Raimundo Morte: Teatro entre Barcelona y Buenos Aires

La pandemia afectó a todo el mundo. El teatro no podía estar ajeno a esta situación. Al respecto, hablamos con Raimundo Morte, joven director catalán que está presentado «La brisa de las ramblas» por streaming en vivo. 
Morte (que estudió tanto en España como en Argentina y tuvo como maestros a Rubén Szuchmacher, Mauricio Kartún, Emilio García Wehbi y Alejandro Catalán), brinda un panorama del teatro por las redes sociales, la vida en medio del coronavirus y como se vive el aislamiento en Europa. 

-Raimundo, contame de tu nueva obra “La brisa de las ramblas”.
-Hace ya más de un año le pedí a Emiliano Pastor si tenía algún texto para presentar una obra a Microteatro BsAs. Me envió uno que había escrito para un encargo de Buenos Aires con Aleix Aguilà. No nos seleccionaron, pero junto a Mariángeles Bonello y Pamela Rodríguez comenzamos a montarla. Cuando íbamos a comenzar a hacer funciones en el teatro El Club, esa semana comenzaron a cerrar los espacios por la pandemia. Obviamente el estreno en vivo de la obra completa no tuvo lugar porque fue un confinamiento definitivo, pero ya confinadxs, a los pocos días, les propuse a las chicas seguir trabajando. Tratamos de hacerlo, pero al mes una de ellas prefirió dejarlo, por todo lo que implicaba trabajar de ese modo. A los dos meses, volvió y comenzamos a hacer la obra en formato audiovisual, con las chicas filmándose ellas mismas. En ese momento apareció la convocatoria de la plataforma Teatro Uaifai, a la cual nos presentamos con esta obra y con “Otra mala noche”. Fueron ambas seleccionadas y ya llevamos más de dos meses haciendo funciones todos los viernes.
Hubo momento intermedio en ese proceso que fue muy importante para el proyecto, que fue la llegada de Florencia Solari tras una función de diez minutos que hicimos en la sala Batato Barea del Rojas (Festival teatro d10). Estábamos buscando desde hacía un tiempo una asistente de dirección que pudiera seguir el proyecto cuando yo volviese a Barcelona en abril. Tras ver a las chicas, nos dijo Florencia que podía aportar al proyecto y así fue. De hecho, la forma en la que hemos trabajado acabó siendo de igual a igual. La visión de Florencia, como actriz, coach actoral así como su meticulosidad y su punto de vista femenino, le dio un giro fundamental al proyecto de “La brisa de las Ramblas”, tal como que existe actualmente.
 
– ¿Cómo fueron los ensayos y la concepción de la puesta?
-En principio, mi enfoque fue sobre la idea de seres encerrados en sí mismos;hay algo que siempre ha articulado todos los proyectos en los que he estado trabajando hasta el presente que es la honestidad. Primero hacia nosotrxs mismxs y después hacia las demás personas. Esto es algo fundamental porque justamente se trata de dos personas que se revelan a sí mismas y a la otra, en el proceso de su encuentro y su vivir. 
Hubo una primera necesidad que descubrimos al comenzar los ensayos presenciales. El material original de Aleix y Emiliano eran diversos bloques de monólogos que nos condicionaban a un ritmo de largos parlamentos de similar magnitud y dificultaba la circulación energética a través del ida y vuelta. Así fue que comenzamos a realizar ajustes hasta llegar al texto presente.
Con respecto a la elección de Mariángeles y Pame, en el primer caso la había visto actuar en el estudio de Alejandro Catalán en diversas ocasiones. Ví su seriedad y compromiso, lo cual fue determinante. Pame era una persona cercana de la cual sabía de su talento, así que confié en esa intuición.
Hubo otro punto importante de inflexión qué fue la función del Festival D10 que hicimos la Batato Barea. Ahí nos dimos cuenta que cortar diez minutos de la obra por si solo no generaban un material suficientemente convocante e interesante. En ese momento fue cuando decidimos primero realizar la versión definitiva de 20 minutos de la obra haciendo un análisis más exhaustivo de lo que sucedía y de lo que era fundamental dramáticamente. Tras la incorporación de Flor comenzamos a descubrir más y más capas que el material iba develando más allá de la primera impresión, el cual presentaba personaje superficiales, pero que viven circunstancias fácilmente empatizables. De hecho, al día de hoy se me siguen revelando nuevos matices en las funciones. Eso habla muy bien del material original de Aleix y Emiliano.
 

