Vidas puertas adentro
Dramaturgia y dirección: Javier Rodríguez Cano. Con Julian Fuentes y Lourdes Invierno. Diseño de luces: Christian Gadea. Realización de escenografia: Federico Falasco. Realización de objetos: Lorena Pavesi. Fotografía: Gustavo Maggi. Diseño gráfico: Mariana Rovito. Producción general: Carola Parra. Dirección de arte: Gustavo Maggi
Vera Vera Teatro. Vera 108. Viernes, 20 hs.
Madre e hijo. La que quiere salir pero que no puede. Dice (y le dicen) que está enferma. ¿Será asi? El padre de familia ha muerto y la casa ha quedado sin rumbo. Las hormigas comen los cimientos del hogar….desde adentro del mismo. Sin prisa pero sin pausa, como las estrellas.
El texto es rico en su planteo y exige un poco más al espectador. ¿Por qué debería quedarse -eventualmente- con lo que ve a primera vista? Esa madre y su relación con el exterior el cual le despierta atracción como miedo. «Como esas cosas que nunca se alcanzan» diría el tango. Su hijo tampoco hace mucho para que pueda desplegar sus alas. Ahí será el punto en el que, cambiando la forma en que se coloca el lente, cambia la apreciación.
¿Será que esa mujer fue criada solo para ser madre y esposa? Pero, ¿su identidad y sus deseos? Este tipo de relaciones también pueden establecer un vínculo de violencia no tanto física como psicológica. La manipulación del ser por medio de las relaciones e inclusive por medio de la medicina. Medicamentos que no curan sino que obturan cualquier tipo de libertad.
La relación entre madre-hijo variará en ese poder que detentará cada uno, de acuerdo al lugar en el que se ubique la discusion. El grito, la autoridad podrán dar espacio a una misericordia tamizada por la lástima pero esa simbiosis en la que son lo único que se tienen, solo queda esperar. Alguna escena de una obra de Chejov o el deseo de cambiar el empapelado que forma parte de la casa todo se derrumba, serán algunos de los «entretenimientos» a «puertas adentro», También uno se pregunta a quien crió esa madre. ¿Un hijo? ¿Un carcelero? ¿Un enfermero? Pero siempre de acuerdo con el cristal con que se mire.
La disposición del espacio hace que el público esté, prácticamente, dentro de la obra. En ese sentido, puede ver todo de primera mano, con todo lo que esto implica a nivel recepción e interpretación. La luz determinará los climas en los que se desarrollan los acontecimientos. Cada uno de los muebles encontró su lugar. Primeramente confomando una habitación que quedó en «pausa» a través del tiempo. Ni hablar de los atuendos de ellos, por demás elocuentes.
Lourdes Invierno es una madre excelente, que pone toda su sensibilidad y experiencia en crear un personaje intrigante, lleno de matices. Donde las medicinas tienen que ver tanto con su estado de ánimo como en su forma de encarar la vida.
«Todo lo que nadie ve» apela a ese lado B escabroso y tenso en la relación madre-hijo, con seriedad y sin caer en golpes bajos o de efecto.