Salir de la melancolía
Dramaturgia y dirección: Marcela Peidro. Con Carolina Martín Ferro e Ignacio Rogers. Diseño de escenografía: Ariel Vaccaro. Diseño de Iluminación: Matías Sendón. Vestuario: Laila Duschatzky. Diseño gráfico: Emiliano Enríquez. Asistencia de dirección: Luz Marquez. Producción general: Pablo Camaiti y Marcela Peidro.
Teatro El Extranjero. Valentín Gómez 3378. Sábado, 23 hs.
Lucia y Bruno son dos hermanos que necesitan vivir y por tal motivo, venden varios objetos que recibieron como herencia. Desde ese momento, se percibe que ambos tienen características diferentes, tanto en su vida como para encarar el duelo por la muerte de la madre. Más aún si la necesidad –esa que tiene cara de hereje- mete la cola en el medio en forma de un coleccionista que busca un tapado de la madre fallecida. Parece que el tapado habría pertenecido a Eva Perón por lo que tiene un costo por demás elevado.
Lo que parece ser una anécdota sencilla en la relación de los dos hermanos trascenderá a una historia relacionada con el duelo y el recobrarse ante la pérdida del ser querido. La desolación y la pérdida de referencias y caminos a seguir.
En este sentido, es por demás ilustrativa la escenografía y el vestuario para conformar ese mundo que ha quedado en “pausa” ante lo acontecido. Una atmósfera despejada y unos atuendos que denotan la depresión que los atraviesa son fundamentales para constituir a Bruno y Lucia como personajes. Él, buscando la forma de salir del pozo mientras que ella tiene una computadora como única compañía.
El texto está bien trabajado y plantea dicotomías respecto a la constitución propia de la familia a la que pertenecen. La alusión a las divisiones de la sociedad argentina es palpable aunque apelando a la metáfora de los hermanos. El objeto preciado que pasa a ser una mercancía y un fetiche que va más allá de su precio en billetes. Se conjuga el pasado y presente, recuerdos y realidades y el sacrificio o la salida fácil ante la desgracia. Será este el punto de conflicto entre ambos. El enojo como heredero de una orfandad para la cual no están preparados y en la que queda flotando una pregunta ¿Podrán superar ese duelo? Inclusive, siendo más incisivo –hasta malintencionado- ¿querrán salir de ese duelo sabiendo que dejarían la posición cómoda de la añoranza permanente? Optar por esta segunda alternativa implica movimiento y la consabida reconstrucción del propio ser. Todo un tema para reflexionar tanto a nivel individual como social.
Con actuaciones correctas, en especial Carolina Martín Ferro, la puesta es entretenida y atrapante en tanto los diversos caminos que propone. Con algunos minutos menos, la puesta ganaría una redondez aún mayor en su resultado final.
“Un futuro anterior” plantea una metáfora por demás precisa de quienes buscan una figura superior para poder paliar la problemática que implica vivir en una sociedad.