Teatro. Lo mejor 2018

Una vieja canción dice “Todo concluye al fin….” Esto es lo que ocurre con el año 2018 por lo que llega el momento de realizar el consabido balance de fín de año.
Hubo una gran cantidad de estrenos en el teatro independiente asi como en la calle Corrientes y en el teatro oficial.
 

«Petróleo», de lo mejor del año, a cargo del grupo Piel de Lava

Tal como ocurrió en el 2017, debemos decir que, si bien tuvo obras de calidad, no fue del nivel de años anteriores. En el marco de la cantidad de obras que vimos (150 aproximadamente), diremos que hubo una buena cantidad de puestas que se consideran “buenas”. O sea, están bien hechas, cuentan con actuaciones acordes, buen texto y dirección pero no van más allá de eso. La corrección se impone y se llena de obras que están “bien” pero que no van más allá de esa regularidad que termina siendo un “más de lo mismo” que una virtud en sí misma.
Sobre este tema –que se exacerbó este año- nos habíamos referido a este fenómeno, promediando el 2017. Lo llamamos “Teatro PPC”, que implica una combinación de “sensibilidad”, “buenas intenciones” y nivelar para abajo para que nadie se ofenda si alguien abre la boca con alguna aseveración discordante (https://bit.ly/2CliOUY) . Nunca nos interesó pertenecer al “Club de la buena onda” en la que todo –absolutamente todo- tiene un motivo para ser destacado con un criterio tan laxo que es capaz de meter en la misma categoría (y “recomendar” con similar entusiasmo) a Pimpinela y Luis Alberto Spinetta. Esta situación, no solo incluye a los elencos sino a agentes de prensa y periodistas/críticos que terminan siendo entusiastas-fans-buena-onda-que-cuentan-lo-que-ven. El periodismo no es una ONG pero bueno, parece que lo más importante es “ser bueno”. (https://bit.ly/2CkLcGx)
A continuación, haremos mención de las obras que consideramos como lo mejor del año en tanto estrenos del 2018. No incluimos a los unipersonales que integraran la nómina de mejores actuaciones masculinas y femeninas respectivamente.
 

«La Reina del Pabellón» brilló en el Portón de Sánchez.

El año se había iniciado con la VI edición del Festival Temporada Alta en Timbre 4, que suele contar con alguna puesta de calidad para destacar. Tal fue el caso de “Savia”-de Perú- y “Pompeya” –de Chile-. que se animaron a tocar temas escabrosos y coyunturales. Con “Savia”, se lleva a las tablas la historia de Don Jesús, un empresario cauchero que avanzó contra la selva y los indígenas amazónicos a caballo del tan mentado progreso, cometiendo atrocidades de variada índole. La puesta tiene como “inspiración” a Julio César Arana, fundador de la Casa Arana que pasó a ser la Peruvian Amazon Rubber Company, con la participación de capitales británicos. Aquello que la Justicia no logra, el teatro pone su manto con respecto a la condena de semejante genocida y en la visibilización de la masacre ocurrida. 
En cambio, en el caso de “Pompeya”, tenemos un conflicto que enfrenta a travestis chilenas y colombianas por hacerse de algunas calles de Santiago. Las relaciones entre las cuatro travestis chilenas son fuertes en tanto vínculos pero también ponen en el centro de la escena la cuestión identitaria y sus propios pensamientos, en un ambiente de marginalidad. La construcción identitaria es fundamental. ¿Podrá concebirse un travesti con un discurso racista siendo ella misma de las primeras odiadas en la escala de valores de la derecha? Esta observación es extensible a todas las minorías religiosas, raciales, sexuales, etc. Lo mismo que la construcción de un enemigo externo.
La vigencia de un clásico como «Un enemigo del pueblo»
Otro encuentro que tuvo propuestas interesantes fue el Festival de Dramaturgia y tuvo obras destacables como “Turma”, “Lo Salvaje” y “Abnegacion III”, con textos de Croacia, Perú y Brasil, con sendas direcciones de nuestro país. Todas hablando de las relaciones humanas pero con coyunturas y marcos diferentes. La primera en el marco de la guerra de los Balcanes, la segunda -dirigida por Nacho Ciatti- desde una pareja que no termina de consolidarse y la tercera -dirección de Lisandro Rodríguez-, con una carpa sobre la cual giraran diversas historias, con palabras que van y vienen. Promesas que se han perdido, ideologías escritas durante la juventud pero borradas por el codo del paso del tiempo. La tan mentada madurez solo sirve como una medalla oxidada por ilusiones incumplidas y las traiciones realizadas en su nombre.
La nueva creación de Marcos Arano fue “Vientre” donde consolidó un estilo propio, construyendo una ceremonia de cada función que realizaba. Aquí retoma el devenir de los hechos que atraviesan al país pero a través de la mirada femenina. O mejor dicho, la historia argentina desde un punto de vista femenino, con especial hincapié en sus heroínas -y en las del continente-, con un texto rico en los múltiples tópicos que aborda.
En el marco del teatro oficial, el año abrió con la corrosiva y polémica “Miedo” pero tuvo puntos altos como “Un enemigo del pueblo”. El clásico de Ibsen destila un importante pesimismo en el sistema democrático en tanto se termina usando este sistema para satisfacer el egoísmo de individuos determinados (sea cual sea la cantidad) en detrimento del bien común. Impacta con precisión quirurgica en la crítica que se le hace a gran parte de la población sobre su nulo compromiso político.

