En Buenos Aires pasan cosas. A veces uno se entera por circunstancias relacionadas a su actividad o simplemente porque la casualidad metió la cola. De esta manera y con esta impronta, se relatarán historias y hechos varios dignos de mención.
Fotos: Cecilia Inés Villarreal
Está ahí, visible para todos. Tal como la historia misma de nuestro país. Se erige por encima de prejuicios y creencias, lo cual impacta en la base del «sentido común», tan caro a buena parte del colectivo denominado “gente”. «Automotores Orletti» sigue ubicado en Floresta, en la calle Venancio Flores 3519/21, al lado de la vía del Ferrocarril Sarmiento. Desde allí, su fisonomía llama la atención a todo aquél que cruce el paso a nivel, por Emilio Lamarca camino a la avenida Avellaneda. Apenas uno se acerca a la persiana del predio, se ven los rostros de quienes fueron desaparecidos en este espacio.
Volvemos a realizar la visita correspondiente, que se lleva a cabo en el ex Centro de Detención, Tortura y Exterminio “Automotores Orletti”, tal como es su denominación completa. Es menester recordar que el antiguo taller había sido alquilado por agentes de la SIDE. Si bien desde afuera se ve una entrada amplia, una vez adentro, su tamaño es aún mayor. Aquí estuvieron detenidas aproximadamente 200 personas, la mayoría de nacionalidad uruguaya. También hubo argentinos, chilenos, bolivianos, paraguayos y cubanos. La mayoría de ellos, continúan desaparecidos al día de la fecha.
Orletti funcionó entre mayo y noviembre de 1976 como base principal de las fuerzas de inteligencia extranjeras –el Órgano Coordinador de Operaciones Antisubversivas (OCOA), el Servicio de Inteligencia de Defensa (SID), ambos uruguayos y también la temible DINA (Dirección Nacional de Inteligencia), de Chile-. Todas actuaban en Argentina en el marco de la “Operación Cóndor”
El frío se siente dentro de Orletti, con todo lo que esto implica. El paseo estaba compuesto por cuatro visitantes, incluido este periodista. Esta vez, formaban parte del mismo, dos jóvenes estudiantes, provenientes de una universidad del conurbano. La licenciada Ángeles Del Hoyo es la guía encargada de llevar a cabo el recorrido. En el piso del ingreso a lo que sería el garaje del taller, se ven los retratos de políticos y militares que estuvieron detrás del Plan Cóndor en América del Sur. Los rostros de Videla y Galtieri se mezclan con los de Nixon y Kissinger.
El paseo dura una hora y media aproximadamente. A medida que íbamos caminando dentro de Orletti, Ángeles va describiendo con precisión lo que había ocurrido allí, tal como la división entre planta baja y alta, donde funcionaban una sala de interrogatorios, una de tortura y la terraza. Según los testimonios de ex detenidos, había tres sonidos que caracterizaban el lugar: la chicharra del tren, la cortina de metal de la entrada y el grito de los chicos de la escuela, cuyo patio de recreo daba con la parte posterior del predio.
Al ser pocos los visitantes, se puede hacer el recorrido con mayor acercamiento. También permite ver sus reacciones. Ingresar a cada una de las divisiones del predio implica viajar en el tiempo y al horror de lo que fue la dictadura argentina. La misma que muchos/as pretenden bajarle el precio amparados en variables económicas tan insostenibles como cualquier argumento a favor de la Dictadura.
Las paredes se mantienen tal cual era entonces por resoluciones judiciales. Todavía guardan secretos que buscan ser revelados. De a poco, se ve llega a una cocina, una habitación destinada a guardar las armas y otra, que contaba con cajas fuertes en las que se guardaban la documentación de Orletti y los objetos de valor de los detenidos. Todo en una planta alta que aún tiene los orificios de bala en sus ladrillos. Ángeles cuenta con preciso detalle la vida (y la muerte) en este lugar, en tanto las pésimas condiciones destinadas a los prisioneros. Las sensaciones son varias y oscilan entre el dolor y la bronca.
El relato que gira sobre los agujeros producidos por las armas de fuego es revelador. Todos están marcados con un número, a pedido de las investigaciones que se realizan. Muchos de los disparos fueron realizados por los militares para aterrorizar a los prisioneros; otros fueron realizados en medio de un escape. Es la huida de José Morales y Graciela Vidaillac, semidesnudos, que incluyó el robo de un vehículo de una casa de camiones ubicada a mitad de cuadra de Emilio Lamarca, antes de llegar a Rivadavia.
Termina el recorrido y nos quedamos charlando con Ángeles. Surgió la posibilidad de hacer una nota. Accede a la misma y la empezamos de esta manera….
