Ha concluido la vigesima edición del Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (BAFICI) pero nos han quedado algunas películas en el tintero que tuvimos el gratísimo placer de ver. Aprovecharemos algunos posteos para recomendar varias de ellas para que tengan la posibilidad de verse, en el caso de estrenarse. Deseamos fervientemente que esto ocurra.
Mujer nómade
Las mil vidas de Esther Diaz
Guión y dirección: Martin Farina. Con Esther Díaz. Juan Manuel Martino y Javier Riera. Sonido: Martín Farina y Tomás Fernández Juan. Montaje: Jorge Barilari, Coiffeur. Producción: Cinemilagroso. Duración: 74 min. País: Argentina. DCP / Color. Idioma: español.. Año: 2018.
Apenas me enteré sobre la existencia de este documental, me interesé al respecto. Seguramente habrá sido por mis recuerdos sobre Esther Diaz y sus teóricos en el marco del CBC que había realizado allá lejos y hace tiempo, en la sede de Paseo Colón. El haber salido del colegio secundario para arribar al Ciclo Básico y tener esos teóricos inolvidables de Pensamiento Científico, fueron un bálsamo frente a la pacatería de la cual venía.
Por tal motivo, “Mujer nómade” fue una sorpresa constante en tanto y en cuanto, es un viaje al mundo de la reconocida doctora en filosofía y estudiosa de la sexualidad y el placer en la sociedad machista que nos atraviesa.
Con numerosos libros y tratados realizados sobre las temáticas mencionadas, el documental gira en torno a la Esther Diaz mujer, que vive su vida con sus propios dimes y diretes. Desde los primeros instantes en que cuenta con lujo de detalle un intento de suicidio y posterior internación, de los que salió airosa, se percibe que no estamos frente un típico documental de mera descripción de un personaje determinado. Su relato de diversas situaciones de vida como la relación con su ex pareja y sus hijos, sus ocasionales consortes y la lucha contra el paso del tiempo (botox mediante) se intercala con sus charlas y disertaciones en distintos espacios. Desfilarán tanto sus libros y algunos fragmentos de sus conferencias asi como sus recuerdos y diálogos con amigos y allegados. A veces, con el intercambio mediante y en otras ocasiones, con una voz en off que brinda un marco de cierto suspenso a la narración.
Este relato íntimo de la filósofa no podría haberse llevado a cabo sin la precisa cámara de Martín Farina que logra planos por demás elocuentes respecto a sus vivencias. Esa mujer de poderoso temperamento que atravesó un pasado de mujer golpeada y renació de sus cenizas para convertirse en una de las plumas de mayor renombre del país. Sin perder un ápice del charme que la caracteriza, puede mostrar su gusto por los hombres jóvenes o su desdicha frente a una clase de actuación. De esta forma, la protagonista de estos increíbles 75 minutos pasa a convertirse en el centro de varias historias que se relatan de manera simultánea pero siempre con Esther Diaz en el centro. Esa mujer que viaja por diferentes formas y estados a través de la experimentación realizada por medio del intelecto, el conocimiento y el corazón dispuesto a atravesar nuevas aventuras. ¿Acaso el riesgo no es un poco la sal de la vida?
Dicen que «vivir solo cuesta vida» y aqui tenemos una mujer que no escatimó poner el cuerpo en pos de búsquedas varias que van más allá de lo que uno supone. “Mujer nómade” es el atrapante relato de las muchas vidas que tiene la gran Esther Diaz, en un tour de force hacia la intensidad, la brillantez y los miedos que conforman su persona.
Flora no es un canto a la vida
La balada de una mujer querible
Guión, dirección y fotografía: Iair Said. Edición: Flor Efron. Sonido: Jesica Suárez. Música: Matías Schiselman. Producción: Eugenia Campos Guevara, Flor Efron e Iair Said. Con Flora Schvartzman, Iair Said y Adriana Schvartzman. Duración: 64 minutos. Pais: Argentina. Color.
Todo comienza a partir de una necesidad. Tan simple como eso. Es el deseo de Iair Said por heredar el departamento en el que vive su tía abuela, de nombre Flora. El problema es que ella no se hablaba con su familia además de contar con un carácter muy particular en su relación con el género humano. Desconfiada y con cierta misantropía hacia quienes la rodea, establece una sentida relación con su sobrino-nieto que será el nudo del film.
A partir de la simpleza de las tomas y el sonido ambiente –que le brinda aún mayor naturalidad a lo visto-, Said filma a Flora en distintos espacios, retratando sus particularidades. Esas que la terminan convirtiendo en un personaje en todo el sentido de la palabra. Desde las pequeñas características que conforman esa personalidad, que va desde guardar las cosas con tabaco para espantar a las polillas al coqueteo constante con la muerte.
Políticamente incorrecta en varios aspectos, será en esa personalidad tan particular de Flora donde reside parte del humor y la mordacidad del film. Inclusive, el gesto absolutamente interesado de Said de querer quedarse con la casa, le cuadra justo a la historia. Más aún cuando el espectador se entera del destino del inmueble.
El humor judío, mezclado con esa melancolía frente a lo inevitable, logra que Flora termine convirtiéndose en todo lo contrario a lo que postula el título. Activa, vivaz y con lengua certera, capta la atención de la cámara de manera instantánea, logrando momentos inolvidables. Desde las recomendaciones de Flora a Iair por su futuro hasta el momento en que una foto la muestra con esos ojos grandes y expresivos, con una sonrisa única e inolvidable.
Su forma de hablar y sus comportamientos logran la empatía que produce la identificación con abuela y/o tia que uno tiene/tenía, de similares características. Añoranza y recuerdo se conjugan en esa mujer que sale de la pantalla para dar cuenta de diversos momentos de su vida a la que quiere llegar a su fín, para acabar con sus diversos dolores.
Antiheroína de primera mano, devenida en una mujer por demás querible, Flora se gana el corazón de los espectadores a partir de ese carácter dulcemente corrosivo.