Noche de salida para dos en «La brisa de las ramblas»

 -¿En qué momento decidiste hacerla por streaming?
-Cuando nos dimos cuenta que el confinamiento iba a durar más de lo que nos gustaría y que el encuentro presencial era algo que no sabíamos cuando iba a suceder. Habíamos hablado sobre la posibilidad de hacerla en vivo, pero Teatro Uaifai fue un concreto que nos dio el foco del formato y la fecha límite.
 
– ¿Te imaginas como sería “La brisa…” en vivo?
-Sí. de hecho existió. Ahora que estoy en Barcelona ya comenzamos a ensayar con otro elenco la segunda parte del texto, que escribí durante el confinamiento. Es interesante el contraste del teatro y el streaming, porque en realidad éste último nos aporta una materialidad muy específica que es el interior de la casa de cada actriz con la cual hemos trabajado. En cambio, en la teatralidad teníamos que ser más sintéticxs. Generar una mayor abstracción, así que el streaming se acerca más en ese sentido al cine, pero manteniendo el vivo de la teatralidad.
 
– Tengo entendido que estas con otra obra como “Otra mala noche”. 

-Sí fue un proceso paralelo al de la «Brisa de las Ramblas». En este caso partimos de un texto de Albert Tola que adaptamos a nivel de extensión y de contexto tras el confinamiento. Decidimos que la personajes fuesen dos astronautas que nunca se encontrarían físicamente, al igual que lxs actorxs. 
Igual que con “La brisa de las Ramblas”, el vínculo que generamos presencialmente fue fundamental para continuar con el proceso porque el contexto era muy agradable, con mucha empatía y ganas. Había una total predisposición al trabajo. Progresivamente fuimos encontrando este material, con mucho para descubrir tal como era el espacio. Armamos la estructura que tenemos actualmente, con un principio y un final -que han ido evolucionando-,  con la sumatoria de que el público puede elegir entre dos finales por votación en un punto de la función. La obra está en un momento de madurez y precisión del que estamos muy contentxs. De hecho, lo estamos con ambas puestas.
 
– ¿Te cambió en algo tener dos obras en streaming respecto a si hubiesen sido ambas a nivel presencial?
-Sí. El cambio fundamental es que las hemos podido realizar y puedo asistir a las funciones. Hace ya cuatro meses que volví a Barcelona desde Buenos Aires y he podido seguir el proceso en las mismas condiciones que las actrices y las asistentes, por suerte o por desgracia. Digamos que la intención original era que las obras quedasen montadas a finales de marzo, y que los equipos de trabajo siguiesen con mi asistencia digital desde Barcelona a partir del 8 de abril. Pero bueno, el contexto y las circunstancias cambiaron. Me quedé dos meses y medio más en Buenos Aires y, dada la posibilidad de salir del aislamiento viniendo a Barcelona, tomé esa carta.
 
-¿Cómo te sentis respecto al uso del streaming para presentar obras? Más que nada por esa cuestión de si se puede decir si “es teatro o no”
-Lo que más se acerca a una respuesta es que no sabemos qué es. Tiene componentes de ambos -así como de todas las demás artes- pero es un formato que está por explorar y descubrir. Tiene las potencialidades y limitaciones de ambos que, en sinergia, generan algo nuevo. Para mí el proceso no fue nada traumático, más allá de lo que implicó el aislamiento personal y separación de personas queridas que creaban sentido a mi presencia en Buenos Aires. Como proceso creativo fue bastante orgánico, ya que anteriormente trabajaba como realizador audiovisual y editor de vídeo así como Video Jockey. Fue simplemente volver a herramientas que ya conocía, pero en vivo. Además tiene un valor nada menospreciable, que es la posibilidad de reunirnos en condiciones de aislamiento, artistxs y público en el post función. Personas que viven en lugares diametralmente opuestos del mundo compartiendo un sentir.