-Ángeles, ¿cómo llegas a Orletti?
– Es por un tema personal, en relación con la salud de mi hijo. Vivo en Floresta y es mucha la distancia con la ex Esma. No conocía mucho de Orletti. Si del Olimpo pero Orletti estaba como escondido. El viaje era matador ya que eran como dos horas en colectivo de ida y dos de vuelta. Si bien dejo a mi hijo con un cuidador por su enfermedad, necesitaba seguir trabajando. No pedí licencia ni nada, solo el pase que, por suerte, me lo dieron. Estoy en la parte de Investigación.
-Estas con las visitas guiadas. ¿Cómo es esta experiencia?
– Siempre me gustó la historia. Ingresé a los 17 años en Filosofía y Letras de la UBA. Esto en plena dictadura. Igual, me caso muy joven, a los veinte años y después me dedico a ser madre ya que tengo seis hijos. A partir de eso, siempre me apasionó la historia. Después de mi quinto hijo, retomo la carrera pero ya en Filosofía que eran más materias que en Historia. La docencia siempre me apasionó. La ejercía de forma particular. Después pasé a la parte legal y de derecho. Soy Licenciada en Gestión de Políticas Públicas. Igual, mi primer amor es la Historia. Me reencuentro conmigo misma en ese proyecto que quedó trunco por darle prioridad a la familia. Aún cuando la historia es muy cruenta, busco el por qué. Siempre fui curiosa e intento indagar hasta el hueso.
-Y justo estás acá…
-Si. Pude realizarme en ese sentido aunque el lugar sea un centro del horror. Es la forma en que doy vuelta lo negativo en pos de algo positivo. Sin proponérmelo, estoy en un lugar especial. Antes había manejado expedientes administrativos del Ministerio. Investigaba la prueba para poder brindar reparaciones a los hijos de los detenidos y/o desaparecidos. Trabajé en dos leyes, la de hijos y Dovena, que abarca desde 1955. Aquí me pude dar el gusto de circular por la historia argentina con una mirada más renovada. Siempre fue muy comprometida pero el compromiso surge del conocimiento. Se hace mucho más fuerte.
-¿Cómo está Orletti hoy?
– Entre en el 2018. Lo que encontré fue un lugar que guarda historia. Lo sacralicé porque no es una pavada el pisar un lugar que pisaron otros, más en estas circunstancias. Es un lugar sagrado al cual le tengo mucho respeto, aún cuando la administración anterior se enfocaba en una cuestión turística. Vienen muchos visitantes de afuera y se hace el llamado “genotour”.
-¿Existe esa denominación?
– Si. Inclusive hay videos de jóvenes periodistas que hacen turismo por lugares donde hubo radioactividad. El «genotour» existe en Europa con visitas a Auschwitz, por ejemplo. De alguna manera, los sitios de memoria se van autofinanciando por el turismo. No es el caso aquí que pertenece al Estado y no se cobra entrada. Hay un enorme respeto y curiosidad. Me tuve que sumergir y enfocar en la historia de los uruguayos. Encontré un genocidio similar al de Argentina, quizás más atroz. Esto me movilizó a seguir investigando más. En cuanto a la gestión, falta gente y mantenimiento. Pensá que es un emblema del Plan Condor. No es un lugar que se lo promocione mucho y no es por falta de voluntad.
-Hubo pocos argentinos aqui.
-Exacto. Después, con el tiempo se descubrió un circuito que nunca se había podido probar que es el de Orletti, Bacacay (a la vuelta, se lo llamaba “El Jardín” dentro de la juerga de los genocidas) y Pomar. Este último es el nombre de una calle, con un depósito de frutas. Orletti nunca se llamó así. Todo es un equívoco con una impronta brindada por una víctima. Su testimonio es el que permite destapar todo lo que había acá.
-Me quedé con el nombre de “genotour” y poniéndome en abogado del diablo, si no es de esta forma de “comunicación”, ¿habría manera de llegar a más gente y visibilizar esto?
– Lo que conspira en contra son los años. Los sobrevivientes se van muriendo. Algunos testimonios se quedan ocultos o se distorsionan. A esto hay que sumarle la banalización del relato que está muy bien expresada en el film “Llegaron los turistas”. Esto pasó en Auschwitz. En ocasiones, no quedan ruinas sino réplicas ya que muchos elementos del lugar, como los elementos de tortura, fueron trasladadas a Estados Unidos, Inglaterra o Israel. Los campos no son tales sino réplicas.
-Acá es distinto.
