-Los títulos emblemáticos que elegimos me plantearon varios problemas, porque no quería hacer una versión extendida de obras que hoy en día resuenan en todos nosotros y suenan tan bien cuando las interpreta Piazzolla. Preferí considerarlas como “estándares”, lo que me abrió muchos horizontes. Se trataba de dejar de seguirlas al pie de la letra y utilizar la música de Piazzolla como punto de partida para ir a otra parte.
– ¿Qué fue más complicado, la selección de los temas o su arreglo?
-Lo primero que hice para este álbum fue seleccionar los temas. Los elegí en función de lo que podía aportar (modestamente), sobre todo en las direcciones estéticas que deseaba para este disco y que daban un mayor lugar a lo que llamamos “modalidad”.
– ¿Con qué tema trabajó más en los arreglos?
-Admito que Libertango me causó muchos problemas, más allá del hecho de que es un éxito mundial. Pero quería, por sobre todas las cosas, que figurara en el disco. ¡No quería que parezca que estaba esquivando el problema! Escribí varias versiones, le di varias vueltas a la situación y, finalmente, al situarlo en otra rítmica, ya no con el famoso 3+3+2 en un 4/4, sino en un compás de 7/8, de apariencia más “balcánica” que europea, vi que se podía ofrecer otras perspectivas muy atractivas.
– ¿Cómo fue posible obtener un sonido tan moderno sin perder la identidad “piazzoliana”?
-En primer lugar, quiero agradecerte tus impresiones, que me emocionan mucho, ¡porque ese era el propósito y la vocación de este disco! Había que mostrar un Piazzolla moderno y actual y llevar la modernidad de su música más allá, y sobre todo no quería encerrarla y fijarla en arreglos que él mismo no respetaba. Con Bernard Cavanna, compositor de música contemporánea, con quien trabajé sobre las diferentes direcciones posibles para los arreglos, ésta era una pregunta que nos planteábamos constantemente.
– ¿Hay temas que no hayan sido incluidos en el álbum?
-¡Sí, claro! Como la Milonga en ré, Fracanapa, Milonga del ángel, porque no tuve
suficiente tiempo para pulir los arreglos y ya comenzábamos los ensayos. Además, la duración del CD exigía también que hiciera estas elecciones.
– ¿Cómo se unieron al proyecto Médéric Collignon y Gustavo Beytelmann?
-Mientras trabajaba en Oblivion, pensé de inmediato en Médéric y en lo que podía aportar a esta pieza, sobre todo en la parte central, ¡y no me equivocaba! Esta parte central, con sus progresiones clásicas, como las que utilizaban muchos compositores barrocos, fue rearmonizada completamente, acercándola al jazz, por lo que la intervención de Médéric estaba aún más justificada. Además, quería darle a esta pieza una dimensión improvisada.
Con respecto a Gustavo, ya estaba trabajando con él en sus propios proyectos. Poco antes de la grabación en la Filarmónica (cuyas fechas se agotan con un año de antelación), nuestro pianista habitual, Grégoire Letouvet, tuvo problemas de salud y le resultaba imposible tocar con nosotros. Así fue que le pedí a Gustavo que viniera a remplazarlo. Como ya estaba previsto que tocara en algunos de los temas, resultó natural que se prestara de participar de la grabación de los títulos restantes. Me siento muy afortunada de que haya podido colaborar con este proyecto ¡y tan intensamente! Fue un gran aporte para nosotros.
– ¿Pudiste hablar sobre Piazzolla con Beytelmann? ¿Te habló de su forma de componer y tocar?
-¡Sí! Fue apasionante en lo que nos contó al considerar la modernidad de Piazzolla. Es que Piazzolla sabía rodearse bien, y todos los músicos con los que tocó tenían un pasado prestigioso, como, por ejemplo, el fabuloso compositor y pianista Gerardo Gandini, con el que había actuado en directo en la BBC.
No hablamos tanto de su forma de interpretar porque hoy en día -por suerte- tenemos innumerables documentos que me fascinaron y que me siguen fascinando. Sobre todo, ¡verlo tocar siempre con una rabia y una convicción muy locas!
La estela de Astor
-¿Crees que la influencia de Piazzolla en el tango (comparable a la de Miles Davis en el jazz y la de los Beatles en el rock) fue tan grande que hoy, en 2021, sigue siendo el “más adelantado”?
