a metáforas y a imágenes oníricas para hablar de algunos pormenores que atraviesan a esta familia pero sin caer en la literalidad de las acciones. Allí es donde la poética de la puesta crece al tiempo que resulta atrapante por sus múltiples lecturas. ¿Existirán o no? ¿Dónde ocurre lo que estamos presenciando? ¿En un espacio físico o una mente que busca calma? Para que llegue todo a buen puerto, es necesario contar con un elenco solvente. Enrique Dumont, Federico Marrale y Analia Sánchez dotan a esta familia de los variados matices que propone el mismo Cano desde su letra. 


El diseño del espacio es de muy buen gusto. A partir de una escenografía creativa y sencilla –más allá del “piso” sobre el cual se ubica-, se crea un espacio donde una mayor abundancia de objetos hubiese conspirado no solo con la comprensión del texto sino con el cuadro completo de la puesta. La luminosidad de este espacio es inversamente proporcional a un vínculo roto entre los protagonistas. El que quiere (¿no sabe?), la que no puede (¿no quiere?) se conjugan en esa telaraña que son las relaciones familiares.


“El invernadero” es subyugantemente densa y atrapante, por medio de una puesta que da cuenta del intríngulis de una relación difícil como la familiar pero con un toque de poesía.

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