Ningún cielo más querido (Teatro)

Fabula y realidad


De Carlos Balmaceda. Con Ramiro Cárdenas, Diego Cosin, Rubén Estévez, Ricardo Galizia, Jorge Nolasco y Jorge Schwanek. Diseño de vestuario: Alejandro Mateo. Producción de vestuario: Fernando Gaba Theuler. Escenografía: Verónica Grau y Andrea Cataldo. Diseño gráfico: Fernando Travieso (BFF Digital). Fotografía: Carla Moroni. Producción ejecutiva: Marisa García. Prensa: Carolina Alfonso. Asistencia de dirección: Carla Moroni. Dirección general y puesta en escena: Rodrigo Cárdenas.


El Ópalo Espacio Teatral. Junín 380. Viernes, 21 hs.


Malvinas es un tema muy caro para el corazón de los argentinos. Pero en este caso, será el lugar donde se desarrollen acontecimientos que entrecruzaran la fantasía delirante y una cruda realidad. Cinco kelpers desean realizar la revolución socialista pero están a contramano del reloj de la Historia. Corre el año 1982 y no es el mejor momento para querer llevar el socialismo a una isla que será escenario de una guerra.


La puesta tiene toques de comedia atravesados por una reflexión acerca de un giro histórico improbable pero que permite reflexionar sobre algunas cuestiones que trascienden a la pregunta “¿Qué pasaría si….?”. La ironía y el guiño a cuestiones políticas es constante. Los kelpers serán una manifestación palpable de una izquierda que nunca se puso de acuerdo para nada pero que, también, olvidaba a sus componentes como individuos que no deseaban someterse ciegamente a las órdenes del Partido. Más aún cuando se encuentran en la dicotomía de tener que decidir a quien apoyan frente al conflicto bélico, si a los colonizadores británicos o los argentinos con el ejército de una dictadura que representa todo lo contrario a lo que piensan. 

La guerra hará que se topen con un soldado argentino al tiempo que dejará flotando en el aire la justicia de la reivindicación de la soberanía de las islas pero con las reservas acerca de quién lleva a cabo este propósito. Será el momento de ese encuentro en el que la puesta encara su tramo de mayor complejidad de la cual sale airosa a través de un humor bien dosificado con la tragedia del caso, pero sin caer en el golpe bajo o en la obviedad.


La escenografía es austera pero correcta. Los objetos utilizados enmarcan con precisión cada escena. La iluminación tendrá su momento para lucirse en tanto y en cuanto a los climas que propone la puesta. Con actuaciones acordes y una dirección exacta en cuanto a los climas que propone la puesta, “Ningún cielo más querido” pone el dedo en la llaga en temas que, al día de hoy, todavía cuesta plantear sin abrir heridas no cicatrizadas.

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