Siempre es una buena noticia la apertura de un teatro. Más si es bajo la conducción de personas idóneas y que realmente deseen la difusión de la cultura en nuestra ciudad. Tal es el caso del Teatro El Popular, que abrió sus puertas en Balvanera. Bajando por Rincón, hasta Chile, casi en la esquina, se encuentra el Teatro. Allí, Anabella Valencia y Sergio Lobo reciben al Caleidoscopio y a puro mate amargo, cuentan la génesis del teatro.
-¿Cómo surge la idea de abrir el Popular?
El Popular, desde afuera |
Anabella Valencia: Es una idea del presidente de la Asociación Civil, Jorge Valencia, mi padre a partir de la posibilidad de comprar esta propiedad, que era un taller mecánico de una concesionaria de autos. Lo usaban poco y nada por lo que quisieron venderlo y sacarselo de encima. Fue una oportunidad. Además, mi padre siempre tuvo el sueño de tener un teatro o un espacio cultural. Él viene del cine y yo, del teatro. Desde que salí del colegio hice teatro como actriz, dramaturga o directora. Estoy desde hace nueve años en la comisión directiva de Teatro x la Identidad. Se unieron esas pasiones y mi viejo me encomendó empezar con todo esto. Primero pasamos por todo el tema arquitectónico que fue muchísimo.
-Si, me imagino! Ahora está muy lindo y antes…
AV:Era nada! Una escalera sola que subía por ahí y nada más. Era todo lo que tenía. Nos pusimos a laburar para hacer el teatro con gente que sabe mucho de este tema. Por ejemplo, Hector Calmet, que es el director escenotécnico del San Martín, un prócer de la escenografía y del espacial del teatro. La sala fue pensada por Marcelo López, quien hizo la refacción del nuevo Teatro 25 de Mayo. La sala tenía el problema que había que hacer las gradas con cierta inclinación para que se pueda ver de todos lados. Al ser la grada tan inclinada, no nos daba la altura del techo. ¡Se tuvo que elevar dos metros el techo! Esto fue meses de tratar de hacer otras posibilidades. Todo esto lo estuvimos haciendo con Marcelo y con Calmet, que te dice las medidas que tiene que tener cada escalón y cada butaca para que se vea todo.
-¿Con qué concepto trabaja el teatro en relación con las obras?
Sergio Lobo: En el teatro, trabajamos la idea de tener teatro argentino y dentro del teatro argentino, todas sus vertientes. Todo lo que sea contemporáneo, difundir nuevos autores, promoverlos y editarlos. Tuvimos hace poco un concurso dramatúrgico que tuvo cincuenta y dos obras. La verdad, una alegría, por la cantidad de obras que llegaron y más, siendo un teatro nuevo y de todo el país.
AV: Además, tuvimos un jurado de lujo con Patricia Zangaro, Bernardo Carey y Amancay Espindola. Ellos elegirán los tres primeros premios que, además de recibir un dinero, las obras serán parte de la programación de El Popular. Algo que tiene de distintivo este concurso dramatúrgico es que se llama “Estampas de la Argentina actual”. Es contar lo que pasa en la Argentina de hoy pero con estéticas como el grotesco criollo o sainete.
SL: Y llegaron cincuenta y dos obras de estilo, escritas por nuestros pibes y también de gente grande. Acabo de ver un material de una señora grande, felíz, agradeciendo porque “nos convoca a nosotros”.
AV:Nuestra idea es que las jóvenes generaciones puedan conocer la génesis de nuestro teatro pero además, disfrutarla, tomarla, re-elaborarla y continuarla, porque tiene mucho de actualidad. Nosotros somos “eso”. En esa idea, tenemos una muestra permanente de algún clásico de nuestros autores primeros. Por eso, estrenamos “El organito”, dirigido por Sergio Lobo.
Anabella Valencia |
-Justo te iba a preguntar por “El organito”…cómo fue tu versión?
