Tras una ausencia de quince años, vuelve al teatro con «Sótano». La semana pasada, estuvimos con Alejandro Paker, ahora es el turno de Boy Olmi para que le cuente al Caleidoscopio como es esta vuelta, su visión del fenómeno de «Ciega a citas», la Ley de Medios, Soda Stereo y mucho más.
-¿Cómo surge tu participación en este proyecto llamado «Sotano»?.
– Hace más de veinte años que no hago teatro y soy actor desde hace más de treinta y pico. Durante muchos años, casi veinte, comencé a ampliar mi universo y dedicarme a la producción independiente. Videos y con montones de otras cosas, hacer o producir piezas audiovisuales. El año pasado terminé un proyecto que me llevó muchos años que fue el de dirigir una película, que escribí y produje, que se llama “Sangre del Pacífico”.
– Con China Zorrilla…
– Si! Es que justamente acaba de salir el DVD y se la puede ver. Esto me hizo notar que hacía años que estaba alejado de hacer teatro. Lo empecé a extrañar y a preguntarme por qué lo iba dejando de lado por rutinas o pautas de trabajo que tenían que ver con cosas de más circulación como el cine o la televisión donde todos los días se hacen cosas distintas. A veces estás en lado y después en otro. Mucha vocación por viajar, por moverme y estar en distintos lugares. Estaba extrañando y necesitando encontrar un proyecto que me permitiese reencontrarme con este aspecto mio, con el que me había formado. Empecé trabajando en teatro cuando era muy chico. Había una vuelta a esto que estaba deseando encontrar. Cuando me llamaron para hacer “Sotano”, me pareció una oportunidad muy atractiva, con un trabajo muy comprometido. Es una obra con dos personajes que ofrecen un alto riesgo y una alta complejidad que me resultó muy atractiva como desafío a resolver, en esta vocación de volver al teatro.
– ¿Como fue agarrar el texto? Esa primera vez..
– Fue, por lo pronto, para dejarme impresionar para ver si lograba atraerme lo suficiente para sumarme al proyecto. Cuando uno se mete en un proyecto teatral, sabe que el compromiso es muy alto y que, además, implica dejarse atravesar por una cantidad de emociones e ideas. “De animarse a”. Esa primera lectura implicaba ver qué impresión me causaba y si me daba el deseo de aceptar o no el trabajo. Era una lectura muy decisiva. Lo leo o lo leo y lo acepto. Lo que primero me pasó fue de una enorme intensidad y un enorme riesgo. Esas son cosas que me atraen, más que nada para esta vuelta al teatro. Entonces lo leí con mucho interés. La obra es una especie de caja de sorpresas, de cajas chinas que se van abriendo y develando cosas que no son lo que va pareciendo. Se va abriendo una nueva puerta que va dando lugar a una nueva faceta. Asi fue como después de una primera lectura, se hicieron varias lecturas más para incorporar un texto muy difícil, muy grande para memorizar. Es una obra en la que los dos actores estamos todo el tiempo en escena, de principio a fin. Tenemos un trabajo de estudio previo. Trabajamos un mes antes con una asistente que vino de España, Marisa Laoz, con quien tuvimos un período de ensayo previo e intenso para compensar la llegada del director.
– ¿Y el personaje?
– Tiene aristas muy complicadas. Lo primero que uno tiene que hacer es entenderlo. Porqué actúa como actúa y toma las decisiones que toma. Eso implica no tener un juicio moral sobre el personaje. No verlo desde afuera, criticándolo sino simplemente decir “esta persona ¿por qué hace lo que hace? Entender su cabeza, su funcionamiento, su esencia. Y como este personaje transita por zonas bastante oscuras, que tienen que ver con el dolor, la gente, el sufrimiento y demás, llegar a comprenderlo me llevó un análisis, un estudio. Porque además, es un psicólogo, descubrí que mucha de las cosas que hacer tiene que ver con un deseo de ayudar a la gente, además de satisfacer sus propias necesidades personales. Entonces se produjo esa especie de encuentro donde, al poco tiempo, empecé a comprenderlo y aceptarlo tal cual era, en sus contradicciones. Eso me resultó muy atractivo.
– ¿Resultó muy difícil salir de Zabaleta para ingresar a este mundo?
