Hemos llegado a Córdoba al 10 Festival Internacional Teatro Mercosur que comenzó el pasado 2 de octubre con importantes elencos nacionales e internacionales.
Más allá del cansancio propio de un viaje largo, en micro, quisimos participar de dos mesas que, a la postre, terminaron siendo absolutamente ricas en su contenido como en su calidad humana.
Ambas se desarrollaron ayer jueves, una por la mañana y la otra, por la tarde.
La primera se inició a las 10.30 y tenía como título “Miradas críticas y espacios de memoria”. Los expositores fueron Ana Seoane (Perfil), Carlos Pacheco (La Nación) Roberto Schneider (El Litoral) por el lado de la crítica y Rafael Reyeros, Cristina Morini, Graciela Ferrari, José Luis Arce, Roberto Videla y Cipriano Arguello Pitt, por el lado de los directores.
Con una buena cantidad de público presente –un dato por demás agradable-, se inició una charla que fue, prácticamente una clase de historia con los protagonistas contando sus experiencias. Siempre con el respeto y la humildad que amerita la ocasión. Parte del público anotando mientras que otros prestaban mucha atención a lo que se decía
Ana Seoane recordó como había sido ese primer Festival de Córdoba de 1984. Dijo que “era un milagro ver teatro callejero” al tiempo que recordaba a la Fura dels Baus (“destrozaban heladeras en sus presentaciones”) si como el recordar a Carlos Gimenez, una influencia por demás importante.
Por su parte, Roberto Schneider no solo recordó a la Fura sino que “había espectáculos de danza butoh y kabuki”. Asimismo, tiró una frase que quedó flotando en el aire. “Hubo un aprendizaje con estos festivales ganados a la calle”, al tiempo que había una “avidez de búsqueda, con una sensación única e irrepetible que el cambio se podía hacer realidad”.
Para finalizar el espacio destinado a los tres únicos críticos que participaron del primer Festival y que siguen concurriendo a Córdoba, Carlos Pacheco destacó el “descubrir otras teatralidades al tiempo que también empezaba a surgir la crítica”. También hizo memoria con respecto a la conclusión del Festival en la década del 90, en coincidencia con la implementación políticas neoliberales en nuestro país.
Con respecto a los directores, hubo un clima distendido para contar, a través de anécdotas y vivencias, una historia tan rica como apasionante. José Luis Arce recordaba como era necesario “justificar todo un festival para que un gobernante lo apruebe” al tiempo que Rafael Reyeros contó la forma en que Eduardo Angeloz, gobernador de Córdoba en esos momentos, brindó su apoyo a la realización del Festival. Cristina Morini retomó la frase de Schneider para recordar que “la idea era recuperar la calle Para nosotros eso era lo más importante.”
La forma en que los directores describían la coyuntura de dicho momento fue precisa en su información y en su sentir. Roberto Videla se emocionó al recordar como fueron esos años que lo tenían alejado de su provincia. “No quería volver a Argentina. Tenía miedo de volver pero era el lugar de uno”. Fue este uno de los momentos más emotivos de la tarde.
Graciela Ferrari leyó una carta por demás emotiva en la que recordaba que “Córdoba era una fiesta” y que “la memoria se agarra de lo importante y no de lo superfluo”.
El punto final de la charla fue coronado por Cipriano Arguello Pitt que recordó una vieja anécdota en la que contaba que “quería ir a ver a Serrat al Chateau porque iba a dar un recital. Queríamos ir haciendo dedo. Cuando nos levanta un conductor, le contábamos que íbamos a ir a ver a Serrat. El hombre que nos levantó, nos mira y dice ‘Van a ver a Serrat y no van al Festival de Teatro’?”
En cambio, a la tarde fue el turno del “Homenaje a Miguel Iriarte”, con un desmontaje crítico de «Eran cinco hermanos y ella no era muy santa» de Miguel Iriarte. El encuentro contó con la participación del director, David Picoto y elenco de la Comedia Cordobesa. Allí se realizó una descripción pormenorizada de cada uno de los ítems de una puesta sublime como “Eran cinco hermanos y ella no era muy santa”.
La mesa contó una activa participación del público, ávido de conocimiento que preguntó casi de manera constante al igual que algunos periodistas presentes. El intercambio fue riquísimo entre el elenco presente, que contó con la presencia de Elvio Arcando, quien fue fundamental para brindarle a la puesta una marca tan personal como indivisible. En otras palabras, un sello propio.
Recordemos que habíamos visto la puesta en el IX Festival del Humor de este año. Aquí el link detallando lo escrito en su momento. http://elcaleidoscopiodelucy.blogspot.com.ar/2015/06/ix-festival-pensar-con-humor-de-francia.html
También tuvimos la chance de ver “Golgota picnic” de Rodrigo García pero esto será materia de otra nota.