SL: Es un clásico pero dentro de las obras de Discepolo está en un momento de bisagra. “El organito” contiene parte del sainete y parte del grotesco. No es un grotesco definitivo. Ahí coincido con un trabajo que hace David Viñas sobre el grotesco. En general, se coincide con que “El Organito” contiene resabios del sainete pero no termina de ser un grotesco definitivo como podrían ser “Mateo” o “Stefano”…
-Pero….
SL: …entonces, cuando un director se mete con un material, debe tomar decisiones al respecto. Para que “El Organito” nos dijera cosas interesantes hoy –más allá que sea un clásico- había que volcarse a rescatar más lo grotesco de “El Organito” más que el sainete. Aparece un tema generacional muy importante como es la disputa ideológica entre padre e hijo. Un modelo agotado y la sospecha de un modelo nuevo. Los hijos no encarnan un nuevo modelo de vida pero si vislumbran algo que está pasando afuera y que ellos se lo están perdiendo, encerrados en la casa de “El organito”, que es el modelo que representa Saverio, el padre. En mi versión hay un personaje menos. A Humberto, uno de los hijos, lo dejé fuera de esta versión pero sus textos están entre otros hijos como Florinda y Nicolás. Eso también trajo aparejado una reducción del tiempo. Nuestra versión es de una hora y diez minutos, cuando la versión original era de casi dos horas.
AV: Hay algo que empezó a pasar desde el estreno es que tanto los grandes y los más jóvenes salen impactados. Los más grandes dicen saliendo “Era así! Nuestra Argentina era asi!” o los más grandes decían “conocí a fulano que era asi”. Los más jóvenes se rien y disfrutan de poder ver esa estética, que era lo que queríamos.
-¿Vuelve a tener el teatro contenido social?
SL:Los 90 vaciaron al teatro de contenido social. Es probable que se esté recuperando. Bueno, se recuperó lo político en el país y eso también ha hecho que el teatro tenga una mirada diferente y un campo de interés acorde al que tiene la gente hoy. Hablar de política en los 90 era digno de un marciano y hoy no. Este tema también lo planteamos porque elegimos decir con “El organito” esto. En el grotesco, el tema del dinero es central. Todo gira alrededor del dinero o su ausencia. En los 90, el dinero era central y nos costó despegarnos de esa cosmovisión. Estos nuevos tiempos, independientemente que uno acuerde o no con el Gobierno, lo que si hubo es una revalorización de la militancia o de los sueños, u otras cosas que no tienen que ver con lo económico. Con el tiempo, del estudiar, la argentinidad. Ya no somos los peores y nos empezamos a mirar para adentro. En eso, el teatro lo está reflejando. No se si en los 90 hacías un concurso dramatúrgico y te caían cincuenta y dos obras….
Sergio Lobo |
-¿Cómo fue meter el teatro en el barrio?
AV: Es lindo. En un momento, pensé en como iba a ser el barrio con un teatro de estas características. Entonces empezamos a encontrar todas las posibilidades que te ofrece el barrio, que son muchas! A la gente le encanta no tener que irse lejos a ver algo. Tener cerca con las mismas posibilidades que tomarte algo, llegar a un lindo lugar, un teatro y no un sucucho. Y se está generando por aca….una nueva zona teatral!
SL: Al respecto, estamos, como en la época del sainete, estrenando tangos en la obra, a cargo de El Tata Cedrón. Si bien la obra se estrenaba con los tangos, ahora en “El Organito” estrenamos tangos originales en la voz del Tata….
AV:La letra es de Lobo….
SL: Si, está bien….y la música del Tata. Pero también homenajeamos al género porque el sainete fue cuna de grandes tangos. “Patio de la morocha” por ejemplo. Después el grotesco se hace más psicologista, se cierra y no admite el corte del cantar un tango. Se pone serio! Conservamos del sainete la idea de canciones originales.
AV: La escenografía está muy buena. La ambientación pega mucho…
SL:Hicimos casi un conventillo….
AV: …si, con todas cosas de la calle….Nada es reciclado. Maderas, ollitas…
SL: Las sillas son de la calle en fuerte disputa con cirujas y cartoneros de la zona…..
AV: Al final, Lobo se terminó haciendo amigo de uno!
