“Levantar fierro” (Teatro)

Cuando la mentira es la verdad….

Autoría: Andrés Binetti y Mariano Saba. Actúan: Thiago Abalo, Daniel Creche, Susy Figueroa, Alejandro Vernis y Florencia Wermus. Diseño y realización de vestuario: Abril Baroli. Diseño de escenografía: Agustina Carranza. Música En Vivo: Fran Teclas, Geronimo Tolosa, Ai Umeda. Diseño De Iluminación: Emily Graf. Diseño gráfico: Julieta Zanelli. Asistencia de dirección: Catalina Solis. Community Manager: Brisa Hunglinger. Dirección: Rodrigo Sassano. Duración: 50 minutos.

Teatro Azul. Av. Corrientes 5965. Domingos, 17 h.

Allá lejos (o no tanto), Litto Nebbia cantaba que “Cuando no recordamos lo que nos pasa, nos puede suceder la misma cosa”. Ni hablar si esto mismo pasa a través de los años y se termina grabando en la mente de las personas. El “boca en boca” es constante, en ocasiones, sin preguntarse respecto a la veracidad de los hechos. Si a esto le añadimos el aura de los protagonistas y los damnificados, se termina dando por sentado el relato al 100%.

La acción se desarrolla en un cuartel de bomberos en Ingeniero White. Bernardo y Horacio, dos de sus integrantes en una discusión. El segundo mira como el joven desea ir a la fiesta de una chica nacida en “cuna de oro” a la que “siempre quiso y nunca pudo amar”. La diferencia de edad es evidente. Las vivencias también. Tal es el caso del incendio del prostíbulo “El tiburón”, siniestro que quedó, no solo impune sino que se llevó la vida de Ángel, un bombero que cumplió su sagrado deber.  

Las cartas están echadas. Ese “nosotros” y “ellos” se enmarca en la tan mentada brecha social en que la justicia es absolutamente miope en tanto sentencia y hechos que le suceden a unos y no a otros. Los naipes van y vienen pero quienes mantienen el deseo de memoria, verdad y justicia son Marta y Ema, dos prostitutas sobrevivientes del desastre. Ahí es donde vuelve a jugar el tan mentado “sentido común” y pregunta “¿quién detenta la verdad, dos prostitutas o quienes dictaminaron las causas del fuego? Si estos últimos están relacionados con una petroquímica de renombre, no hace falta indagar mucho más quien se va a llevar la razón.

En lo que siempre fue su marca de fábrica, la rica pluma de esa dupla prolífica que fue la de Andrés Binetti y Mariano Saba oscila entre el humor y la tragedia, la realidad y la ironía. Pero siempre, con una pizca de veneno en cuanto a los deberes de los protagonistas y lo impoluto de sus comportamientos. En esta ocasión, se mete en una coyuntura político-social con límites bien establecidos y diferenciados. Tanto lo son que ya forman parte de ese cúmulo de verdades no escritas con las que se crece. Plantea esas preguntas tan incómodas que ameritan una aguda reflexión y aún así, nadie quedará satisfecho. Si el amor mete la cola en la historia, estamos hechos.

La dirección de Rodrigo Sassano es precisa. Todo se desarrolla con dinamismo, sin ningún ribete artificioso que quite la atención de lo narrado. El elenco es de calidad, con personajes realmente entrañables en tanto llegan a tensar sus propias impresiones aún sabiendo lo que ha ocurrido. Tal es el caso de Marta (Susy Figueroa) y Bernardo (Thiago Abalo). Párrafo aparte para el excelente aporte musical del trio Fran Teclas, Geronimo Tolosa y Ai Umeda.

Dice la canción que “Si la historia la escriben los que ganan, eso quiere decir que hay otra historia: la verdadera historia”. Por eso, apenas finaliza la función, el aplauso es fuerte y agradecido. “Levantar fierro” llama a responder interrogantes incómodos sin miedo, pese a quien pese, más allá del riesgo, en vínculo directo con la coyuntura liberotaria que se vive. “Quien quiera oír, que oiga”.

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