No. Porque esta literalidad le quitaría la frescura a una travesía onírica femenina. ¿El barco, será tal? En todo caso, ¿por qué debería serlo? Realidad y ficción se entremezclan con ambientes diversos en que la pasión, los deseos y las expectativas se funden en una puesta que recrea los climas de aventuras de las viejas novelas. Ese barco –o lo que sea-, bordea la escotilla con similares creados por Robert Louis Stevenson, por retomar a algún clásico del género. “Pléyades” te “pega”. De alguna u otra manera, plantea interrogantes y curiosidades nuevas tanto en hombres como en mujeres, con las particularidades de cada género.
Con un vestuario colorido, cuidado y de muy buen gusto, las muy buenas actuaciones dotan a la puesta, de frescura, colorido y los matices de cada uno de los personajes, que variarán en sus edades y características. La más joven mirará con ojos enormes, que no quieren perder detalles de lo que se vive al tiempo que esos rasgos cambiarán a medida que pase el tiempo y la ilusión se mixture con el denominado crecimiento. El diseño del espacio es de muy buen gusto, permitiendo que el espacio contribuya al enriquecimiento de la puesta en tanto aprehensión de la misma por los espectadores.
“Pléyades” es de esas puestas que son para vivir y sentir e incluso, para ver más de una vez, incluso, con los ojos cerrados de la vista pero abiertos de la percepción.
Muchisimas graciassssssss! Que felicidad, que hayan participado de nuestro viaje y que lo hayan disfrutado de ésta manera. Una vez más gracias por tan hermosa crítica