FIBA 2017. “Etiquette”, una experiencia para dos

Todos los festivales tienen sus experiencias particulares. Esta onceava edición del Festival Internacional de Buenos Aires (FIBA) no es la excepción. Al respecto, fuimos con la colega periodista y amiga Laura Ferré a disfrutar (si, disfrutar) “Etiquette” de Ant Hampton y Silvia Mercuriali. Una experiencia de media hora entre dos personas que, auriculares de por medio, se sumergen en una historia que te llevará por distintos confines.


El sistema es muy sencillo. Uno se presenta a hacer la experiencia en un espacio que, en este caso, sería el hall del Teatro General San Martín. Allí te sentas en una mesa con algunos objetos que descansan sobre la misma. La compañía será optativa. Se podrá ir con una persona conocida (tal fue nuestro caso) pero también es interesante realizar todo con algún desconocido. Varía notoriamente la emisión y recepción aunque, por más que sea una persona amiga, cambiará mucho la relación que se mantiene a lo largo de la media hora que dura la experiencia.



Una vez que nos ubicamos en la mesa, los auriculares nos dirán como se podrá crear una historia atrapante de la cual seremos protagonistas exclusivos. Inclusive será tan atrapante que el contexto desaparece en el marco de esa historia que se creará a través del paso de los minutos. El texto logra tal contundencia no exenta de emoción que no será raro conmoverse por estar atravesado por palabras y sensaciones que hacen eclosión dentro de los participantes.


Imperdible e intrigante de principio a fín, terminamos la experiencia con la felicidad que produce el disfrute completo de un muy buen momento artístico del cual nos tocó ser parte. Por tal motivo, quisimos averiguar aún más sobre lo que habíamos vivido. Nos encontramos con Ant Hampton y dialogamos al respecto.

-“Etiquette” es una experiencia tan intensa como intrigante.

– Estamos aquí, en el café del teatro, bajo techo. Poeticamente esta muy bien situado, donde la gente se junta. Más en una ciudad con una tradición de cafés culturales o donde se hablaba de filosofía como “El Pensador”, en la parte baja de Buenos Aires. Para mi, es un sueño hacerlo aquí. La versión en castellano la habíamos hecho hace casi diez años, en 2008 pero no la hicimos para el público. La hice con algunos amigos en el 2007, en su idioma original. El mismo año, un poco más tarde, vine a Buenos Aires por segunda vez para trabajar con Vivi Tellas por cuatro meses en un proyecto completamente independiente, junto con otros dos artistas londinenses. Estábamos trabajando en un proyecto experimental con Vivi. Cuando estaba haciéndolo, les mostré a unos amigos “Etiquette”. Estaban Vivi, Alan Pauls y mucho más. Ahí se les ocurrió que debería haber una versión en castellano de esto. Alan dijo que lo iba a traducir.


-La versión es de Alan…

– Si si. También estaban Darío Tangelson y Paula Salomon que pusieron voluntariamente su voz a «Etiquette». Además, hay una parte con Alfredo Alcón. Fui muy afortunado al respecto. Darío estaba trabajando con él en “La muerte de un viajante”, dirigida por Rubén Szuchmacher. Él estaba a cargo de ElKafka cuando vine por primera vez a Argentina.

Mostramos “Etiquette” en Vicente López el año pasado en “Vicente López en escena”, un festival de performances en lugares públicos. Estuvo muy lindo. Esta es la primera vez que lo hacemos en una ciudad propiamente dicha.


– La atmósfera que se crea pareciera que abarca solo a los habitantes de una ciudad….
Por qué pensas eso?

-Buen punto! Sería difícil imaginarlo en el campo.

– Es cierto. Lo situamos en un café pero igualmente, lo llevamos a Coronel Pringles, en el bar de un hotel, que es diferente pero funcionó muy bien. Podes cerrar los ojos y decir “Estamos en París” pero no es así. Tenías el campo al lado, con las colinas, etc. Fuimos a diferentes lugares pero uno tiene ese ruido de “café de ciudad” adentro.


-Cuando cerrás los ojos se convierte en una especie de pintura…

– Si. Una especie de película. Es un elemento de representación, con el sonido y las voces. Fue interesante para mi el trabajar con la representación vinculada con la imaginación aunque tampoco dejándola tanto a su disposición. Era el shock de abrir los ojos y decir “Oh! Estoy aquí!”.


-Qué te dice la gente cuando termina la experiencia?

– Es un poco difícil para mi, el recabar esos testimonios. Hay un libro en el que hay testimonios. Hay muchas visiones. Están los que dicen que “esto no es para mi” y cuando me ven, no creen que yo sea el que está detrás de todo esto. Están los que les gusta haber vivido esta experiencia. Para mí es algo muy interesante lo que ocurre porque hay un espacio de entendimiento y realización. Se los saca de un escenario y se termina haciendo una obra a partir del diálogo. Me encanta cuando la gente puede descubrir eso, de irse por la puerta de atrás. Ahora lo tenemos en diecisiete idiomas. Lo llevamos por todo el mundo. México, Buenos Aires, Nigeria, Japón, China….


