La crítica no se queda solo en la sociedad en si sino en lo que hace el individuo ante esta magra perspectiva de dejarse atrapar “por el lado oscuro de la Fuerza”, basada en conformismo y rutina en pos de un salario más que magro –y encima te hacen decir “Agradece que tenés trabajo!”. Hete aquí que la risa inicial se pueda transformar en aquella un tanto más nerviosa en cuanto la puesta inquiere, desde sus acciones y palabras, al espectador en tanto individuo perteneciente a esta sociedad. Ese momento es uno de los más interesantes del teatro cuando deja algo, siembra una duda o una pregunta que seguirá por un par de minutos después que se baje el telón.
Victorio el Reidor (Teatro)
Reir para no llorar
Dramaturgia: Juan Manuel Gabarra. Con Galileo Bodoc y Juan Manuel Gabarra. Voz en Off: María Marta Matías. Iluminación: Adrian Herrera. Operación técnica: Fernando Cerra. Fotografía: Aravinda Juárez. Producción: Federico Costa y Josefina Lamarre. Dirección: Galileo Bodoc.
Teatro Belisario. Av Corrientes 1624. Sábado, 21 hs.
Victorio es solo un número en su trabajo de repositor de un supermercado. Y ese “es solo” termina transformándose en la razón de su vida al obtener trabajo como reidor de un programa de televisión, gracias a su risa única y contagiosa. “Es solo” una risa bonita, dirán por ahí pero para Victorio comienza el derrotero de quien desea salir de una rutina a la que le falta el nervio motor del amor.
Apoyada en una iluminación creativa, una musicalización y sonido de precisión dignas de un metrónomo, la puesta tienen en Galileo Bodoc y Juan Manuel Gabarra, dos actores que dejan todo arriba del escenario. Y ese todo es el literal ya que el componente físico es fundamental para el dinamismo de una puesta fuerte, que va más allá del sátira a una forma de vida. Victorio podría trabajar tanto de repositor como de operador de un call center y la ecuación sería la misma. La alienación del individuo y la robotización humana como signo de estos tiempos modernos.
Juan Manuel Gabarra es el relator que dice como va “la cosa”, con un ritmo frenético pero –a diferencia de la vida misma- no abrumador. Con su decir, enmarcará la vida de Victorio, encarnado por Galileo Bodoc, quien utiliza todo tipo de lenguaje expresivo para que su personaje sea creíble y sanguíneo.
“Victorio el reidor” mete el dedo en la llaga del conformismo y la apatía a través del humor y la ironía que plantea una obra disfrutable de principio a fin, a cargo del grupo Tres Gatos Locos.