La denuncia (Teatro)

Tras los pasos de la ley 

Autoría: Rafael Bruza. Con Marcelo Mazzarello, Federico Cesere, Gastón Ricaud y Marcelo Xicarts. Voz en Off: Claudio Rissi. Pelucas, diseño de máscaras, vestuario y escenografía: Gabriela A. Fernández. Diseño de luces: Pablo Alfieri. Realización de vestuario: Marta Dieguez. Realización de pelucas: Gabriela Guastavino. Realización de máscaras: Guillermina Guardia y Alfredo  Iriarte. Edición de sonido: Adolfo Smith. Música original: Esteban Ruiz Barrea. Fotografía y diseño gráfico: Paco Fernández Sánchez. Asistencia de escenografía: Estefanía Bonessa. Asistencia de vestuario: Carola Correa y Luna Rosato. Asistente de producción y de dirección: Florencia Orce. Producción general: Gastón Caminotti. Dirección general: Claudio Martinez Bel.

Teatro del Pueblo. Av Roque Sáenz Peña 943. Miércoles, 20 hs.


Hay puestas que logran enriquecer aquello que surge como una pequeña historia hacia otros confines por demás insospechados. 
Tal es el caso de “La Denuncia”, en los que cuatro actores llevan adelante la dramaturgia surgida de la frondosa creatividad de Rafael Bruza. Para tal fín, toma una historia real basada en una denuncia acontecida en 1909. Todo ocurrió en la ciudad de Las Flores, en la que una mujer de nombre Angélica Solores se presentó en la comisaría para hacer una denuncia contra Bonifacio Estrella, su ex marido. El motivo de la misma fue que embarazó a su hija mayor para después escaparse con la menor de las niñas, de quince años. Este instante será el disparador de una comedia delirante, de gran comicidad pero con varios puntos a tener en cuenta, lo cual podrá llegar a rozar cierta polémica.

Pero vayamos por partes. Primero diremos que la puesta es tan sencilla como contundente, con pocos y precisos elementos que irán conformando los distintos espacios en los que se desarrollarán los acontecimientos. Al respecto, la iluminación es precisa pero será el vestuario y sobre todo la utilización de máscaras, fundamentales para crear sentido. A través de las máscaras se logrará un efecto por demás sugestivo en relación con el público porque permite un acercamiento al relato, sin que el rostro –y su gestualidad- sea condicionante al respecto. O sea, hay una proximidad pero “hasta ahí”. No se cae en la burla o ni en lo burdo.

En un cuarteto de buenos actores, se destacan los Marcelos. Tanto Mazzarello como Xicarts, de probada experiencia en la comedia y con inquietudes hacia otros géneros. La utilización de las máscaras y el guiño a la Commedia dell’Arte permite una amplia versatilidad a los actores quienes llegarán a dar vida a tres personajes. Inclusive, Xicarts tendrá cuatro a su cargo. En esos momentos es donde se aprecia la dirección de Claudio Martinez Bel que hace sencillo lo difícil.

De más está decir que, al día de hoy, lo que propone “La Denuncia” sería insostenible por los cargos que afrontaría el acusado pero será la forma en que Bruza toma el hecho para convertirlo en una puesta hilarante de principio a fín, lo que se destaca en un primer momento. Se parte que es todo una construcción teatral desde el momento en que se ve todo, inclusive lo que sería el camarín. El humor mantiene ciertos tonos picarescos, con fuertes guiños con el público. Por lo dicho al comienzo del párrafo, el tono de comedia está bien marcado desde el principio, como para atajar cualquier tipo de acusación de banalizar el tema de la igualdad entre los géneros. Inclusive, se relatan los hechos tal cual ocurrieron y cada uno de los espectadores podrá llegar a la conclusión a la que crea. Es más, el programa de mano transcribe de manera textual la denuncia que da título a la puesta. 
A partir de lo absurda de la situación, es apreciable una fina –y crítica- ironía con respecto a los modelos preestablecidos de lo que un “buen” hombre debe ser (lo mismo para con la mujer). Es indudable que, al día de hoy, es imposible no alzar la voz contra lo esbozado en un primer momento pero a partir de la hilaridad de la puesta, se permite una gambeta corta para esquivar cualquier tipo de cuestionamiento relacionado a cierto acartonamiento con respecto a sobre qué se puede hacer humor o tomarse algunos hechos y situaciones. Después de la tira “Maus” de Art Spiegelman, es menester dejarnos de purismos que terminan ubicando a muchos y muchas en esos lugares que critican.

Más allá de la crudeza del hecho del cual se parte, “La denuncia” es de esas puestas que, amén de la excelente comedia que es, tiene diversas aristas a descubrir. Si es necesario volver a verla, no habría inconvenientes. Ya son varios y varias los que la han visto más de una vez….sin arrepentirse de dicha decisión.

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