En el Festival Mercosur, se presentó “Damiana, una historia silenciada”, que relata la vida de una joven que es secuestrada de su comunidad aché e inicia un periplo por Buenos Aires y Alemania con un resultado trágico. “Damiana” es un unipersonal femenino protagonizado por la vigorosa Raquel Martínez. En diálogo con ECDL, la actriz y Wal Mayans, director de la puesta, cuentan como fue el proceso de creativo de la puesta.
-Raquel, ¿Cómo fue encarnar al personaje de Damiana?
Raquel Martínez, corazón y energía para una Damiana pasional |
Raquel Martínez: Es difícil la historia de Damiana. Una historia trágica y muy corta. El proyecto se llamó, en un principio, Curuzú cuñá que significa “curuzú”, cruz y cuñá, mujer. Sería como mujer-cruz. Con Wal queríamos reconstruir la identidad de la mujer paraguaya, que en la historia de nuestro país tuvo mucho protagonismo, con las dos grandes guerras que tuvimos, la dictadura y la mujer actual. En un momento, nos dimos cuenta que era un proceso que no podíamos abarcar tanto y ahí cae la historia de Damiana.
Nosotros, con Wal, tratamos de ser lo más honestos posible. Desde el respeto, tratamos de darle una voz. Personalmente no creo que sea un espectáculo. No se puede hacer un show con una vida tan sufrida. Me toca muchísimo la historia de Damiana. En Asunción lo hacemos en un hospital abandonado en el que también había fallecido mi mamá.
Wal Mayans: Raquel me presentó su material y a ella le costó mucho porque entraban cosas de su propia historia. Son muchos años de investigación que se pusieron en un trabajo.
Es un trabajo que se inició por el tema de las mujeres. Todos los temas que tuvimos y las guerras que atravesamos al tiempo que tenemos el “cuña paraguay”, que es la mujer que domina todo. Hay una cultura matriarcal. La mujer siempre volvió a reconstruir el país por lo que ella lleva consigo su vida, de por medio.
-¿Cómo fue el proceso de ensayo?
WM:Hubo una investigación de dos años y el montaje, uno. Cuando hablamos de materiales, son materiales prácticos. Todos los movimientos que ella tiene son como partituras y coreografías. Es una hora veinte que se pueden repetir todos los movimientos e intensiones. Nuestro sistema, sobre como yo lo monto, no existe nivel emocional. Lo que percibe el público es personal pero lo que siente la actriz no tiene nada que ver. Estas partituras tienen conexión entre aquellas pero están bien codificadas. Lo que aparentemente es sería un sentimiento, hay una artificialidad orgánica. Si ella se emociona, no llega a media hora.
WM:Lo que hace es un mantra. Cuando realiza una repetición de movimientos, surge el sentimiento original pero no lo que el personaje es. Destituimos la idea del sentimiento del personaje para que el personaje viva y exista en si pero no actúe. Cada vez que ella agota energía, empieza a surgir el origen del verdadero sentimiento. Somos fieles a la acción física y la partitura que está haciendo. Todos los movimientos son microescenas dentro de escenas que se va ensamblando como un rompecabezas. Ahí se convierte en una dramaturgia orgánica y no intelectual. Por más que tenemos el estudio y el trabajo, no nos interesa entrar dentro del hábito intelectual sin acción física, quedando lo intelectual en una biblioteca. Hay que pasarlo a la práctica para ver si sirve o no. Solo tenemos el método del trabajo cotidiano. El personaje se va construyendo cada día. Quería plasmarlo eso en una historia de lo que uno fue pasando o desea plasmar. Es muy peligroso el “me gusta”. Siempre le digo al grupo por lo que nos impresiona y no por lo que gusta. El “me gusta” está regido por la influencia de familia, religión, barrio y lo que es bueno y malo. Está la otra parte, que no está viciada que es el impacto. Como el de un choque. Nadie dice que está bueno o malo sino que hay un impresión fuerte. Es un poco la idea de como el espectador se puede sentir chocado para después sacar sus propias conclusiones. Ayer, terminó la obra y la gente no se iba. El público argentino es muy leído. Termina una obra y se van o analizan pero ahora no se iban. No son tan “comprensivos”.
