El desarrollo de la puesta, basada en los múltiples engaños que sufre Calógero en pos de mantener la ilusión de la vuelta de su esposa, es interesante en su ameno desarrollo. Las mutaciones que Calógero va sufriendo a través del tiempo y el sorpresivo final dan cuenta de lo rica que es la historia de este pobre hombre. El lunar de la puesta se basa en su duración. Con cortes realizados a través de los tangos muy bien interpretados por Karina K (una gran artista que está para más que un par de entradas y cantar unos tanguitos como número vivo), y algunos minutos de más en las escenas, termina extendiendo una puesta que con menos minutos, lograría un resultado más redondo. Tanto Victor Laplace y, sobre todo, Gustavo Garzón (como Otto y Calogero respectivamente) desarrollan con exactitud las tonalidades que ameritan las situaciones vividas por sus personajes pero queda con gusto a poco, el poco tiempo escénico que tienen tanto Sandra Ballesteros como la mencionada Karina K. La escenografía es de muy buen gusto y es compatible a los designios de la puesta.
“La gran magia” tiene un buen libro que, más allá de las buenas actuaciones, cuenta con varios minutos de más que conspiran contra sus propias bondades.