Mujer de tangos tomar
Dramaturgia: Carlos País. Con Alberto Clementín, Beatriz Dellacasa y Julio López. Diseño de vestuario y de escenografía: Paula Molina. Diseño de luces: Claudio Alejandro Del Bianco. Banda de sonido: Mariano Vitale. Operación de luces: Ayelen Pedemonte. Asistencia de dirección: Fernando Baier. Producción ejecutiva: Elisa Fernández Navarro. Puesta en escena y Dirección: Hugo Alvarez.
Corrientes Azul. Av. Corrientes 5965. Viernes, 20 hs; sábados, 20.30 hs.
Historia de machos tangueros, poetas y minas trae esta obra versión de “Che Madam” escrita por Carlos País que pone el dedo en la llaga en lo que serían las cuestiones del amor, la fidelidad e indirectamente, de un feminismo que la cultura tanguera se atuvo de dejar bien de lado. Porque aquí, Rosa, la mujer en cuestión, es la que quiere quedarse con los dos hombres que son objeto de su amor. ¿Podrá? Uno es su pareja, Fortunato, un porteño con todos los cliches de un tanguero que no le gusta mucho el trabajo y quiere vivir dando clases de tango, aunque no mueve un pelo para que el negocio prospere. El otro es Tito, un vendedor de pescado que trabaja en el mismo mercado que Rosa, y a la que le recita sus poemas, pero desde un punto de vista por demás naif.
El quiebre de la obra es cuando Rosa lo lleva a Tito a su casa para ver la posibilidad de tener un amor tripartito. El derecho al amar libremente asi como de reivindicarse como mujer de decisiones tomar son dos columnas fundamentales con respecto a la propuesta de la obra. Porque el hecho que ame a uno, no lo inhabilita al otro como objeto de amor. Después, surgirán los inconvenientes frente a este acontecimiento que llevará a un final que dejará a más de uno con la boca abierta.
La puesta es llevadera, dinámica, con un humor sano y limpio que no deja de lado el hecho que, en una obra con temática tanguera, la mujer ocupe un rol preponderante. Quizás a generaciones más jóvenes, la obra le resulte lejana en su concepción y puesta en si, lo cual no implica que no tenga una valía importante. Con guiños al sainete y al grotesco, la obra descansa en las buenas actuaciones de un elenco sólido, sobre todo con un Julio López que demuestra por enésima vez, su sapiencia.
“Che Madam” es amena y agradable para tener un buen viernes de teatro.