A la Grecia Colmenares
María Clara es la empleada doméstica de la casa de Malva y Juan Martín, un matrimonio en el que él está enamorado de la sirvienta y su esposa es ciega y pérfida en relación a aquella. Los acontecimientos se irán develando con un buen ritmo en el que la iluminación es factor determinante asi como una escenografía y un diseño del espacio adecuado para que la puesta se vea bien, ajustada y con los climas convenientes, tal cual los solicite la dramaturgia. Esta es ágil y cuenta para ello con un elenco que captó las palabras y los deseos de Pablo Iglesias con esta puesta.
Las situaciones van desde lo bizarro y lo gracioso pero siempre jugando con un marco de seriedad que no es tal. El efecto humorístico obtenido es aún mayor con contextos inverosímiles y resoluciones descabelladas y graciosas. El elenco es sólido pero como siempre ocurre, “el villano” es quien siempre tiene un plus. Aquí no es la excepción con una María Cecilia Miserere expresiva y gestual, que no cae en sobreactuaciones no requeridas pero que dota a su Malva de un tinte de maldad y ternura, en la línea del inefable Pierre Nodoyuna.