Corrosiva e inquitante, «Las Benevolas» se destacó en el Cervantes 

En el Teatro Cervantes, “Las benévolas”, tenemos a Maximilien Aue, un próspero hombre de negocios, que necesita hablar de lo ocurrido «varios años atrás», lo cual planteará numerosos preguntas. La Segunda Guerra Mundial, campos de batalla en Rusia y de exterminio en diversos lugares de Europa, la caída del régimen nazi y la posterior huída a la Argentina. La construcción del inquietante relato es donde reside una de las tantas virtudes de la puesta. Aue no da signos de arrepentimiento y le tira la pelota a la platea con un planteo tan simple como contundente de ponerlos en su lugar. 
El Centro Cultural San Martín presentó a “Los rotos”, la última creación del mágico y audaz Colectivo Escalada, encabezado por Alberto Ajaka que desarrolla una puesta intrincada e intrigante, con una creación constante de sentido. Una lucha de clases en donde “el que no llora no mama y el que no afana es un gil”. Gente que (sobre) vive y hace lo que puede. Tenemos entendido que habrá un retorno en el 2019 por lo que sugerimos que estén atentos y no se la pierdan!
Otra puesta divisoria de aguas es “La conducta de los pájaros”, la última creación de Norman Briski. Allí revisa a Rosa Luxemburgo y Manuel Ugarte. Un texto excelente en el que despierta la curiosidad del espectador y lo perturba en sus creencias. La escenografía compuesta con dos vehículos enormes, son una simbología al respecto al ser ellos vehículos de sus ideas. Uno, más incaico y la otra, más internacionalista.
El talento de Ajaka se plasmó en la estupenda «Los Rotos»
En “Las encadenadas”, se aprecia un exacto mix de comedia y suspenso. Graciela y Esther trabajan en el crematorio de Carhué, pueblo lindante con Epecuén. Sus vivencias y su pasado relacionado con la inundación del pueblo del cual son oriundas, que ha dejado heridas abiertas. Una fábula cautivante con dos mujeres desbordadas por el devenir de los hechos. Es de esas puestas que, en un principio, atrapan por su simpatía pero después, dejan al espectador sentado al borde de la butaca, por la intriga creada. No dejaremos de destacar la particular y cautivante «Hedda», del clásico de Ibsen, realizado por la dupla Nayla Pose-Melina Petriella, que tuvo a la misma Petriella con María Abadi compartiendo escenario. O esas dos gemitas que habitaron el teatro Vera Vera, tal como “Bañarse” (de Laura Fernández, la quinta Piel de Lava) y “Mañana es martes”, (de Verónica Mc Loughlin). 
En el rubro de los “musicales”, sacó una luz de ventaja “La desgracia”, nombre dado a una enfermedad de origen desconocido que hace de las suyas en un pueblo. El gran inconveniente es cuando, quien descubre la cura, aparece muerto. Divertida, dinámica y con alusiones diversas a la actualidad, la puesta descansa en la calidad de las actuaciones, texto, dirección y concepción musical. Una puesta que hace de la calidad y la humildad, su estandarte, convirtiéndose en una referencia absolutamente original y disfrutable.
Con respecto a los reestrenos, más allá de las consagradas “Terrenal” y “Tarascones” –siempre imperdibles-, vivieron una nueva temporada, con la calidad de sus propuestas, la vertiginosa “El mundo es más fuerte que yo”, la marginalidad a cargo de “Gorila” y la poderosamente testimonial “Campo minado”.
