Mundos internos de soledad plena.
Dramaturgia y Dirección: Juan Andrés Romanazzi. Con Paula Fernández Mbarak e Iván Moschner. Música: Gabriel Motta. Vestuario: Julia Camejo. Iluminación: Leandro Crocco. Espacio: Camejo-Crocco-Romanazzi. Asesoramiento técnico: Mariano Assef. Fotografía: Chroma Fotografía. Diseño gráfico: Bárbara Delfino. Asistente de Dirección: Iñaki Vergara. Producción: Carola Parra.
El Portón de Sánchez, Sánchez de Bustamante 1034. Lunes, 21 hs.
Las historias de aquellos que son el lado B de la felicidad artificial que se visibiliza en las redes sociales, suelen tener especial interés. Más aún cuando la platea es consumidora de plataformas varias en las que las relaciones se basan tanto en el deseo de conocer una persona afín y en las estrategias (y tácticas) de seducción para lograr la satisfacción del mismo. Será en este linkeo, extensible a otras esferas de la cotidianidad, donde radica la potencia la puesta.
Ella y él no tienen nombre. Probablemente sean esa parte de nosotros –inclusivo- que, más de una/o, no lo admitiría nunca. La forma en que se conocen y establecen un vínculo se ancla en esta coyuntura de contactos mediados por una pantalla. Ambos cargan cruces de distinto tamaño y peso, que bordean límites varios. Ese hombre que ancla su vida a un pasado no pisado y busca una compañía que le permita salir de su confinamiento, se relaciona con una mujer de verba constante y amor a los libros.
El espacio cuenta con un tratamiento adecuado para la creación de dos mundos a punto de colisionar. La delicadeza con que se trabajaron tanto la iluminación como la escenografía son por demás destacables, al igual que un vestuario preciso en el diseño de los personajes.
La pluma de Romanazzi es tan minuciosa como sensible en los numerosos planteos que realiza en lo que relaciones humanas se trata. Desde la presentación de los enamorados (¿o necesitados?) hasta las dudas que atraviesan frente el tan deseado momento y el futuro que los espera a la vuelta de la esquina, con esa imprevisibilidad que tiñe las grandes expectativas. La poética de su escritura potencia las “particularidades” de estos dos seres, logrando el doble efecto de acentuar lo sórdido de algunos aspectos al tiempo que lo hace más reconocible sin perder la sutileza. Todo esto, con una velada resignificación del concepto «amor» no tanto como ese sentimiento de intensa atracción afectiva y sexual sino como la necesidad de «tener alguien al lado».¿Es eso «amor»?
El oído atento capta cada palabra y cada tono de un texto atrapante que es llevado adelante por dos grandes intérpretes. Paula Fernández Mbarak había sido la protagonista de la excelente “Las promesas”, la primera entrega de la trilogía “De las veces que imagino”. Una gema por donde se la quiera ver. Ahora, vuelve a ser de la partida con la calidad interpretativa que le es reconocida. De los mejores actores que se pueden ver hoy en día en su versatilidad, Iván Moschner se une a la dupla Romanazzi- Fernández Mbarak para crear un ser con luces y sombras que busca salir de su cárcel interna y una relación por demás polémica con su madre.
En una temporada –lamentablemente corta- de cuatro funciones para la que es una de las mejores puestas del año, “Los secretos” logró un fuerte impacto en la cartelera del teatro independiente. A fuerza de un texto bien logrado y actuaciones acordes, se espera su próxima vuelta para el 2022 y/o eventualmente, adquirir la localidad correspondiente para la última función del lunes 6 de diciembre. Si hay tiempo, no duden de ir al Portón de Sánchez. No se van a arrepentir.