-Es un público difícil el argentino…
WM: Si! Por eso, salí y me puse a contar un poco la historia de la obra. Ahí me di cuenta que sucedió en Argentina! No solo es paraguaya sino también argentina. A Damiana la sacaron del límite en Paraguay y la llevaron a Argentina, donde sucede todo.
RM: Se estrenó aquí la película de Alejandro Moujan?
-Si. Una de las periodistas contó al respecto, que la linkeó con la película. ¿Cómo surgió el texto?
RM: Cada vez que hacemos un espectáculo con otro idioma, vamos a tomar clases para manejar la lengua. Había una necesidad de presentar al personaje tal como era. Igualmente, hay muy poco material sobre Damiana. En Asunción no hay antropólogos que lo investiguen. No hay bibliografía. Buscamos un poco por internet y en ese recorrido nos encontramos con Alejandro Moujan que estaba haciendo un documental. Estaba muy intrigada porque quería saber desde donde estaba tomando la información. Le conté que estábamos haciendo con Wal lo mismo pero desde la ficción. Cuando él fue a Asunción, al festival de cine, nos encontramos y estrenó su película en la comunidad aché. También hicimos una función para Alejandro. Se dieron muy lindas coincidencias.
WM:Cuando hice el taller para los chicos en el Teatro Real y le decía a los chicos que hay un gran vacío. Surge un trabajo, se lo monta, tiene un poco de dinero y se abandona. No hay una cultura grupal. Cuando era estudiante, había un intercambio, con una cultura de grupo. Trabajamos con jóvenes pero tienen un manejo de técnica de compartir, en conjunto. En la universidad busco eso, que este trabajando junta la gente, que se pueda reencontrar. Somos el único grupo en Paraguay que trabaja de esa forma. Como que tenemos una sociedad dentro de otra sociedad. No vivimos jntos pero trabajamos y estudiamos juntos. Se les da la chance de practicar lo que no se hace en la escuela de teatro.
-¿Cómo terminaste la función fisica y emocionalmente?
RM:Es una hora veinte dura pero también forma parte de lo que venimos haciendo con Wal desde hace quince años con teatro de laboratorio y mucha actividad física. Entonces fue un desafío el hacer Damiana. Hacer todo lo aprendido en quince años en un espectáculo que dure esa cantidad de tiempo y que, físicamente, me comprometa. Ayer esta más cansada que de costumbre porque estaba pendiente de lo que ocurría. Físicamente, salgo cansada pero tengo ya un training.
Psicologicamente, tratamos de controlar el estado y trato de mantener el equilibrio. Hay una técnica de distanciamiento siempre. Si me emociono, puedo correr muchos riesgos por ahí.
RM:La gente se queda sorprendida. Algunos vienen muy efusivos pero una buena cantidad de gente la vuelve a ver. Algunos se asustan y otros lloran en escena. Ayer, el púglicoi que estaba era cálido, de mucho respeto. La intención era traer la historia. Es importante hacer un recorrido con la historia de Damiana y que se conozca. Tengo muchas ganas de llevarla a Alemania.
-¿Y Buenos Aires?
-Se presenta la obra como teatro-danza pero ¿es asi?
WM: Lo ponemos para que la gente entienda. En mi caso, soy maestro del Ballet Nacional en Paraguay. Pero quiero que cada persona pueda construir su propia danza sin necesidad de traer nada de Europa, aunque tampoco hacemos algo folklórico. Lo que buscamos es que Damiana pueda danzar su propia historia. No estamos de acuerdo con el término “teatro-danza” porque pareciera que se dicen dos textos, se baila y es teatro-danza. Para desarrollar algo serio, hay que manejar muy bien el teatro y muy bien la danza. Si no queda como una mentira. Tuvimos que poner algo asi para que el público nos reconozca.
