Los unos y los otros
Dramaturgia y dirección: Fernando Rubio. Con Julián Calviño, Pablo Gasloli, Andrea Nussembaum, María Lourdes Pingeon, Jorge Prado, Natalia Salmoral y Martín Urruty. Diseño de escenografía: Fernando Rubio. Realización de escenografia: Santiago Rey. Realización de video: Gabriel Lichtman. Música: Pablo Dacal. Asistencia de dirección: Florencia Carreras. Producción: Ramón Barranco, Marion Ecalle y Niko Vasiliadis
Timbre 4. Mexico 3554. Lunes, 21 hs.
Ellos hablan, relatan una historia. Se presentan en la antesala del teatro y nos conducen al lugar donde se desarrollarán los acontecimientos. Ropas de distintos estilos y tamaños conformarán el espacio completo. Inclusive, cuando se tenga que cortarlo en distintas partes, la ropa será el punto fundamental de separación de ambientes.
Cada personaje hablará desde su lugar pero dirán lo mismo -casi- al mismo tiempo. La cacofonía brindará un sentido nuevo a las palabras, sus matices y la diferencia en su alocución. Un hombre, dos amigos, una vecina, un fotógrafo y un accidente automovilístico. Ese hombre que perdió a su familia en ese accidente y que decide reconstruir sus historias a partir de sus ropas, con pequeños textos.
Las consecuencias del siniestro no solo atravesarán al damnificado y a su familia muerta sino también a otras tantas más, desconocidas.
Cada una de las prendas tendrá su respectiva historia pero no en tanto mundo fashion sino por quien la ha habitado con anterioridad para brindarle la impronta personal de quien la usaba. Allí es donde caben millones de historias al tiempo que la vida y la muerte juegan con los destinos de los mortales en esta Tierra.
Cada una de las prendas tendrá su respectiva historia pero no en tanto mundo fashion sino por quien la ha habitado con anterioridad para brindarle la impronta personal de quien la usaba. Allí es donde caben millones de historias al tiempo que la vida y la muerte juegan con los destinos de los mortales en esta Tierra.
Una vez dentro del escenario, cada uno tomará la palabra desde un micrófono para que después, se fragmente el espacio para un relato más personalizado de los hechos, incluyendo silencios, miradas y palabras, que pueden llegar a ser devastadoramente emotivas. La iluminación, amplia, blanca y exacta, no quita intimidad. Por el contrario, se creará inclusive con 50 personas alrededor de uno. Y la ropa, omnipresente, trascenderá en tanto palabra y sentimiento, más allá de ser el canal por el cual transcurre la historia.
Las actuaciones son sentidas, y fieles en relación al texto pero con la subjetividad de cada uno de los actores, cada uno de probada experiencia.
El texto es bellísimo, con esa sensibilidad y melancolía que te puede hacer viajar a través del propio ser, con los ojos cerrados pero con las palabras a flor de piel. Cada momento, cada instante, será como cantaba Luis Alberto Spinetta, “un cierre que se abre/algo inerte y final/dejando huellas,/en las sombras y en las calles/una niebla en el mar”.
Lo que se supone como una obra de teatro termina siendo una experiencia rica en la creación de sentidos posibles a través de la instalación teatral concebida por Fernando Rubio.
“Pueden dejar lo que quieran” es de poesía y creación, alma y sentimiento, melancolía y alegría. Es teatro y de gran calidad; 100% recomendable.