-Imagino que la recepción es diferente de acuerdo a los lugares…

– No te creas. Por el contrario, la recepción muy similar. Esa es la cuestión. Para la gente es una nueva experiencia como el entablar un diálogo con una persona que no conoce sin tener que preocuparse por lo que va a decir.  Es algo nuevo para muchos. No hay reacciones específicas según los lugares sino que es bastante similar. Es para escuchar y divertirse. El único cambio que hicimos fue en Nigeria con relación a la prostitución y las normas que tiene la religión en ese país.

-Con esta experiencia, se le pide a la gente que se conecte, que hable y se mire a los ojos, en tiempos donde prima lo cibernético.
– Cada vez que hago una pieza pienso qué puedo hacer con este elemento comunicacional y no con otro. Si será mejor hacerlo con un libro o una película. Me interesan las cosas que tienen vida y el momento en que aparece lo que no tiene vida. Aquí estás con otra persona, con la cual estas cara a cara, mirándote a los ojos y por una hora, no tocas tu celular. Eso me resulta importante. El crear una experiencia con algo muy pequeño. La paradoja es que hablamos de esto y terminamos usando dos I-Pods. «Etiquette» no hubiese podido crearse esta pieza en el 2001. La hice de nuevo en 2007. Quisimos hacer algo asi en el 2001 pero fallamos. Teníamos la idea, empezamos a trabajar pero era muy difícil.


-Trabajaron con teléfonos?

– No. Para serte sincero, no había mayor tecnología que comunicarse escribiendo y había que seguir instrucciones escritas. Era una cuestión técnica, en como manejabas tu tiempo en leer y responder a las instrucciones y la forma en que la audiencia ve que seguís esas instrucciones. Eran otros tiempos….


– Ahora hay una armonía en la experiencia, más aún con la conexión que se establece.

– Si! Es muy gracioso que se establece una comunicación en la que ella -señala a Laura Ferré-, por ejemplo, tiene que respirar profundo. Quizás sea natural y es, al mismo tiempo, poco común hacer eso. No forma parte del comportamiento de cada uno en el marco de una charla.


– ¿Cómo es “The quiet volumen”?

– Se desarrolla en una biblioteca. Son dos personas, una al lado de la otra, con varias personas alrededor en el salón de lectura. Es una experiencia de una hora. En este caso es una colaboración con otro artista como Tim Etchells, un artista fantástico que fue una gran inspiración para mi, en mis comienzos.  La hicimos en el 2010. “Etiquette” es del 2007


-Otro tipo de experiencia, en relación a «Etiquette».

– Es completamente diferente. “Etiquette” es la primera pieza de lo que llamamos “Autoteatro”. De alguna manera está llena de ideas. Es el entusiasmo de hacer muchas cosas. Hablás con el otro, te moves e interactúas con objetos en la mesa. En cambio, en “The quiet volumen” estas mucho más cerca del otro y haces otras cosas. Es una pieza más madura y nos llevó más tiempo escribirla, casi dos años. Fue difícil crearla. Inclusive hubo que insistir al respecto y representó un gran desafío. Siento que me dejó en un lugar donde puedo hacer muchas cosas que antes no podía. Me dio nuevas herramientas.


-¿Fue tu trabajo más complicado?

– No pero depende del nivel de complicación. Más aún cuando hay relaciones humanas de por medio, de las cuales no voy a hablar. Pero el trabajo depende mucho del “prueba y error”. Fue duro hacerlo pero también lo fue “The extra people”, una pieza que hice el año pasado y fue muy complicada de llevar a cabo.


– ¿Cómo sigue tu gira?

– “The quiet volumen” la llevo a Rio de Janeiro al Festival Panorama, donde la haremos junto con un workshop. Después me vuelvo a Europa, a Alemania donde voy a trabajar con un workshop in Stuttgart. Con “Etiquette” no tenemos más presentaciones. Después, voy a parar. Seguiré presentando algunas cosas que he realizado pero voy a parar un poco.


“Etiquette”.


Autoría y dirección: Ant Hampton y Silvia Mercuriali. Compañía: Rotozaza. Traducción: Alan Pauls. Voces: Darío Tangelson, Mónica Salomon, Mónica Santibañez, Alfredo Alcón y Vivi Tellas. Diseño de sonido: Ant Hampton. Duración: 30’


 Jueves 19 y viernes 20 de octubre. Teatro San Martín. Punto de Encuentro. De 18 a 22 hs.


“The Quiet Volume”.


Autoría y dirección: Ant Hampton y Tim Etchells. Voces: Luz Alganti, Paula Porroni, Diego Jalfen, Boris Villamarín y Ana Baidembaum. Diseño de sonido: Ant Hampton y Tito Toblerone. Producción: Ciudades Paralelas. Coproducción: Vooruit Artes Centre, Ghent. Duración: 60’.


Martes 17 a viernes 20 de octubre. Biblioteca Nacional de Maestros. Pasaje Pizzurno 953.

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