TABA 2020: La delicada belleza de la sencillez

Día miércoles, mitad de semana. Llegamos a Timbre 4 para ver “Solo cosas geniales” con tiempo así como con expectativas sobre la puesta oriunda de Perú. El tiempo acompañaba con un calor moderado y una temperatura acorde. Pero….en ocasiones, suele ocurrir que algún acontecimiento externo toma un protagonismo que no le corresponde en la escena teatral. Es lamentable tener que iniciar la crónica del TABA con una nueva queja sobre el pésimo servicio de Edesur que volvió a dejar sin suministro eléctrico al barrio de Almagro a eso de las 19.45 hs, afectando obviamente a Timbre 4. El público se preguntaba qué iba a ocurrir. Se especulaba con respecto a la prolongación del corte de luz ya que, la semana pasada, obligó a la suspensión de una función. A las 20.15, volvió la luz y el público gritó “Vamos!!”. Ahí, todos adentro a ubicarnos para presenciar la función….pero sin olvidar el desastre de compañía que brinda un horripilante servicio, con tarifas propias de una estafa, que es la empresa privada de servicio eléctrico llamada Edesur.

Casi de manera desapercibida, una mujer de vestido rojo y zapatillas blancas se mueve como una liebre entre el público. Va y viene. Es la misma que pide que se apaguen los celulares. Ahí caemos en cuenta que es la mismísima Norma Martínez la que se encarga de tal tarea en ese momento. Es el momento previo a desarrollar un trabajo colosal en el que se hace cargo de la historia de una mujer que a los siete años empieza a hacer una lista de cosas por las que vale la pena vivir. El motivo de esto es regalársela a su madre que sufre de depresión crónica.
En ese momento, como buen fan de Woody Allen, se nos cruzó esa lista que hizo Isaac Davis, previo a ir corriendo por su amada Tracy en la magistral “Manhattan”. Bueno, lo que realiza la dupla conformada por Norma Martínez y Lucho Tuesta, va un paso más allá porque es el puntapié inicial (no el final) de una puesta cuya sencillez es conmovedora en tanto impacta en su concepción. La simple idea de realizar una lista de todo aquello que uno considera valedero con el objetivo de obsequiárselo a un ser querido es de una calidez que cala profundo.
Pero ojo, a no confundirse, este es el principio de un “tour de sensibilité” que se dispara a varios lugares. Cada una de las etapas de la vida de esta mujer de plasticidad y simpatía a toda prueba, se relata con precisa minuciosidad.
La forma en que se aborda el tema de la depresión y sus consecuencias es de contundente sutileza. Un dolor silencioso tanto por quien se encuentra inmerso en ese estado como los afectos que se encuentran alrededor. El cómo vivir a pesar de la situación.  Es maravillosa  forma de hablar sobre un tema sensible, pero sin recargar las tintas.

El número de cosas a escribir irá “in crescendo” al tiempo que el paso del tiempo también comenzará a afectar la vida de todos y todas. Ahí es cuando el recuerdo personal mete la cola en la puesta sin caer en golpes bajos ni ser sensibloide o empalagosa.
Los personajes que forman parte de su vida son diversos. Desde sus padres hasta su novio, pasando por su perro Cristobal Colita o el perro media, logran el impacto a través de la empatía y complicidad con el público. Más aún cuando serán los espectadores los que colaboren con Martínez en la elaboración del relato convirtiéndo la función en una deliciosa experiencia comunitaria donde todos y todas tienen una función/razón de ser. La sentida respuesta que surge de las voces del público, es fundamental en la concepción de esta especie de biodrama al que lo ubica un paso más allá de su formato. No es solamente una persona dando cuenta de sus vivencias, siendo ella misma y no un personaje, de manera lineal, en ocasiones con uso de imágenes y vídeos (que, por suerte, aquí no se usa en absoluto). De ahí la importancia de los presentes en el salto que se realiza para salir del escenario e internarse en la platea donde surge una voz a la que le sigue otra, y otra y otra.

La música es una parte importante de la puesta, con el dúo Irma y Osvaldo casi como banda de sonido de esa madre destinataria de las cosas geniales del título. Pero también aparece alguna mención a Fito Paez y Curtis Mayfield en situaciones precisas. Cada momento musical cabe es exacto a lo requerido por la puesta. Lo mismo ocurre con Ella Fitzgerald y The Inkspots con “Into Each Life Some Rain Must Fall” o la version en nuestro idioma de “My Way”. La utilización del espacio es completa y bien realizada.
Párrafo aparte para las excelentes cualidades artísticas de Norma Martínez la hacen una actriz única. Su trabajo es de una energía y un despliegue completo, que no para en los casi noventa  minutos de función. 
La adaptación realizada del texto es muy buena en tanto logra la proximidad con el público sin perder la esencia del original.

La puesta se cierra tal como un vinilo, de a poco, sin prisa pero sin pausa. Más de uno podrá secarse sus lágrimas para explotar en un aplauso sostenido. Teatro en estado puro, que conmueve y llama a la reflexión. Que impacta y conmueve. Que dan ganas de volver a ver y, obviamente, recomendar.  

Solo cosas geniales

Dirección y traducción: Norma Martínez y Lucho Tuesta. Actuación: Norma Martínez. Producción general: Animalien. Producción ejecutiva: Fiorella Pennano, Janice Villalobos. Asistencia de producción: Francesca Peri, Tammy Alfaro Cubas y Franco Pennano. Dirección de arte: Juan Sebastián Domínguez. Iluminación: Lucho Tuesta. Vestuario: Garua. Entrenamiento y ejecución musical: Pamela Llosa. Realización de la lista: Vanessa Geldres. Renovación de la lista 2019: Alessandra Rissi. Diseño gráfico: Débora Silva-Arrieta Ontaneda. Fotografía: Alejandra Ipince, Diego Nebel y Rodrigo Flores. Prensa: Pilar Ramos. Redes sociales: Estefani Tomas. Operación de luces y sonido: Iván Baltazar. Origen: Perú. Duración: 90 minutos.

Jueves 13 de febrero. Timbre 4. A las 22 hs.

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