SL: Hemos parados volquetes enteros, para agarrar maderas, listones. En una, hubo una agarrada con mi –ahora- amigo José Brizuela, que decía haber marcado unos listones y que los ató con alambre. Discutimos por los listones, “que yo lo había atado” decía él y cosas asi. Y empezó una disputa que me permitió conocer a una persona encantadora, como hace años que no he conocido. Es cartonero y se reivindica como tal. Es electricista y trabajó en la vieja Entel. Lo despiden en el gobierno de Menem y decide no trabajar más. Es anarco-sindicalista-socialista! Estuvo exiliado en los años de plomo. Volvió y le tocó el menemismo. Entonces decidió ser cartonero y no trabajar más en relación de dependencia. Todo por una cuestión de principios. Un tipo inteligentísimo y a los veinte minutos de discutir, la relación terminó asi, “Bueno, tengo mucho acumulado. Te canjeo por entradas de teatro lo que quieras”. Asi que parte de la escenografía de “El Organito” son de José que entra gratis a ver todas las obras. Fue la frutilla del postre de todo este proceso.
-Hay alguna chance de que haya cine o pasen películas?
AV: Si, de hecho, atrás hicimos unos trastos que están pensados para proyectar.
SL: De hecho, una de las obras tiene una proyección. La de los viernes, “Saberlo todo”.
AV: La idea es poder proyectar. Hay que ver en digital, pero la idea está. Ahora arrancamos con teatro y con el Ciclo de Canciones Criollas. En un futuro no muy lejano, mi papá quería hacer estrenos, que no se hagan aca en Argentina, de películas latinoamericanas. Pelis que tengan poca difusión en sus países pero que las pongamos aca.
La Sala Discepolo, del Teatro El Popular |
-Sergio, vos estas con teatro en la Defensoría, no?
SL: La Defensoría del Pueblo es un organismo de control. En mi caso, coordino el área de Teatro en las Escuelas, donde la Defensoría tiene el slogan “Protegemos derechos”. Controla las acciones u omisiones del Gobierno de la Ciudad. Le señala cosas, le recomienda y le exhorta otras asi como controla a las empresas privadas que brindan servicios públicos. Por otro lado, promueve derechos con un área de teatro en las escuelas, que va con una temática sobre derechos a escuelas primarias y secundarias. En las escuelas primarias, hay una obra sobre el derecho a la identidad y otra sobre violencia escolar y en las secundarias, estamos difundiendo un audiovisual que se llama “Mi primer voto”.
AV: Las obras de teatro son con temática social como violencia en la escuela, llamada “Un pequeño detalle”.
SL: Y la otra es “El viaje de Martín Rueda”, que trabaja identidad nacional con mucha música. Estamos en una dirección llamada “Centro de Estudios para el Fortalecimiento Institucional”. El CEFI, cuya directora es María Rosa Muiño. La impronta de la dirección es muy social. Rosa es muy piola y habilitante para trabajar con libertad. Las obras son escritas y dirigidas por nosotros, con el rigor que debe tener, con su supervisión. La Legislatura vota una ley en la que los empleados de atención al público de la Ciudad deben capacitarse en “Derechos Humanos, discriminación y resolución pacífica de los conflictos”. Tienen esa obligación una vez al año. La Legislatura se lo encomienda a la Defensoría, ésta al CEFI y el CEFI al área de teatro. Hay que tener la cabeza grande para confiar en estos proyectos y pensar en el arte para una tarea de estas características. Estamos en organismos del Estado, capacitando a través del análisis de una película, con herramientas del teatro. Es gente que va obligada pero que se sorprende cuando se encuentra con todo esto y terminan muy agradecidos con lo visto y vivido en la capacitación. Es impresionante la vanguardia que hay en Derechos Humanos, en nuestro país y que por suerte, no para. Más aún con la Ley de Matrimonio Igualitario, la Ley de Medios, que también es de DD.HH.
AV: La elección de género…
SL: …y un Estado que entiende que sus agentes de atención al público pueden ser excelentes promotores de derechos para toda la población.
Teatro El Popular. Chile 2080. www.teatroelpopular.com.arinfo@teatroelpopular.com.ar2051-8438.