Mi único héroe en este lío.
Dramaturgia y dirección: Leticia Coronel. Actores y creadores escénicos: Julián Vila Graca, Mathias Percat, Matías Coronel y Vicente Pérez. Diseño coreográfico: Vicente Pérez. Vestuario: Uriel Cistaro. Diseño gráfico: Manuel Mateu. Diseño audiovisual: Trinidad Falco. Colaboración artística: Damiana Gamarra, Manuel Fuster y Maira Annoni. Diseño sonoro: Moreno Curubeto. Diseño de iluminación: Paula Fraga. Producción ejecutiva: Leticia Coronel, Manuel Fuster y Damiana Gamarra. Asistencia de dirección: Jennifer Hernández.
Teatro El Extranjero: Valentín Gómez 3378. Domingos, 18 h.

En los vínculos entre las personas, suele haber relaciones particulares que se establecen a partir del amor, la amistad y la camaradería, no exenta de cierta admiración. Pero no de ésa a la que se le puede tener a un ídolo deportivo, de la música o la política. Es más cercana, casi cotidiana.
Leticia Coronel lleva adelante el legado de Juan Carlos, “El gordo”, abatido por la policía -tras una entradera- y mejor amigo de su hermano Leonel. Será justamente una oda a la amistad, al barrio y a los gustos comunes que tiene un grupo de cuatro chicos que se reúnen para recordarlo. Es ese tipo de homenajes que solo aquéllos que viven en un barrio, saben que puede llevarse a cabo. El recuerdo de lo bueno y lo no tanto, pero destacando el carácter humano de quien ha partido de esta Tierra. En ese ítem se dividirán las aguas de “lo bueno” y “lo correcto”, que no es lo mismo.
Los cuatro amigos rememoran esos tiempos que no volverán. Apelan a una sensibilidad propia de quienes se han criado en cierta marginalidad. Donde el duro tiene que serlo para no terminar en el zanjón de los olvidados, perdidos en el sueño de los sin jeta. Buscar al Gordo como referencia a seguir porque la inocencia ha sido ultimada por la dolorosa bala de la cruel realidad. Los refugios serán, no sólo el grupo de los que siguen en la tierra de los (sobre) vivientes, sino esos resquicios donde nada ni nadie los podrá doblegar. Una gambeta de Juan Román Riquelme, la cumbia o el rock de Pity Álvarez.
Justamente, la música es fundamental en esta creación en tanto la elección del ex líder de Viejas Locas e Intoxicados para musicalizar lo que ocurre sobre tablas. Sorprende gratamente la elección del “Génesis” de Vox Dei que brinda un marco de espectacularidad en medio de la catarsis de los que usan sus cuerpos para paliar el dolor. Danza y palabra para ese futuro que está por venir y no se presenta de la mejor manera. Algo que es de lamentable actualidad.
El cuarteto conformado por Julián Vila Graca, Mathias Percat, Matías Coronel y Vicente Pérez deja todo arriba del escenario. Visceralidad y talento puesto al servicio del baile que exorciza el dolor. Cada uno, de manera particular y personal. Una fotografía mira desde el fondo del escenario como si fuera ese ideal que quedó recortado en el tiempo. La iluminación es fundamental en la creación de climas. Inclusive, la utilización (total) del espacio hace que se esté más cerca de un cielo del cual «El Gordo» estaría viendo todo. Emoción que trasciende el hecho en sí y se vincula con una pérdida que uno haya tenido hace poco. El efecto es devastador, en tanto cala hondo en cada uno.
“Ojos látigo” es un ritual hecho puesta en el que “pueden venir cuantos quieran, que serán tratados bien”. Profanadores que desafían el tiempo en tanto procurar tener aquello que vivirá siempre en los corazones.