Hamudots al ataque
La puesta avanza cuando debe y se detiene en la reflexión con voces en off de tono exacto en su intención didáctica o narrativa. La iluminación es acorde a la propuesta junto con una escenografía austera pero válida para el relato propiamente dicho. El vestuario es elocuente en tanto creación de sentido a partir del mismo, que también juega con los pre-juicios que el espectador pueda tener sobre las mujeres «religiosas». Las actuaciones son muy buenas y dotan a los personajes de aristas reconocibles pero sin caer en golpes bajos o escenas para la lágrima edulcorada.
El libro tiene la virtud de que si bien corresponde a un ámbito determinado, es fácilmente trasladable a sociedades como la nuestra. Más aún, en los tiempos que corren de recetas mágicas provistas por un neoconservadurismo obsoleto y retrógrado y un fanatismo religioso que por acercarse en demasía a Dios, termina alejandose del don más preciado que es la vida misma.
«Tribunal de Mujeres» es de esas puestas para ver, analizar y debatir más allá del credo o el género al que uno pertenezca.