El Dragón de fuego (Teatro)

Lo que quema y arde


Autora: Roma Mahieu. Con Pilar Vilaplana y Pedro Lozano. Ayudantes de direccion: Miguel Galavis y Yanina Carchak. Produccion: David Ricondo. Diseño de vestuario: Cristina Rodriguez. Diseño de escenografia: Pepe Uria. Diseño de iluminacion: Eduardo Cueto. Asistente tecnico: Javi Lazaro. Asesoria vocal: Marcela Paoli. Voz en off: Miguel Galavis. Coreografia: Yanina Carchak. Fotografia: Nacho Garcia (Sweet Media). Diseño cartel: Sonia Bautista e Isabel Cuesta. Direccion: Gina Piccirilli


Teatro El Damero. Dean Funes 506. Viernes 22 y sábado 23 de agosto. A las 21 hs.


Dicen que la rutina es una de las peores condenas que puede soportar una persona. Eva y Angel podrían dar fe de esto. Sus vidas no parecen tener mucho futuro. Ella es una prostituta que vive de su cuerpo para poder sobrevivir con un hermano discapacitado. Será la relación de los dos hermanos la variable que tendrá la rutina y el dolor, para dirimir sus diferencias con la dignidad de dos desangelados que deben cargar con sendas cruces.


Con un texto fuerte y momentos de tensión, la puesta se ubica en un sótano de mala muerte regenteado por el señor Fernández, dueño de las vidas de quienes trabajan para él, en un establecimiento “al lado del camino”.

El texto plantea como el amor puede ser atravesado por sentimientos como la frustración y la impotencia de una Eva que busca otro tipo de vida para si pero debe lidiar con las limitaciones de su hermano. ¿Donde queda la personalidad/identidad de uno? Culpa y deseo, lo que se «debe hacer» y lo que se «quiere hacer». Serán la culpa y el “deber ser” quienes sometan a una Eva que buscará desahogo en diversas “formas” para paliar una situación que debe enfrentar pero que no le gusta en lo más mínimo. 


La crudeza del texto y la ambientación oscura permiten adentrarse en un mundo de corazones feroces donde la resistencia debe ser titánica para que el transcurso de los días sean lo más tranquilos posibles. Pero será Angel quien, a partir de preguntas e inquietudes, llame a la reflexión en diversos momentos de la puesta. Incluso teniendo cierta “conciencia” del estado de la relación con Eva.

La dramaturgia también es irónica al nombrar a sus personajes como “Eva” y “Juan”, en el cual los pecados están a la orden del día pero, del mismo modo, los ubica en la profundidad más poderosa de sus desgracias. De esta manera, se desarrollará una puesta fuerte y oscura donde el enemigo externo también forma parte de un interior tan palpable como naturalizado.


Pilar Vilaplana y, en especial, Pedro Lozano crean personajes tan ricos en su contenido como en sus puntos de vista, de la boca para afuera pero diversos en la realidad. Quizas, con algunos minutos menos, la puesta lograría una solidez aún mayor a la obtenida.


“El dragón de fuego” atrapa a partir de la contundencia de un texto rico, con una temática por demás actual.     

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