El detrás de escena de la política
Dramaturgia y dirección: Francisco Estrada. Actuación: Germán Rodríguez. Diseño de iluminación: Paula Fraga. Set electric: Daniel Grilli. Diseño espacial: Ariel Vaccaro y Francisco Estrada. Colaboración artística: Mariana García Guerreiro. Diseño gráfico: Estefanía Piccini. Duración: 60 minutos
El Camarín De Las Musas. Mario Bravo 980. Sábados 21.15 hs.

Por Mariana Turiaci (@turiacimariana)
El hombre está solo y espera. Los fantasmas del pasado lo acechan y el futuro es un horizonte tan inmediato como impredecible. Entre luces y sombras las horas se estiran y el tan ansiado resultado parece no llegar nunca.
En “La era del olvido” un político aguarda la definición de su candidatura en lo que parece ser la habitación de un hotel. Mientras los minutos pasan, habla por teléfono con sus asesores. Recuerda las enseñanzas de su padre (icónica figura conservadora), repasa discursos históricos y ensaya diferentes respuestas según escenarios posibles.
El unipersonal, a cargo de Germán Rodríguez, va develando capa tras capa los vericuetos de la política partidaria contemporánea. Sus estrategias y sus tensiones con la otrora política, cuyos líderes construían una identidad y establecían lazos sociales muy diferentes a los actuales. Ahora, parece que nada es demasiado importante. Los valores se cambian como figuritas, los escándalos se tapan con otros nuevos y la obsecuencia por conseguir un cargo no tiene escrúpulos. Todo, en un contexto plagado de “fake news”, superficialidad, redes sociales e ingenieros del marketing digital que se mueven tras las bambalinas del poder.
La interpretación de Rodriguez no da respiro. Su cuerpo y su voz se articulan para elaborar con precisión cada gesto y movimiento en un continuum poético plagado de matices gracias a la detallada dirección de Francisco Estrada. El ritmo vertiginoso de la obra es fruto de esta versatilidad. Al mismo tiempo, la puesta minimalista centra la atención aún más en el cuerpo del actor y juega con los múltiples sentidos que se le pueden asignar a los objetos en un ejercicio de pura teatralidad. Por su parte, el texto logra su mayor impacto en las huellas que deja en su protagonista.
Hoy en día, la coyuntura tiene varios puntos. El olvido y la memoria son dos caras de la misma moneda y la ambición es desmedida. Las mentiras construidas desde los grandes centros de poder cuentan con la complicidad de una sociedad que, desde hace décadas, ya no cree en sus representantes. “La era del olvido” propone una interesante reflexión sobre estos temas y deja sobrevolando una pregunta, entre muchas: ¿tenemos la política que nos merecemos?