 

«Otra mala noche», la segunda obra de Morte

 -¿Cómo estás viviendo la pandemia y el aislamiento que hubo?
-Fue un proceso fundamental de autoconocimiento y de autocontención. Un lugar de no escape de mis escapes, en el que afortunadamente tuve la presencia, primero de Tito y María, mis compañerxs de casa, y luego, aunque fuese digitalmente de otras personas queridas, entre ellas ambos elencos. Debido a la extensión indefinida del confinamiento en Argentina y la previsión de no apertura de los teatros decidí volver a Barcelona, donde el confinamiento fue muy distinto. De hecho no tuve confinamiento luego de los 14 días obligatorios al llegar, así que llevo afortunadamente cuatro meses de vida relativamente normal.
 
– ¿Cómo está la situación en España, y en Catalunya en particular?
-Mascarillas por todos lados. Más desempleo, casi no hay turismo. La movilidad entre países está muy reducida pero la verdad que, por lo demás, hay muchas cosas que creo que han mejorado bastante. Las personas se han acercado más, paradojicamente en momentos de distanciamiento social. No ha quedado otra
 
 – ¿Hubo apoyo del Gobierno para la actividad teatral frente al cierre de salas por el aislamiento?
-Por lo que me han ido contando compañeros del sector, han ido cerrando muchas salas; las que están abiertas, abren a mitad o menos de aforo y con medidas de prevención, así que la situación sería peor que antes. Le tengo fe a la hornada de argentinxs, muy amplia, que han ido llegando a Barcelona, para que seamos capaces de crear un off acá que casi no existe y también un público que se conecte con él y lo demande.
 
– Estuviste estudiando con Rubén Szuchmacher en Buenos Aires. ¿Cómo recordas esa experiencia?
-En 2013 comencé a dirigir obras de teatro sin haber tenido una formación previa, igual que antes había dirigido obras audiovisuales sin tampoco haber tenido la formación formal en la materia, sí tangencial. Con Rubén fue mi primer encuentro con lo que era la puesta en escena y todas sus bases. Tanto su persona como la claridad con la cual transmite los aspectos básicos de la puesta fue un fundamento genial que agradezco muchísimo. A nivel humano también es una persona a la cual tengo mucho cariño
 
– ¿Sos un director que escribe o un dramaturgo que dirige?
-Todas las obras en las que he trabajado, desde la primera que fue un solo. tenía una dirección y un ojo externo de mis compañeros de escuela. Siempre hubo una influencia fundamental de las personas con las cuales las realizaba. Por eso creo que «director» o «dramaturgo» se quedan cortos. El teatro es una tarea colaborativa y si es cierto que en las obras las que trabajo realizo tareas de dirección, suelo hacer dirección artística, dramaturgia y a veces de actuación, que están muy atravesadas por la participación de las demás personas. Si tuviese que elegir un rol tal como los que conocemos, sería el de dirección, ya que el teatro aúna todas las artes que aprendí previamente: dibujo, pintura, cómic, ilustración, fotografía, canto, danza, escritura, animación, vídeo en vivo, etc.
 
 – ¿Te imaginas como será el “día después” de la pandemia?
-Digamos que llevo viviendo cuatro meses de día después de la pandemia porque tengo la sensación extraña, al estar aquí en Barcelona, de que es casi como si no hubiera pasado nada. Pese a todas las limitaciones que nombré previamente, y la mascarilla que tengo ahora mismo puesta mientras dicto a mí transcriptor de Gmail estas palabras, lo demás es extrañamente normal.
 
“La brisa de las ramblas”.En vivo por streaming.
Teatro Uaifai (Plataforma digital).
Viernes, 22 hs. Entradas: $ 350
Reserva: http://www.teatrouaifai.com/


“Otra mala noche” En vivo por streaming:
Teatro Uaifai (Plataforma digital).
Viernes a las 20 hs. Entrada:  $350
Reserva: http://www.teatrouaifai.com/

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