-A esta pregunta (difícil), me gustaría responder un poco desde el absurdo: ¿la música de Beethoven habría sido la misma sin Haydn, Debussy sin Músorgski, el jazz sin Coltrane o Mingus? El tango, sin Piazzolla, sería sin duda un género más restringido. Actualmente tiene una dimensión planetaria y es casi gracias a la contribución de este genio, y me atrevo a decir la palabra porque, de hecho, supo desarrollar una música muy singular, ¡un estilo! Se habla hoy del “estilo Piazzolla” como del “estilo Stravinski», del “estilo Kurt Weill”… ¡Son los genios los que crean estas huellas indelebles!
-¿Cómo es percibido Piazzolla hoy en Francia?
-Siempre fue bien recibido y querido en Francia. Conquistó rápidamente a los artistas del jazz, de la música popular y clásica así como del cine. Era una personalidad tan radiante que no le resultaba difícil convencer a su audiencia.
– ¿Cuál es el período musical de su obra que más le ha influido?
-Evidentemente el Quinteto Nuevo, aunque también me gustan los otros períodos. Pero en ese momento, con los músicos que lo rodeaban, se produjo una ósmosis perfecta para su arte. ¡Cómo no maravillarse con todos los conciertos, tan diferentes entre sí, y sin embargo con el mismo repertorio, en las ciudades o festivales donde actuaron!
– Aparte de Beytelmann, ¿has estado en contacto con otros músicos argentinos que tocan o hablan de tango?
-Por supuesto, vivo rodeada de grandes músicos de tango, y desde muy joven, en Francia pero también en Argentina, donde he establecido fuertes vínculos con músicos que admiro mucho.
– ¿Conoce Argentina? ¿Hay alguna posibilidad de que vaya allí a presentar su álbum?
-Sí,fui a Argentina dos veces, y durante mi segundo viaje tuve la oportunidad de presentar mi primer álbum basado en la música de Enrique Delfino, sobre la que también hice los arreglos. Pero esta presentación no era oficial ni tampoco esperada; se hizo al ritmo de los encuentros que tuve con algunos músicos de Buenos Aires. Fue genial poder presentarme en la Academia Tango Club, gracias a este proyecto. Ir a Buenos Aires a realizar un concierto es como el sueño de todo músico de jazz de tocar en el Cotton Club, ¡y pienso que ese sueño está muy cerca de hacerse realidad! ¡Me muero de ganas!
Más allá de la pandemia
– ¿Cómo estás viviendo este momento de pandemia? ¿Has compuesto o grabado algo?
-Es un momento difícil para todos, pero con mi trabajo me siento, aun así, privilegiada en comparación con las situaciones tan trágicas por las que están pasando algunas personas. El proyecto Piazzolla 2021 fue escrito esencialmente durante el primer confinamiento en Francia (aunque ya había trabajado en él un poco antes).
– ¿Cómo ha influido el contexto en tu trabajo artístico?
-El confinamiento —me atrevo a confesarlo— me dio una mayor concentración. Estaba solamente pendiente de este proyecto y recluida en mi casa. Por supuesto, sufrimos cancelaciones de conciertos, en Francia y en Europa, pero, de nuevo, mi situación no es nada comparable a la de quienes viven este drama con más intensidad.
– ¿Qué opinas del streaming como “nueva forma de tocar para el público”?
-Por el momento, lo rechazo, porque ¡todavía no presentamos este proyecto en escena! Es necesario “objetivarlo” con el público, vivirlo con él para luego permitirnos, en un segundo momento, proponerlo en streaming, como una “extensión”.
Música puertas adentro
– ¿Cómo concibe esa delgada línea que separa la “autenticidad” de un artista al seguir haciendo la misma canción a lo largo de los años?
-El “revival”, si no entiendo mal, es estupendo para despertar la nostalgia por un intérprete que ya no está. Por ejemplo, tenemos unos magníficos “falsos Jacques Brel” y es genial revivir, al escucharlos, al artista que encarnó y que ya no está entre nosotros. El género “revival” perdura en todos los géneros, ¡desde Mingus hasta “Musette”!
