La Falcón (Teatro)

La pasión de una voz eterna
 
Dramaturgia y producción general: Augusto Patané. Con María Colloca, Carlos Ledrag, Florencia Craien, Mónica Driollet y Sofia Nemirovsky. Diseño y realización de vestuario: Paula Molina. Diseño y realización de escenografía: Victor Salvatore. Diseño de iluminación: Cintia Miraglia. Fotografía: Gustavo Maggi. Arreglos musicales: Florencia Craien y Carlos Ledrag. Gestión de subsidios: Carambola Artes Escénicas. Producción ejecutiva: Mónica Driollet. Asistencia de dirección: Diego Torben. Dirección general: Cintia Miraglia.
 
Teatro El Extranjero – Valentín Gómez 3378. Sábados, 17.30 hs.

La carrera de una artista hacia la fama y el reconocimiento general siempre tiene un atractivo especial. Ese camino del héroe/heroína que sabe de obstáculos y sinsabores en pos de una reivindicación que, eventualmente, llega aunque no siempre en tiempo y forma. Tal es el caso de Ana Falcón, la “emperatriz del tango”. 

Dueña de una voz única y un temperamento por demás especial para la época, el texto pergeñado por Augusto Patané pone el acento en la vida de la interprete y su relación con el reconocido compositor Francisco Canaro. La forma en que lleva adelante su crecimiento artístico junto con sus vaivenes amorosos es tan preciso como ilustrativo. Es la heroína que vive y sufre a partir de ese rol predeterminado a una mujer que no puede salir del corset de la coyuntura en la que le tocó vivir, soportando engaños y sufrimientos de variada índole. La foto que ilustra esta crónica es elocuente en tanto capta la esencia de la relación de ambos. La forma en que los ojos de ambos miran planos diferentes de un futuro atravesado por deseos paralelos.
El dibujo de la época es certero en relación al devenir de los hechos, más aún en tanto la presencia de las mujeres en un ambiente machista como el tango y  el “deber ser” que le correspondía. De ahí, la dignidad en su decisión final respecto a su carrera y el amor no correspondido de quien la llevó al estrellato pero no le brindó su corazón tal como ella deseaba. Tampoco debe olvidarse la relación con su propia familia, en especial con su hermana –cantante como ella- que ansiaba las mieles del éxito con menos talento pero –quizás- mayor determinación.
 
La escenografía brinda el marco adecuado en tanto viaja armónicamente entre el estudio de radio, de grabación y una mesa como punto de encuentro donde se desarrolla la acción. Lo mismo puede decirse del vestuario, con la incidencia de sus respectivos cambios. 
Todo se conjuga en un relato dinámico, cortesía de la sensible dirección de Cintia Miraglia al potenciar todo el capital artístico/humano de quienes forman parte de la puesta. Ni hablar de las múltiples lecturas que se pueden hacer en tanto la vida y las decisiones de la cantante. Abrir el abanico del análisis en tanto el contexto y su influencia sobre aquellas “osadas” que querían otro destino para su vida, so pena de partir a un exilio interno del cual se ha escrito mucho, potenciando la leyenda.
María Colocca encabeza el elenco en un mix perfecto de actuación y canto para dar vida a una Ada Falcón que navega por las aguas turbulentas de su sentir, en un tiempo que no era el suyo. Carlos Ledrag es un Francisco Canaro exacto que representa a la perfección al hombre de esa época, que se debate entre la música y sus dos mujeres aunque sabiendo siempre cual sería la decisión respecto de este último dilema. Florencia Craien da vida a la esposa del compositor con corrección al tiempo que, junto a Ledrag, realizó los arreglos para los temas que suenan en la puesta a través de un dúo de guitarras de preci(o)sa interpretación.
 
Leyenda única de la canción, con una vida tan rica como controvertida, Ada Falcón tiene un musical de calidad que hace honor a su legado en la música argentina.

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