– No. Digamos, todo lo difícil que resulta es por hacer teatro pero no es difícil de salir de un personaje y entrar en otro. Es tan simple como cambiar de juego. Uno hace simultáneamente en la vida muchas cosas sin darse cuenta. Pasas por muchas cosas. Salís de un cine y tenés una emoción, y después te metés en un libro y tenés otra. Según quien tenés enfrente será de una manera y no de otra. Si tenés amigos, que tienen problemas, adoptás un rol; si estás con tu mujer, adoptás otro. Uno tiene la capacidad, según las circunstancias y las compañías con las que esté, de cambiar de rol. En el trabajo actoral es parecido. Cambiás de contexto y metés en una obra cuando quizás, a la mañana, estás haciendo algo completamente distinto. Lo que es más complejo es en televisión que es muy demandante ya que estás muchas horas grabando. Llegás muy cansado cuando estás haciendo teatro y televisión al mismo tiempo pero esta vez el pase cronológico fue muy armónico ya que terminé de grabar televisión hace unas pocas semanas, justo cuando comenzaron los ensayos más intensos. El pase se dio armónicamente.
– ¿Te sorprendió el gran éxito que fue «Ciega a Citas»? Porque en su momento apuntaba a ser un programa más de culto…
– Si, es cierto. Empezó asi pero por mérito de su propia originalidad, el programa empezó a difundirse. Como está en la televisión pública, que es un medio que tiene un enorme alcance en todo el país pero no los niveles de masividad de los canales de alta competencia en el rating, parecía que no iba a figurar tan luminosamente como figuró en los Martín Fierro, donde Muriel Santa Ana ganó un premio por demás merecido. No estaba en los números de masividad comercial que manejan otros canales. Sin embargo, esto es engañoso porque la gente sabe y la gente ve. Ahora hay un fenómeno con la televisión pública que se está reviritiendo mucho que es el de una televisión de calidad que aquella que solo busca el rating. Esto mismo pasa con el Canal Encuentro. Vos ves que es un canal que está solo en el cable, la gente lo reconoce como válido. No se cuales serán los porcentajes pero hay mucha gente que tiene cable y eso también ocurrió.
– Con estas dos propuestas, la gente se engancha más con una propuesta de mayor calidad.
– Si, una buena televisión tiene que tener lugar para todas las expresiones. Desde las más comerciales hasta las que propongan alguna otra zona de reflexión o alcance artístico o creativo.
– Si te pregunto por la Ley de Medios..
– Mirá, hay muchas cosas que tienen que ver con que están basadas en principios que deben ser contemplados y cosas que deben aggiornarse y ponerse al día, y favorecer distintas formas. Al mismo tiempo, son minimizadas por una especie de uso político interno de facciones que buscan enfrentarse las unas a las otras. Yo encuentro la política actual con un empobrecimiento muy grande por las luchas internas entre oficialismo y oposición, la Ciudad y la Nación, las Provincias y gobernadores, opositores y no. Creo que el debate de la Ley de Medios está muy teñido del “apoyar al Gobierno” o no apoyarlo. No debería ser asi.
– Un River-Boca..
– Deberían ponerse a trabajar por el país y no por favorecer los intereses de los grupos que están enfrentados por distintos factores. Creo que tiene esa contradicción implícita.
– Recién hablaste de la película, del año pasado. Contame un poquito sobre la experiencia de ser autor y director.
– Mirá, “Sangre del pacífico” fue una de las experiencias más felices y plenas de mi vida artística. La concreción, durante muchos años, de ir construyendo en capas, un proyecto en lo que hice todo lo que quise y donde una cantidad de profesionales y artistas técnicos y creativos jugaron el juego que yo quería jugar. Con mucha libertad escribí un guión y una vez que lo tuve, fui encontrando las piezas y las personas que se acoplaron a un proyecto de mucho riesgo y mucha libertad. Una vez que encontré a la gente, fue una fiesta. El hacerla, producirla, terminarla. Hubo un estado de amor, de exaltación y alegría muy alta que duró todo lo que duró el proyecto. Y ahora sigue pasando con la gente que está viendo la película en DVD, con devoluciones muy lindas. La película estuvo en el Festival de Shangai y giró por China, el año pasado, durante un mes. Fue una delicia, un regalo a cambio del esfuerzo que se hizo por esa película.
– Hay una gran productividad (por suerte) para el cine argentino pero no puede entrar al gran mercado de shoppings y demás –la excepción fue “El secreto de sus ojos”-, con todo lo que implica a nivel masividad y difusión. ¿Qué opinás al respecto?
