Empezó de muy chica en la tele y no paró. Después del suceso de “Valientes”, vuelve al teatro con la muy buena “El Descenso de Monte Morgan” con Oscar Martínez y Carola Reyna. Simpática como pocas, Eleonora Wexler habla de todo.
Fotos: Nicolas Savine
– Eleonora, ¿cómo surge la posibilidad de “Monte Morgan”?
– Surgió el año pasado, en septiembre u octubre, que me convocan para hacer esta obra. Ya había trabajado con Kompel en “Relaciones peligrosas”, justo en conjunto con Oscar Martínez. Era la única vez que había trabajado con Kompel y con Oscar, que era en La Plaza. Me llaman para hacer un Miller por el cual nunca había transitado. Leí la obra y me encantó y de por si, me encantó la propuesta que involucraba hacer teatro comercial con Carola, con Oscar, Daniel Veronese, Malena Figó, Gaby Ferrero. Me pareció muy compacta la idea y estaba todo muy armado. Todo un desafío ya que para mi, Leah, mi personaje en la obra, era diferente a todo lo que había hecho en teatro. El poder transitar un Miller era algo que tenía muchas ganas de hacer.
– Me ganaste de mano porque te iba a preguntar como fue ser Leah
– Difícil porque ningún personaje es fácil. Lo primero que decís es “¿Cómo lo armo? ¿Desde que lugar?”. Lo que tiene Miller es que es muy intenso y no podés estar a media agua. Tenés que sumergirte de lleno en esa profundidad. Navegar e indagar. Una de las cosas que decía Daniel es que era como la capa de una cebolla. Los personajes y la obra en si misma. Sacás una capa y hay más, sacás otra capa y hay más. Empecé a investigar y aparecía más y más. ¿Desde que lugar? ¿Un lugar más físico o intelectual? A mi me gusta más ir por el lado físico que por el intelectual. Probar mi cuerpo como se va sintiendo con ese texto, que le va pasando, para prestarle el cuerpo al personaje. Sentía que este personaje era muy corporal…
-Muy intenso…
– Si, y que tiene que ver mucho con el cuerpo más que con algo intelectual, más reprimido. Me parecía que era de mucha visceralidad. Ahí está la palabra! Jajaja
– Igual, Leah, intelectualmente, es brillante…
– Si pero…lo es en los negocios. No se si podría decirte…Creo que es una chica de pueblo que supo hacerse sola. Tiene mucha fuerza, empuje y capacidad de trabajo. Cuenta con un pensamiento “moderno” que se le desarma cuando se enamora perdidamente de este hombre, queda embarazada y le propone casamiento. Después vuelve para atrás y dice “¿para qué? Si no quería casarme, no quería esto y no quería lo otro..”…en definitiva…
– ¿De qué estamos hablando?
– ¡Claro! De qué estamos hablando, ¿no? Es una mujer independiente, todo lo contrario a lo que es Theo. Si bien es muy moderna y decidida, en el fondo, creo que tiene un discurso que no se si es tan cierto, tan así.
– Vine a ver con mi novia y es una obra de las que uno sale y tiene ganas de comentarla con alguien. ¿Cómo viste ese discurso de machismo sin pruritos por decirlo de alguna manera…?
– Mirá, la primera vez que lo leí, dije “Lyman es un hijo de puta”. Es un tipo que, a medida que fue pasando el tiempo, -obviamente quería todo y no dejó nada-…las quería. En realidad, ellas son cómplices de la situación, ¿entendés? Las dos lo dicen. Entonces, para que exista esto, tiene que haber esto otro. Si pasó, hubo alguien que dejó que esto sucediera. Entonces empecé a verlo de otra manera. Me parece muy interesante de ver en la obra, en el discurso de cada uno de los personajes, que cada uno tiene razón. Escucho a Lyman y lo entiendo, aunque no lo comparto. Lo mismo con Theo y Leah. Ahí cambié mi visión de la primera vez. El tipo quiere todo y decís ¿no pudo ser sincero con ellas y darles a elegir? De alguna manera, ellas también se dejaban arrastrar aunque había algo raro al respecto.
– Pero siguieron.
– Absolutamente. Siguieron todo el tiempo. Sea por comodidad, amor o lo que sea. Cada una, con su librito, dijo “yo sigo”.