Tampoco nos olvidamos de “La velocidad de la luz”. Estrenada en el marco del FIBA 2017, volvió para una pequeña temporada sumamente exitosa. Todo un recorrido que se inicia en el Monumento de los caídos en Malvinas de la Plaza San Martin para seguir en la capilla del Padre Mugica. Esta experiencia teatral da cuenta de las vivencias de un grupo de mujeres que toman la entrada de la capilla para desarrollar su propia historia. Con un relato fresco, no exento de absoluta realidad, viajan a las venas abiertas de América Latina a través de algunas de sus hijas, es para percibir con el corazón en la mano y la neurona atenta. Sobre todo, para desmentir prejuicios y lamentables relatos tan en boga, al día de hoy. Un fuerte “In your face” que, no por casualidad, es invisibilizado por quienes dictan que hay que leer/creer y que no.
«Operación nocturna», la última y gran creación de Pompeyo Audivert
Para el final, dejaremos tres obras sublimes como “Operación nocturna”, “La reina del pabellón” y “Petróleo”. La primera, parte de la creatividad de Pompeyo Audivert. Una fábula genial que se abrirá a un juego de guiños e intertextualidades varias. Desde el mismo título -en relación con la masacre de Trelew-, se da el puntapié inicial a una gira mágica y misteriosa que abarca “Los derechos de la salud”, de Florencio Sánchez, dándose una vuelta por la creación de Podestá, “Pepino el 88” aunque aquí, con diez números menos y la alusión más que obvia al período más negro de la historia de nuestro país. es de esas puestas tan atrapantes que, no solo uno quiere hablar de ella con quien sea, sino que volverá a verla a la brevedad. Eso es lo que ocurre con el teatro realizado con talento y seriedad.
Con “La reina…”, tenemos a Gonzalo Demaría en doble rol de dramaturgo y director. Aquí, navega en temas escabrosos o referidos a cierta periferia social, algo que la gran mayoría del teatro no hace. En este caso, es la vida en las cárceles la que cae en sus manos para crear una fábula corrosiva y mordaz no exenta de humor e ironía.
Para cerrar el presente recorte, nos remitiremos a la que sería la mejor puesta del año, que es “Petroleo”. La confirmación de la genial y desbordante creatividad del grupo Piel de Lava (Elisa Carricajo, Valeria Correa, Pilar Gamboa y Laura Paredes) junto a Laura Fernández. No conformes con hacer una retrospectiva de su rica historia en el Teatro Sarmiento, presentaron su nuevo proyecto. En “Petroleo”, cuatro hombres trabajan en la búsqueda del tan mentado oro negro en un pozo que escamotea sus últimas gotas. Un trabajo excelente de deconstrucción y reflexión a partir de diversas formas de relacionarse que atraviesan a una gran parte de la población masculina. Esa identificación/reconocimiento es la que permite un diálogo entre ficción y realidad, en una coyuntura de reivindicación de la lucha de los derechos de la mujer, #NiUnaMenos y la Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Atrapante y profunda, requiere, tal como decían años atrás, “la neurona atenta”. Inteligente, divertida y crítica, planta bandera y llama a la deconstrucción del machismo que atraviesa la actual coyuntura. El reestreno será en febrero del 2019 en la Sala Cunil Cabanillas del Teatro San Martín. ¡Imperdible!

La semana que viene (o antes), se vienen las actrices del 2018.

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