Pero no debe ser fácil, en este contexto, lograr una autenticidad. ¡El propio Piazzolla decía que había que inventar, y no seguir! Es más, su Mi refugio de Juan Carlos Cobián, como tantos otros títulos, lo atestigua magníficamente. ¡Él también consideraba estos títulos como estándares!
– En Argentina, el tango era un género machista. Hoy, está cambiando, poco a poco. ¿Cómo considera estos cambios que se están produciendo en relación con los derechos de las mujeres? En Francia, ¿había o hay mucho machismo en ámbitos como la música?
-Sí, es cierto que la situación está cambiando, pero debemos permanecer atentos. En Francia, fundamentalmente en todo lo relacionado con la programación de las directoras de orquesta, de las artistas, de las compositoras. ¡Se hace un gran esfuerzo para dar a las mujeres el lugar que merecen!
Ahora mismo estoy pensando en mi futuro proyecto, donde un título retomará un tema de esa magnífica bandoneonista que era Paquita Bernardo (1900-1925), que se impuso en los escenarios de Buenos Aires a pesar de su corta edad y de las prohibiciones de todo tipo que tuvo que enfrentar, tanto de su entorno familiar que no quería que estudiara el bandoneón como de la sociedad de la época, ¡que no se imaginaba a una mujer con ese instrumento! Afortunadamente, ya no estamos en esa situación, pero es importante mantenerse alerta.
– ¿Qué pensas del tango electrónico?
-La aparición de las nuevas tecnologías, los nuevos instrumentos, la electrónica, la
informática han cambiado muchas formas de componer, tocar o interpretar la música, ya sea el tango u otras expresiones musicales. Pero soy menos sensible a eso porque me parece que esta música debe permanecer en una flexibilidad de tempo, atenta a la más mínima ralentización o accelerando. Esta música y sus arcanos se experimenta permanentemente en el escenario, por lo que someterla a un “beat” constante, sin fluctuación de tempi, me parece que la contradice. Esto no impide, sin embargo, que haya interpretaciones convincentes que apuntan en esas direcciones.
Una Louise personal
-¿Cómo y cuándo entró Piazzolla en tu vida?
-Cuando uno estudia el bandoneón, Piazzolla se convierte enseguida en algo imprescindible, ¡como la música de Rameau para un clavecinista! De modo que fue muy pronto, antes de cumplir los doce años, que descubrí y amé su música. Mi visión de su música evolucionó a partir de entonces, al ritmo de mis descubrimientos de otras músicas. ¡Una va aumentando gradualmente su agudeza!
– ¿Cuándo comenzó a estudiar el bandoneón?
-Tan pronto como fue posible sostener y manejar el instrumento, cuando tenía unos cinco años. Mi hermana ya estudiaba este instrumento en el conservatorio de la ciudad de Gennevilliers, donde vivíamos, y su sonido me conquistó de inmediato. Como a esa edad somos generalmente curiosos, ¡quise descubrirlo para adoptarlo definitivamente!
Debemos recordar que, en esa época, y por varios años, el conservatorio de Gennevilliers era el único en Europa que ofrecía clases de bandoneón. Fue una oportunidad increíble vivir en esa ciudad, que es considerada por muchos como otra ciudad del tango.
– Si no fuera música, ¿cómo habría sido su vida?
-Supe desde muy pronto qué dirección iba a tomar, así que no me planteé la pregunta.
Más allá de la música, me gustan todas las direcciones que pueden llevar a un trabajo de investigación.
-¿Cuáles son sus próximos proyectos?
-Ya estoy pensando en un tercer disco que, con Francesita y Piazzolla 2021, constituirá una especie de trilogía. Debería estar formado por composiciones personales, y por arreglos atípicos o poco habituales de músicas provenientes de diferentes géneros: clásica, jazz, chanson y tango.
-Si la Louise que recién empezaba a desarrollar su pasión por la música entrara por la puerta de tu casa, ¿qué le dirías? ¿Algún consejo o recomendación?
-¡Que tenga determinación, por encima de todo! ¡Que aprenda, aprenda y aprenda siempre! Que sea curiosa, que se interese por todos los géneros musicales, que cultive su gusto y que sepa… ¡defenderse!
Excelente nota!! Gracias por mostrar una artista de tamaño talento!!