-Claro! Lo mismo en la ESMA. La única manera de mirarlo de otra forma es resignificándolo y con amor hacia la historia. Más aún sabiendo lo que le ocurrió a las víctimas. Se puede ver como está todo y como se mantuvo.
-¿Las visitas son para escuelas?
-Están en las curriculas, por lo general, algo que no ocurre en Uruguay, por ejemplo, tal como dicen muchos que realizan la visita. Lo mismo de Brasil. El dólar barato ayuda a que vengan y realicen la visita, mayoría de gente joven. Nos dicen que no tienen en la curricula lo que fueron los golpes militares os dicen que no tienen en la curricula lo que fueron los golpes militares y la dictadura. No existe eso en la región, lamentablemente. Argentina está a la vanguardia al respecto. Igual, esto mismo ocurre como con Alemania: lo tienen porque perdieron una guerra. En ese sentido, están en un curricula. Los colegios llaman y piden un turno. Vienen tanto de CABA como de provincia. Generalmente, vienen de 4° y 5° año, a veces más chicos, dependiendo de la dirección del colegio. También vienen de primaria.
– ¿De primaria? Raro, algo medio controversial….
– Es muy difícil hacerle comprender a un chico lo que pasó aquí. Por eso se utilizan juegos. No está mal hablar de la muerte, pero los chicos tienen una interpretación libre, dependiendo con el núcleo familiar y su contexto. Pueden malinterpretar y confundir lo que ven. Sin embargo, se usa mucho los videos de Paka Paka a nivel historia. Si no fuera por estos videos históricos que están muy bien hechos, no se si podría darse. Lo único que queda es la historia y contarla con herramientas pedagógicas. Es muy difícil de entender el Plan Condor. No lo entiende un grande, menos un adulto.
-¿Y los de la secundaria? ¿Cómo reciben la visita?
– Se interpreta como se puede en tanto nucleo familiar, contexto y su ideología. Hay chicos de derecha, esto Milei de por medio. No llegan a cuestionar porque carecen de elementos, pero sin caer en la Teoría de los Dos Demonios, surge la pregunta de cómo se financiaban los grupos. Tenes que hablar de un botín, que se secuestró a un empresario por una suma de dinero. Lo escuchan esto y se quedan duros. No se puede transpolar al día de hoy. Esto, a no ser que el joven diga que quiera profundizar el tema.
-Hablaste de los chicos de derecha. ¿Hay muchos?
– Si. Te das cuenta cuando surge el tema económico y su ligazón con el neoliberalismo. La pata económica de la Dictadura es muy importante. Recordemos no solo las propagandas de Martínez de Hoz sino como se destrozó a la industria, tomando deuda externa. Se meten cuando se ubica la memoria en el presente. No tienen muchos elementos de análisis. A decir verdad, Milei tampoco los tiene. El tema es que es muy convincente. ¿Con que seduce Milei? Con el utilitarismo de Stuart Mill pero cuando hablas del neoliberalismo tenes la opresión del pueblo. Después hay mucha pregnancia de ideas que quedaron en el inconsciente colectivo que construye su identidad. Eso le pasa a muchos pueblos que no tuvieron la suerte de destapar la olla y reencontrarse con su identidad por más que sea pesada y dolorosa.
– ¿Cuáles serían los momentos de la visita en los que los chicos quedan más impresionados? ¿El de la fuga de Morales quizás?
– Sabes que no… Queda solo como “una fuga”. De acuerdo a como se relate, ¿no? Como de torturas no se habla, quedan impresionados de ver lo que quedó e imaginar lo que fue. Una cosa es que uno lo cuente e imaginar lo que pasó y otra es estar en el lugar de los hechos. El escenario del crimen. Los agujeros de bala sorprenden mucho. Tuvimos un encuentro con profesores que ratificaba que lo que mas cuesta entender es el Plan Cóndor. En mi caso, siempre pregunto “¿Por qué creen que había tantos uruguayos aquí? ¿Qué hacían acá?”. O les paso “Primer vuelo”. Son historias de sobrevivientes. Salís del esquema de la muerte y la desaparición forzada. Lo de los tambores también es fuerte. (N de R: Un grupo de prisioneros fueron asesinados y sus cuerpos, arrojados al río Luján en tambores rellenos con cal y cemento)
-¡Es cierto!
– Y si…Pero das, de alguna manera, la nota positiva que en el 76 hubo un miembro de la Prefectura que no participaba de todo esto y sacó los tambores. La descordinación, el caos en torno a la organización (se usaban hasta cinco alias por decreto de Videla) es importante.
-¿Qué dicen los chicos cuando termina la visita?
