La maldecida de Fedra (Teatro)

“But I still haven’t found….what I’m looking for”


Texto: Patricia Suarez. Con Eleornora Wexler, Maiamar Abrodós y Georgina Rey. Músicos: Griselda Messegué y Bernat Rebés. Diseño de vestuario: Natalia Alayón Bustamante. Diseño de escenografía: Maximiliano Suárez y Marcelo Moncarz. Diseño de luces: Gastón Díaz. Producción integral: Maximiliano Suárez y Marcelo Ricci. Asistente de dirección: Nicolás Asprella. Puesta en escena y dirección: Marcelo Moncarz.


Hasta Trilce. Maza 177. Martes, 21 hs.


Al parecer, el 2015 ha tomado a Fedra como uno de los personajes favoritos a los cuales tomar para distintas puestas. Patricia Suarez concibió un monólogo que se inspira en Enone, uno de los personajes de la tragedia de Fedra y lleva por un destino muy diferente al original. En este caso, Pelegrina, esclava de Fedra, es corrida del lecho de su ama para transitar el desierto en forma de destierro previo antes de la partida de este mundo. Pero en ese derrotero de soledad y dolor frente a la afrenta de su ama donde Pelegrina esboza sus pensamientos y vivencias. Sola, con la compañía de un perro, busca ese amor que no se encuentra.


Es por demás interesante la forma en que Suarez toma un personaje menor, dentro de la tragedia original y le otorga vida propia y personal, al tiempo que mantiene la referencia de Fedra para la concepción de la propia historia. Un viaje a través del desierto en la tierra y en su propio ser interior, la lleva a ser testigo de un amor prohibido al tiempo que no puede ni sabe como es encontrar una felicidad de la cual desconoce su sentir y su significado.


“Escalé las más altas montañas/corrí a través del campo/He gateado y subido las paredes de esa ciudad/solo para estar contigo” cantaba U2 y retrata de manera exacta el sentir de una mujer indefensa en su dolor y su desarraigo. “Pero todavía no he encontrado lo que estoy buscando” cantarían Pelegrina y Bono en un dúo tan heterogéneo como exacto para una puesta tan poética como amplia en sus temáticas. El amor, la felicidad, la traición, la sumisión y la lealtad hacen carne en el cuerpo de una mujer maldecida por quien carga similar estigma.


Eleonora Wexler ocupa el centro del escenario como una loba herida, en el marco de una escenografía despojada y sutilmente iluminada. Párrafo aparte para el excelente aporte musical, a través de los muy buenos arreglos de violonchelo y violín a cargo de Griselda Messegué y Bernat Rebés. La creación de climas es sublime pero siempre con la omnipresencia de una Wexler que da cuenta de su versatilidad como actriz en los matices con los que dibuja a su personaje. Una actriz en la búsqueda constante de nuevos desafíos.


“La maldición de Fedra” es una puesta que tiene todo en su punto justo, donde no falta nada y tiene todo para conmover y reflexionar en partes iguales.

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