Nadie puede y nadie debe…
Sobre textos de Fernanda Laguna. Con Sol Fernández López. Diseño de sonido y música original: Carmen Baliero. Diseño de escenografía: Cecilia Zuvialde. Diseño de vestuario: Paola Delgado. Diseño de luces: Adrián Grimozzi. Diseño gráfico: Sergio Calvo. Fotos: Nadia Mastromauro. Asistencia: Luciana Córdoba. Adaptación: Luciana Mastromauro y Sol Fernández López. Dirección: Luciana Mastromauro
Teatro Beckett. Guardia Vieja 3556. Jueves, 20.30 hs
La vida pública y la privada son diferentes y, en ocasiones, pueden tener una convivencia armónica, sin problemas una con la otra. Igualmente, esta distinción la hacemos todos y todas en tanto tenemos ambas, sin necesidad que uno sea una figura pública.
Tal es el caso de la profesora de literatura Fernanda Rosetti, que cumple con todos los requisitos que exige la sociedad para constituirse en miembro «respetable» (?) de la misma pero no es feliz. Adolece de “soledad extrema” que busca paliar de diversas formas.
La búsqueda del amor de Fernanda es bien reconocible, no exenta del toque de humor y parodia que tiene la situación. Su existencia gira en torno a ese deseo/necesidad asi como las historias que crea en su mente respecto de esa relación en ciernes. Las ilusiones a flor de piel cuando se conoce a alguien y las esperanzas ante ese potencial comienzo de “algo”. Es amar y ser amado/a, el compañerismo, el vínculo y todo lo que se mueve en todo noviazgo.
Tal es el caso de la profesora de literatura Fernanda Rosetti, que cumple con todos los requisitos que exige la sociedad para constituirse en miembro «respetable» (?) de la misma pero no es feliz. Adolece de “soledad extrema” que busca paliar de diversas formas.
La precisa adaptación de los textos de Fernanda Laguna da cuenta del impacto de la soledad, con la consabida presión social -¿y personal?- de «estar en pareja», amén del afán propio. Lo consciente e inconsciente que atraviesa la cabeza de quien realiza ese pedido que roza la súplica y vive/sufre todo aquello que despierta las más profunda expectativa. El dique de la emocionalidad a punto de implosionar sin que las esquirlas salgan del cuerpo, con todas las consecuencias que puede tener. Es ahí cuando aparece la risa incomoda frente a una situación que se ha vivido (¡seamos sinceros!) o se está atravesando, pero también como forma de evadir un golpe de feroz y certera realidad.
La combinación de ponzoñosa hilaridad y cruel reflexión alterna su visibilidad con exactitud, sin caer en el golpe bajo de la tristeza o la carcajada jocosa con un toque de burla. Por el contrario, permite la construcción de un personaje tan cercano como querible. Sol Fernández López le pone el cuerpo y el alma a esa mujer que busca y no encuentra, con oficio y sensibilidad. La dirección de Luciana Mastromauro privilegia sabiamente el “menos es más” para lograr que el relato tenga mayor contundencia. Al respecto, la iluminación es fundamental para crear los climas adecuados. Tanto Fernández López como Mastromauro cuentan con sólidos pergaminos actorales, tal como haber participado de ese combo excelente como el Colectivo Escalada, que encabeza Alberto Ajaka y en puestas como «Marat Sade» o «Luisa se estrella contra su casa», respectivamente.
“Me encantaría que gustes de mi” es un sentido unipersonal que visibiliza el lado solitario que todos tenemos tanto como la satisfacción de un anhelo propio tan encomiable como complicado, tal como somos los seres humanos.