Capitana de su corazón
Dramaturgia y dirección: Luis Loyola Cano. Actríz: Stella Galazzi. Diseño de iluminación: Ricardo Sica. Coreografía: Lorena Ballestrero. Coach vocal: Ana Sánchez. Operación de sonido: Fausto José Perna. Fotografía: María Horton. Piezas gráficas: Agustina Ferreyra. Diseño de escenografía y vestuario: Lau Polet. Realización de vestuario: María Graciela Saldaña. Banda sonora: Luis Loyola Cano. Realización escenográfica: Lau Polet, La Sociedad del Viento. Asistencia de dirección: Fausto José Perna. Duración: 75 minutos.
Teatro Del Pueblo. Lavalle 3636. Lunes, 20 hs.
Ella toma el escenario con tranquilidad. Se instala en el centro del mismo con una presencia que combina la fortaleza y sensibilidad de quien vivió su vida. Por ende, no teme en ir y volver a través de los años para revisitar su historia.
Ema, tal como dice llamarse, abre su corazón a los presentes. Tiene la necesidad de verbalizar todo un mundo de sensaciones que necesitan encontrar oídos y corazones para establecer una comunicación plena. Sola, con un tono medio que refleja sus impresiones sobre lo que cuenta, es la capitana del barco de su existencia. Desde allí, invitará a quienes lo deseen, a subir y acompañarla en su travesía.
A partir del relato de sus impresiones de cuando era chica, irrumpe con sutileza el devenir de la mujer en que se ha convertido. Por medio de hechos determinados y fundamentales en su biografía, visibiliza la construcción de su identidad en tanto individuo único e irrepetible. Situaciones inolvidables -por lo bueno y lo malo- que han dejado más de una enseñanza. Algo que nos ocurrió a todos.
La relación con Walter, –el chico de la Capital-, su abuela Galia y su perra Pomi, conforman parte del universo de esa niña que busca su futuro en el que ya empiezan a sucederse las decepciones en su corta existencia. Siempre con esa pasión a flor de piel que se irá aplacando con la tan mentada “madurez”.
A medida que pasan los minutos, la simbiosis con los presentes decanta de a poco, sin prisa pero sin pausa. Cada quien realiza su viaje personal, a su infancia, linkeo previo con Ema. La resignificación de “ese” momento y el “volver a vivir” eso-que-ocurrió-hace-tanto que, más de uno, lo guardó en el rincón más alejado de los recuerdos. Por ende, no faltará alguna forma de expresar lo que siente de alguna forma, sea un sollozo, una respiración o ese silencio que va más allá del respeto que exige el teatro.
El texto pergeñado por Luis Loyola Cano es tan poético como preciso en su planteo. Esa infancia recuperada a partir del reverdecer de los recuerdos y la sensibilidad. Algo cuasi revolucionario en estas épocas de vorágine tecnológica e (des) inteligencia –muy- artificial. Poner la emoción –no la sensiblería- en primer plano. La puesta es austera y certera en la construcción del mundo de Ema. Los objetos son fundamentales en la creación de sentido. Un cuaderno se transforma en ese “libro de la buena memoria” de un inconsciente colectivo que trasciende el escenario y toma la platea por asalto. Dueña de una interpretación exacta, Stella Galazzi da cuenta de su calidad de actriz, con un personaje que atraviesa el tiempo, sin documentos, ni limitaciones de ningún tipo.
Conmovedora, sin caer en lugares comunes ni golpes bajos, “Verano” es un oasis de poesía teatral ideal para comenzar la semana.