Líder algo especial
Dramaturgia: Francisca Mauas. Con Santiago Fraccarolli, Francisca Mauas y Nicolás Salischiker. Escenografía: Jose Daniel Menossi. Diseño de luces: Ana Clara Podestá. Diseño sonoro: María Clara Duarte. Música original: Laura Ros. Fotografía: Kitty Sangiovanni. Dirección: Francisca Mauas y Judith Schmorak.
Teatro El Fino. Paraná 673, 1°. Viernes, 21 hs.
Una habitación vacía hasta que aparece Julián, un tímido partícipe que está organizando la llegada de “Él”, quien se encuentra en búsqueda de un refugio seguro. “Él” debe ser muy importante puesto que todos los protagonistas de la obra están ligados a su honrosa presencia y le tienen devoción absoluta. ¿Será un líder político? La intriga y el suspenso tomarán por asalto la puesta con muy buen tino. A partir de esta situación, Pablo y Laura hacen su entrada en escena, el primero como un supuesto lugarteniente de él y ella como una amiga muy próxima al excelso líder. La iluminación y la escenografía crean de manera acorde el ambiente de tensión y de encierro que rodea al departamento. El sonido y la música nos ubica en relación con el afuera hostil, que nos amenaza en tanto situación de complicidad con los acontecimientos desarrollados en la puesta. Pablo, Laura y Julián entran y salen, van y vienen pero siempre, creando una atmósfera atrapante con respecto a “lo que va a venir”. Tensión, suspenso e intriga. Tres puntales que el teatro, hace rato que no toma y que, en este caso, crea una puesta atrapante de principio a fin.
La dramaturgia toca varios puntos neurálgicos en tanto lealtad frente a un objetivo determinado, todo en el marco de una organización en la que el líder está pero no se lo ve aunque es el cuarto personaje, omnipresente en su ausencia. “Él” manda y ellos obedecen pero ¿qué ocurre si ellos dejan salir sus deseos y su propia identidad?
Con un desarrollo en el que las acciones se suceden con un buen ritmo, pero sin caer en un vértigo extremo, se aprecia la co-dirección del tándem Schmorak-Mauas que ubicó las piezas en su justo lugar, tiempo y espacio. Las actuaciones son exactas a lo requerido, con un Santiago Fraccarolli sutilmente inquietante como Julián.
“Una vez inmóvil” es atrapante y retoma al género del suspenso para el teatro, con buen gusto y nobles ideas para su desarrollo.