– El discurso de Lyman es muy “argentino”
– Quiero todo, todo pero él, en un punto, no aguanta más. Realmente, que el que peor la pasa es él. Me imagino ¿cómo se hace para tener una doble vida? No es que tenés una amante sino una doble vida. Dos familias, dos esposas, dos hijos, dos casas que mantener, ¿cómo hacés? Ahora, con las comunicaciones que hay, tenés que estar pensando más y supongo que debe ser más difícil. Igual existirán. No sabés la cantidad de historias que se despertaron a partir de esto? Gaby contaba que conoció a un tio que hizo tal cosa, y el abuelo de mi primo hizo tal otra…jajajajajja. Por ahí, antes eran más factibles estas historias pero casi siempre del lado masculino. No se sabe de una mujer que…para una mujer debe ser realmente complicado desde la maternidad misma. Estar con los hijos…
– El tema de la noche…
– Si, seguro! Ahora, con la historia del teléfono celular, internet, twitter y todo lo que hay, sería mucho más difícil…
– Se complica bastante….
– Y si…es estresante. La verdad, se complica tener ahora una doble vida..jajajajaajjaja
Intermedio: La Av Corrientes está llena de gente. Cuesta pero llegamos al teatro y al camarín. Sencilla y elegante al mismo tiempo, Eleonora nos saluda con calidez. La nota se transforma en una charla distendida sobre la particularidad de la obra en su temática, de la cual tiene su visión como la de ser “mala” en la tele. Tampoco podía olvidar contarle que el día que vimos la obra, hubo un momento de tensión: un espectador se descompuso y se interrumpió la función para que lleguen los médicos. Eleonora recuerda el momento y se emociona por esa situación como por el recuerdo de sus comienzos
– ¿Cómo fue este cambio hacia el teatro después de “las malas” que venías haciendo en la tele?
– Son cosas diferentes. Para mi fue una decisión el abordar teatro y tener que ver con un personaje. Lo de «la mala» fue otra historia. Me encantó hacerlo. Cuando terminó, terminó. Con el teatro me pasan cosas diferentes. Es otra forma de abordar el trabajo…Tiene que ver con algo que digo y que suena pésimo que es “afinar el muñeco”. Suena raro pero es como que esa cosa de estar en contacto con el público constantemente, me da algo distinto para afinar el instrumento, ¿no?
-La tele es diferente…
-Tiene otros tiempos. Es trabajar con el “aquí y ahora”, con una historia que se va rearmando. En cambio, acá, en el teatro, todos los días son iguales pero distintos. Ni tu compañera Carola está igual, ni Oscar está igual, ni la obra funciona de la misma manera por más que lo estés contando de la misma manera. Es lo que te permite afinar y puliendo el personaje a medida que pasa el tiempo. Yo siento que el día del estreno nunca está el personaje. Tengo un boceto armado que después lo voy modificando. No sentí que el personaje de villana, de mala o de loca se haya involucrado en esto.
– ¿Qué devolución tuviste del público?
– Es loco porque mucha gente me felicita, le gusta. Me han dicho “Te felicito por el trabajo del año pasado”. Una vez me pasó que el público aplaudía y una señora dijo “¡chau Juana”! (risas). Me dije “no la compraste a Leah…» (risas). Creo que está bueno que me vean haciendo completamente diferente y hay mucha gente que lo agradece. También hay mucha gente que no consume televisión y me conoce solo del teatro. Por lo general, no viene tanta gente joven sino más grande porque no es tan accesible, no? El teatro comercial tiene una entrada que no es tan accesible para todos, de 100 o 120 pesos. Entonces, la gente joven no tiene tanto acceso. El público es distinto algunas veces, otras veces no y eso se agradece.
– Te pregunto por otra faceta que tenés, que es la de cantante. Cantaste con Tantanián, en su espectáculo…
– Canté de chica y ahora con Tantanian, alguien a quien admiro profundamente. Creo que es un artista en todo sentido. Actor, director, cantante y el que me haya convocado para hacer una participación en uno de sus espectáculos, fue algo muy valioso. Me encanta. Estoy fascinada de poder hacerlo. Hice comedia musical de chica y después medio que lo fui posponiendo por cosas que me fueron llegando, por elección. Como que me abrí de la comedia musical y me fui por otro camino pero esto me permite como un “gustito”. Me encantaría ensayarlo y actuarlo mucho más pero es una especie de ceremonia, de fiesta, de ritual y de estar un ratito con él.
– Si te pregunto por la popularidad…
– Bien, que se yo. En realidad, nunca fue algo que me pesó. Empecé a trabajar de muy chica. Supongo que eso hizo que fuera moviendo la cintura. Te podría decir que, salvo a partir del año pasado, nunca fui muy popular. Era conocida pero no popular. Lo del año pasado fue distinto porque fue un suceso. Pasé a ser conocida y más popular. La gente se acerca con cariño y con respeto. Si no quiero que la gente me vea, me quedo en mi casa. Yo estoy agradecida a la gente. Para mi es un halago.
