El “jogo bonito” del amor
Dramaturgia: Andrés Gallina. Con Manuela Méndez e Iván Moschner. Música en vivo: Patricia Casares. Asistencia de dirección: Naiquén Aranda. Iluminación: Facundo David. Música original y diseño sonoro: Patricia Casares. Letra de Entre las olas: Andrés Gallina y Matías Moscardi. Escenografía y vestuario: Isabel Gual. Realización de escenografía: Facundo Guerreschi. Fotografía: Muma Casares. Diseño gráfico: Santiago Moscardi. Dirección: Fabián Díaz.
Reservas: lossdiasdelafragilidad@gmail.comDomingos, 17 hs
Una historia de futbol y amor pero diferente a lo que uno puede imaginar. La épica va más allá de la obviedad de un gran estadio o un gol. Inclusive, esto podría ser un adorno frente a lo-que-realmente-ocurre. El gesto pequeño y la sutileza de ese amor que combina deseo y timidez son parte fundamental de la historia.
Ella es una centrodelantera insaciable, al mejor estilo Zlatan Ibrahimovic, y su más acérrimo seguidor. Aquél que es incapaz de proferir palabra pero que demuestra una devoción pocas veces vista. Una sinceridad que atraviesa al amor más puro, aquél que se siente desde las entrañas. Que va más allá del sexo o inclusive de esa competencia en pos de poseer al otro, amor de por medio. Igualmente, la historia tiene el condimento propio del fútbol, con sus códigos y el partido en el que se juega más allá que la victoria o derrota frente al rival. Esa combinación de fortaleza y fragilidad para encarar los desafíos que se presentan. Ya sea un partido contra un combinado por demás peligroso o simplemente mostrar los propios sentimientos.
El poema concebido por Andrés Gallina hace los honores de poner en palabras, los sentimientos que atraviesan a ella y al Mudo, tal como se lo conoce a ese hincha de expresivos ojos claros y redondos, como una número cinco. Esos cuerpos que se atraen y repelen en un principio, como si los planetas no estuviesen alineados, tal como se necesitaría.
Pero será Fabián Diaz quien tome la poesía de Gallina para hacer de la sencillez y la sutileza, un culto. El “menos es más” dota de mayor contundencia a las palabras. El escenario es simple. Un poco de césped sintético, un símil alambrado y varias pelotas. A quien le guste el futbol, sentirá –inclusive- ese cosquilleo de querer tocar el balón, solo entendible para quienes amamos este deporte.
La música a cargo de Patricia Casares enriquece a la puesta en su carácter lúdico.
Las actuaciones son exactas. Manuela Mendez es esa “número nueve” tan feroz en el área rival como intrigante en su devenir. Iván Moschner dota de precisa sensibilidad a ese “Mudo” tan querible desde el otro lado del alambrado. No cae en la inocencia de “El hincha” sino que le hace una gambeta corta para encarar por otro punta y ser mucho más “real”.
Disfrutable de principio a fin, “Los días de fragilidad” es de esas obras que hace de la precisión un culto. Tiene todo en su lugar. No hay tiempo de descuento sino que el silbato final suena en el momento adecuado.