-Quedan con mucha curiosidad. Piden ahondar más en el tema por los interrogantes que se llevan. No podes contar todo en dos horas de recorrido. Hay mucho material documentado. Es muy rica la información.
– ¿Vienen adultos?
-Si. Muchos.
– ¿Turistas? ¿Vecinos?
-Turistas si. También estudiantes que están haciendo su tesis. Una vez vino un hombre de 80 años que estaba estudiando Derecho. No sé si era de derecha, pero empezó a plantear algunas cuestiones…
– ¿Sería un conservador, digamos?
– Era de otra generación. Ignoraba muchas cosas. Estaba estudiando, vino con su maletín y todo. De repente, se puso con una actitud soberbia y desafiante, esbozando que esto es una chantada. Tiró en contra de los guerrilleros basándose en la Teoría de los Dos Demonios. El coordinador tuvo que atajar penales al respecto, pero el señor venía ya exclusivamente a realizar estos planteos. Le buscaba la pata legal a todo. “¿Dónde está que hubo una denuncia contra Orletti? Que pasó lo que se dice que pasó”. Este hombre desconocía que la historiografía tuvo un cambio en los años 90 a partir de la introducción de la memoria y los testimonios.
-Preguntaba mucho el señor…
-Si, por ejemplo en qué se basan las reparaciones. Para responder, siempre apelamos a la Causa 13 de Videla y los militares. No tenemos gente que lo haya visto. Lo mismo que una violación o una causa de violencia familiar que se realiza entre cuatro paredes sin tener testigos. Se analiza la continuidad de los hechos a partir de los diferentes relatos. Por ejemplo, en el tema de las autopistas de Cacciatore, que implicó echar gente de sus casas para su realización. Tenías quienes estaban a favor de lo que se hizo y otra en contra. Se indaga sobre el camino de la linealidad del relato y la contrastación de los datos comunes. La diferencia fue la serie de contradicciones que incurrieron los que estaban a favor. De ahí que siempre se priorice el relato lineal y consecuente de los hechos sea quien sea el que los diga.
-A ver, ¿hay gente que viene a “pudrirla”?
– Si. Me pasó al principio, cuando recién entré.
– ¿Jóvenes o grandes?
– Grandes. Entran con una actitud engañosa de falso compromiso. Parecen “servicios”. Después terminas desconfiando de aquél que viene con buenas intenciones. El otro día, un señor empezó a golpear la puerta señalando una de las fotos que están en el plotter. Un señor en situación de calle. Grita “Esa es mi mamá”. Resultó ser cierto. Era la madre de este hombre. Lo invitamos a pasar y nos enteramos de su historia. Su mamá era enfermera y se había casado con un hombre de nacionalidad paraguaya. La dictadura los desaparece a ambos, que tuvieron un hijo al que terminan matando. En cambio, él se quedó con su padre que era carnicero y lo trataba muy mal, con golpes y todo. Toda una historia desgarradora que tuvo que ver con la Dictadura.
– ¿Cómo es la relación con los vecinos?
-Hicimos un mural enfrente que lo llevó a cabo una señora que después terminó en el sitio de memoria de Las Flores. Ella consiguió los artistas para hacerlo. Venían de Olimpo a ayudar a pintar. Cuando cortamos la calle para hacer alguna feria o un espectáculo, había algún que otro vecino que se quejaba.
– ¿Se los invitó a Orletti?
– Hay una cuestión ideológica al respecto. La gente mayor es muy de derecha. Me tocó ser fiscal en una escuela del barrio y lo noté en las elecciones. Es muy difícil el barrio salvo en lo que pudo haber ganado Olimpo. Además, acá no hubo argentinos. Una vez, haciendo la visita, recorrimos la escuela de acá la vuelta y Bacacay. En ese momento, estaba llegando justo un inquilino o dueño, con un auto de hace unos años. Un hombre grande, con una postura bastante soberbia. Si la compraron en el 77 y siguen siendo los mismos dueños… Lo único que pide el juez es la medida de “no innovar”. Cuando leo los testimonios, los prisioneros no estuvieron solo en el sótano por lo que fue todo un sitio del terror.
-Si por esta puerta de Orletti, entrase la Ángeles del 2018, ¿qué le dirías?
– Uh! Me tiré a la pileta por necesidad. Estaba en un lugar en el que había estado por diez años, conocido y todo. Soy de tomar el toro por las astas frente a los problemas pero a cierta altura de la vida, era muy duro. Le diría “No tengas miedo. Todo va a salir bien. Este lugar es para vos”.
Automotores Orletti. Contacto: (54–11) 4611-2933 / visitasorletti@gmail.com.