– ¿Cómo es el minuto siguiente de bajar de escena?
– Es mágico, lleno de adrenalina. Me voy bastante rápido. Soy de cambiarme rápido. Me saco la ropa de escena, me pongo la ropa de calle y me voy ya que tengo un viaje largo. Es a la noche tarde, me voy con el auto y hay pocos autos en la calle. Me encanta poner música de acuerdo a mi estado. Voy buscando la música y voy en el auto y ahí es donde empiezo a bajar. Tengo un tiempo hasta que llego a casa y todavía estoy arriba. Necesito un tiempo para bajar, acomodarme y recién después me puedo ir a dormir.
– ¿Y si pasa la situación del otro día, que hablamos fuera de micrófono?
– Es difícil. Fue una situación muy chocante porque no sabíamos, que le pasó, si el señor se murió o no se murió. Fue un stress para nosotros y para el público. Se modifica la energía. Fue muy difícil poder retomar, sobre todo un espectáculo de estas características, que es tan al palo y tan intenso. Era lo que hablábamos antes, de que los personajes no tienen medias tintas y todo está flor de piel, como en carne viva. Entonces, es muy difícil superar un parate de 25 minutos. Por más concentración que tengas, es muy difícil tocar la misma cuerda. El público fue muy agradecido e hicimos lo que pudimos dentro de esa situación.
– Estuve ahí y te puedo asegurar que fue una función muy buena.
-Fue muy difícil y se intensifica con todo pero hay una energía que se modifica en la que una se tiene que adaptar y el público también. Si al público le das lo mejor, vos sentís la energía del público que también te va a dar lo mejor. Es un ida y vuelta, que es lo maravilloso que tiene el teatro
– El feedback….
-Claro! Eso no lo tiene nadie y es mágico. Es increíble.
– Y es mucho más inmediata que lo de la tele, que acá vos salís y lo ves…
– Claro! Es el aplauso de la gente….es terrible (se emociona)
– Si por este camarin, entrase la pequeña Eleonona Wexler que trabajaba en “Mesa de Noticias”…que fue una de las primeras cosas que hiciste, ¿no?
– Lo primero que hice fue “Annie”, una comedia musical. “Mesa de Noticias” fue lo primero que hice en tele que era con los hermanos Mesa, dos seres humanos increíbles. Juan Carlos, con ese humor tan sano y tan buena persona. Hace un tiempito, en lo de Susana Gimenez le hicimos un homenaje y estuvimos todos los de Mesa de Noticias. Fue muy fuerte y muy emocionante. Pensé que no iba a pasar….bueno, que lindo…y me puse a llorar. Se abrió la cortina y ya estaba lagrimeando. Fue muy emotivo y después de Annie, fue lo primero hice en tele.
– Que le dirías a esa Eleonora si entrase aquí….
– Le diría que siga como hasta ahora, jajajajajjaja. Seguí aprendiendo, disfrutando, trabajando con placer y dando lo mejor, que a veces que uno hace lo más que puede para hacerlo mejor. Le diría que no se enoje tanto con cosas que no valen la pena enojarse. Que disfrute mucho, con la vida que tiene.
– ¿Sos de enojarte con el tema de los medios? De googlearte y aparecer en cualquier lado?
– Trato de no darme lugar a eso. Es tan subjetivo lo que puedan ver los otros de vos. Más allá de que uno tenga un lugar de ego importante –porque si no, no estaríamos arriba de un escenario esperando que nos aplaudan-, uno tiene que, en algún lugar, decir “puta, no le voy a gustar a todo el mundo”, ni todos mis trabajos le van a gustar a todo el mundo. Y me la tengo que bancar! Es asi y traté y trato de dar lo mejor.
– Ahora si, la última y es referida a la palabra que dijiste recién. ¿El ego es el peor enemigo del actor?
– El ego es el peor enemigo de la vida. No solo del actor. Nunca te lleva a buen puerto. El ego te lleva por un camino que no está bueno transitar porque, en realidad, cuando te das cuenta que eso que vos creiste que eras y que no lo sos, que todo es transitorio y nada tiene que ver con vos, te pegás un palazo. Chau! Entonces, en realidad, nada tiene que ver con vos ni sos tan importante ni tan trascendente que tenga que ver con vos.
“El Descenso del Monte Morgan” Teatro Metropolitan II. Av Corrientes 1343. Miércoles, jueves y domingos, 20 hs; viernes, 20.30 hs y sábado 20 y 22 hs.