– Hay un tema que es cultural que tiene ver (y es algo que deberíamos empezar a revertir) con el “no veo cine argentino”. Se lo ve al cine argentino como cine argentino y no como una de las patas que tiene el cine. Hay buen cine argentino y mal cine argentino, como todo. Esa gente que, prejuiciosamente parte de decir “yo no veo cine argentino”, se pierde de ver un montón de cosas. Asi como hay gente que sigue a Brad Pitt, él también tiene buenas y malas películas. Entonces hay algo que tiene que ver con el prejuicio y después está el mérito de cada película de hacer su propio camino. De cualquier manera, hay reglas económicas que hace que sea bastante despareja la lucha. No del cine argentino sino del cine mundial frente al cine norteamericano, que tiene monopolizado gran parte del aparato comercial sobre las expresiones cinematográficas. El cine norteamericano tiene un aparato publicitario cien veces mayor, con el cual tiene mucha más llegada a la gente y despierta un interés excesivo producido por la publicidad y el dinero invertido en ella. Es una industria muy despareja. Es como que juegue el Barcelona contra un equipo de la B pero ojo, no es que somos un equipo de la B sino que partimos de condiciones económicas, distribución y difusión bastante distintas. No estamos de manera equitativa. Lo mismo le pasa al cine francés, al cine italiano o al cine español. En Buenos Aires no se ve cine alemán o cine francés como se debiera. Entonces meterse con el cine argentino….es lo mismo que decíamos hace un rato de la televisión pública: tendría que haber un lugar para todos. Hay un lugar para el cine argentino que se ganó con bastante dificultad.
– Hiciste el documental sobre la elaboración de Dynamo, el disco de Soda Stereo. ¿Qué recordás de esa época?
– No eran mis primeras armas. Ya había producido algunas cuantas cosas en video, en ficción, que tuvieron éxito en festivales internacionales. Inclusive tuve una etapa, en los años 80, del 88 en adelante, que produje videos en ficción que tuvieron éxito en festivales internacionales, como video de creación. Para mi, todo esto fue parte de mi formación como director. A partir de esto, me llamó la gente de Soda Stereo para hacer un video clip, el de “Primavera 0” y yo les propuse hacer un documental con todo el proceso de realización del disco Dynamo. Entonces tuve el privilegio de que aceptaran las condiciones que les propuse porque Soda era un grupo muy producido en términos de imagen y un montón de cosas. Lo que les propuse fue mostrar la cocina del grupo. Estuve tres meses acompañando el proceso de gestación de Dynamo, los ensayos, en el estudio, con ellos, solo con una cámara y un asistente. Nada de poner luces ni crear artificios para la cámara sino que esta fuera testigo de lo que ocurriera. No hay un solo momento de ese documental “Haciendo Dynamo” que haya sido producido, pensando en la cámara sino que fue ir y observar desde una primera fila lo que estaba pasando. Ya sea en la casa de Cerati, en el estudio, con los hijos de alguno de ellos. Fue un trabajo muy familiar, muy chiquitito pero muy delicioso. Me hice muy amigo de ellos. Después trabajé en la puesta en escena del show que hicieron en Obras presentando Dynamo…
– Que justo coincidió con los shows de la vuelta de Seru Giran.
– Si. Como adolescente que fui, en los 70, vivi mucho el rock nacional. Mi hermana estuvo casada con un par de músicos y crecí en la generación de Los Beatles en adelante. Por lo cual me siento muy influenciado con todo lo que ha pasado en esos años. Tengo amigos músicos y me gusta mucho la música. Consumo y oigo mucha música. La relación entre las artes audiovisuales incluye puentes entre todas estas expresiones. De hecho, la música de mi película la hizo Mariano Otero, un gran amigo que también es un gran músico de jazz y la música que hizo no es jazz sino música clásica. Todo el tiempo nos alimentamos de todo esto.
– La última, si por esta puerta entrase el pequeño Boy que escuchaba los discos de los Beatles, que le dirías?
– Le diría cosas parecidas a las que le digo a mi hijo hoy, que tiene algunas cosas parecidas. La vida está llena de puertas y de caminos y que, en gran medida, más allá de lo que el destino nos proponga, tenemos la posibilidad de curiosear, de asomarnos a todas esas puerta. De confiar que si nos guiamos por la intuición y por sentimientos nobles, iremos encontrando las puertas y caminos que nos hagan más felices. Que luche por la felicidad.
Sotano. Teatro Margarita Xirgú. Chacabuco 875. Viernes y sábado, 21 hs y domingos, 20 hs.