Un amor de los de antes
Dramaturgia y dirección: Gustavo Lista. Con Carolina Solari y Santiago Vicchi. Vestuario y Escenografía: Vanesa Abramovich. Iluminación: Demián Lorenzo. Fotografía: Francisco Bertschi. Diseño gráfico: Candelaria Dorso. Asistencia de dirección: Leon Seritti. Producción ejecutiva: Ana Lüscher
Teatro Belisario. Av Corrientes 1624. Viernes, 23 hs.
Un amor prohibido. Él y ella. Responden a los nombres de Thiago y Laura. Ambos se conocen en una circunstancia que no les favorece: Laura está casada con el hermano de Thiago.
Si bien la historia es simple, es interesante el trabajo que realizó Gustavo Lista para que tanto la dramaturgia como en la dirección capten la atención del espectador hasta el último momento. Desde el momento en que se producen cortes en el tiempo del relato para dar paso a momentos relacionados con la infancia de cada uno, se aprecia una vuelta de tuerca en la forma de tratar el texto. Más aún si las participaciones de ambos actores son en italiano (Thiago) y alemán (Laura). Esto permitirá que el texto crezca en tanto la ruptura del sonido del idioma original realmente sea enriquecedor.
Thiago es quien utiliza una vieja leyenda que le había contado su abuelo para entablar un diálogo con Laura, al tiempo que esta percibe como su mundo se va desmoronando ante la enfermedad de su esposo. Una sutileza del texto es que el esposo es el personaje que no tiene nombre. La primera visita de Thiago, se repite a través del tiempo, por lapsos de tiempo de mayor duración, perturbando el mundo interno de Laura quien se verá frente a una situación lindante tanto con la culpa como con el amor.
En un espacio muy bien definido, con una escenografía que retrata con exactitud un período fácilmente reconocible pero no determinado. La iluminación es la que permite viajar a través del tiempo, desde un presente tenso, con las emociones a flor de piel –las buenas y de las otras-, hasta ese viaje a la niñez, con relatos de fábulas y vivencia que tienen su correlato en la realidad. Las actuaciones son intensas y emotivas, dando cuenta que, cuando hay un trabajo serio, se puede hacer vibrar desde el escenario, sin necesidad de apelar a grandes producciones. La sapiencia de Carolina Solari y Santiago Vicchi en sus creaciones les permite ir a través del tiempo y las emociones para crear dos personajes entrañables y queribles.
“Dias que fueron noches” es una puesta intensa y poética, disfrutable de principio a fin, atrapante desde un texto y actuaciones de muy buen gusto.