RM:Personalmente, para mi, se inclina este trabajo hacia el teatro. Me formé con Wal desde la danza. En este espectáculo, le pedí que quería acercarme más al teatro pero desde el cuerpo.
WM:Desarrollé un sistema de dramaturgia corporal. Un drama dentro del impacto corporal para que ella resista el tiempo y ahí dentro, meter el texto. Sin el sistema dramatúrgico, se caía todo. El cuerpo tiene un sistema dramático de expresión presente. No solo es lo textual.
-¿Te definis más como actriz que como bailarina, ¿no?
RM: Si. Estoy más cómoda y me siento actriz. Me falta la técnica de una bailarina pero volví al teatro con Damiana.
-¿Siempre tuvo esta duración de tiempo?
WM: Si. Todo es bien preciso. Está medido asi. Duele mucho cortar algo.
RM:No fuimos capaces de sacar una escena. Es parte del proceso creativo. Sacamos alguna escena con Wal y nos dimos cuenta que se perdía algo de la esencia. De lo que queríamos relatar. En realidad, no nos permitimos cortar nada.
WM: Además fue muy extraño porque seguíamos lo que la obra te pedía. Damiana te pedía que fuese de una manera. Hasta le rendíamos culto! Hicimos una pequeña exposición con pececitos. Le dimos vida y una vez que le das vida, no se la podes quitar. En el hospital donde la hacíamos, es de 1800. Tanta gente murió y sufrió en ese lugar… Antes de comenzar, les prendemos una vela, un incienso, y trabajamos. Dejamos de venir y es como que los espíritus se enojan. Nos tiran las cosas o nos las esconden. Entonces ya sabemos como funciona todo. Entonces dijimos que esto está vivo. Damiana dejó de ser una obra de teatro para ser una entidad con mucha fuerza e impacto, sobre todo sobre Raquel.
-¿Cómo fue la recepción de la crítica en Paraguay?
WM: Entramos en conflicto. Raquel me plantea el tema de mujer y empecé a analizar distintas cuestiones de luchas de la mujer pero ninguna cerraba. Todo hasta que encontré a Damiana. Para mi, era muy importante transmitir lo que es “ser mujer”, la idea de la mujer. Asi fue como lo de Damiana, con algo muy simple, creció. Damiana se rebeló contra el sistema y nos pareció importante y definido empezar con ella, como símbolo, para las construcciones del ser mujer.
-¿Y la recepción de las mujeres?
La Compañía Tierra sin Mal, completa, antes de preparar la función |
RM: Fue buena pero no se dio el debate. Quizás, no se dio la oportunidad pero la puesta apunto a varias cosas, más allá de las feministas. Creo que, inclusive, sobrepasa la cuestión de género para instalarse como división humana. Además, toma la obra las muertes de Damiana. Por eso se inicia contando el destierro, otra forma de morir. Después está la muerte de la identidad. La llaman Damiana porque el día que la capturan era el día de San Damián. No sabemos cual fue el nombre original. En la comunidad aché, le dan el nombre de Kryggy cuando su cuerpo es devuelto de Alemania. Tomamos las diferentes muertes de Damiana como la del cuerpo físico al que no le permiten morir porque la decapitan y vuelve a su tierra. El planteamiento de tocar sus variadas muertes era obtener una forma de narrar.
La antropóloga Branitslava Susnik decía que, una vez que le quitaban el nombre propio y le ponían el nombre cristiano, se transformaban en otras personas. En mi trabajo de búsqueda era muy importante tomar los detalles para ir armando todo, simbólicamente.
-La última, Raquel. Esta puesta marcó un antes y un después en el hacer teatral?
Invito a conocer otro abordaje artístico (musical) sobre la misma temática, la guarania "Kryygi…Kryygimaî…", con letra de Jorge Padula Perkins y música de Rodrigo Stottuth, interpretada en versión original por Nery González Artunduaga y Rodrigo Stottuth.
https://youtu.be/WJo_5UFYM6o
http://www.lasletrasqueescribi.blogspot.com.ar/2014/08/kryygikryygimai-una-cancionhistoria-de.html