La chinagueña o el rancho de las mutaciones (Teatro)

Más allá de la muralla


Idea y Actuación: Mariela Acosta. Dramaturgia, dirección y puesta en escena: Julio Cardoso. Diseño de escenografía y vestuario: Daniela Taiana. Diseño de Luces: Adrián Cintioli. Música: Mariano Rodriguez. Entrenamiento físico: Cecilia Hopkins. Realización de escenografía y pelucas: María José Crivella. Realización de vestuario: Javier Laureiro. Fotos: Carlos Goldenberg


La Gloria Espacio Teatral: Yatay 890. Viernes, 21 hs


Las fábulas permiten la conjugación de diversos universos que, con la pericia de sus creadores, podrán dar lugar a una creación de alta calidad. Esto es lo que ocurre con “La chinagüeña o el rancho de las mutaciones”, una puesta de alta calidad pergeñada por la dupla Mariela Acosta-Julio Cardoso.


Pero vayamos por partes. La historia relata la vida de tres mujeres que ven como su vida realiza un brusco vuelco a partir de la llegada de un grupo de inmigrantes chinos a Ojo de Agua, un pueblito del sur de Santiago del Estero. Será la influencia directa o indirecta de los usos y costumbres de los recién llegados que tienen en las tres mujeres, un contacto directo para la adopción de aquellas. Tal es el caso de Melba, que adoptó las costumbres chinas como propias. El fanatismo del converso convive con las ideas de quien desea mantener las tradiciones propias, justamente sus vecinos. Doña Fina se ubica en las antípodas y criticará todo lo acontecido. La intromisión de los foráneos que no tienen nada que ver con una tierra que no les pertenece. Finalmente, la joven Fasula, crédula como pocas, ante la voz de mando de un pastor dando lugar a un espacio más alejado de la comedia para acercarse a la oscuridad de lo macabro.


Lo dicho en el párrafo anterior, se condensa en esa gran actriz que es Mariela Acosta, que dota a cada una de las mujeres que corporiza, de una identidad propia, personal e intransferible pero tan reconocible en sus características y particular en su forma.


El texto de Julio Cardoso es de calidad. Va desde ese tipo de humor profundo e irónico pero sin llegar a ser corrosivo para dar paso a momentos de reflexión en tanto a problemáticas universales, que van desde el amor, el agradecimiento, la desconfianza y el miedo al otro, al desconocido. Allí jugará precisamente, con los devenires de una platea la cual estará absorta, concentrada en la pasión puesta por Acosta en la composición de tres personajes diferentes pero con igual sapiencia.

Los mundos creados por la pluma de Cardoso tienen su correlato exacto en el trabajo de Daniela Taiana que crea todos los espacios donde se desarrollan los hechos con precisión. Su “menos es más” le otorga una proximidad exacta así como una identidad propia. Parrafo aparte para la “cabellera” de la china Melba.


“La chinagüeña  o el rancho de las mutaciones” es de esas puestas que todo está en su lugar. Nada sale mal y todo está bien. Más que nada, por un trabajo serio y de calidad en el tándem actuación-dramaturgia-dirección.

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