Desde hace tiempo, el denominado teatro “off” fue abasteciendo al cine de grandes actrices. Recordemos la participación de Maricel Alvarez en “Biutiful” con Javier Bardem o las participaciones de Pilar Gamboa, por citar algunos casos. Laura Agorreca, también surgida del under porteño, está trabajando en México y vuelve a Argentina a presentar la película “El premio” al Festival de Mar del Plata. El Caleidoscopio habló con Laura de su experiencia “mexicana” entre otras cosas.
– ¿Cómo surge la chance de participar en «El Premio»?
– Mi participación en El Premio surge de una manera muy azarosa y rápida, todo ocurrió en cuatro días.
Me llamó del productor diciendo que tenía un proyecto y que había visto mi reel por internet, para conocernos y platicar, «sin expectativas, algo muy relajado» -me aclaró-
Nos reunimos en un bar, me contó del proceso de la película, me mostró a dos actrices más que les interesaban y que iban a castrar. Eran perfiles muy distintos, una era más señora y la otra es una actriz muy conocida con perfil más rebeledona. No había mucho que hacer, pensé. Estaba aún sorprendida y encantada con que desde México hubieran dado con mi material, así que me entregué al destino.
Dos días después tuve una cita con la directora, me pidió que leyéramos una escena de una manera y luego que yo propusiera una variante… Los invité al teatro a que vieran un poco más mi trabajo y esa misma noche el papel fue mío.
– Brevemente, ¿cómo describirías a Lucía, tu personaje?
– El personaje fue creado a partir de la relación madre e hija y teniendo en cuenta que viven en circunstancias de persecución y de aislamiento. Me apareció de inmediato una pregunta ¿cómo educar un hijo en esas circunstancias cómo contenerlo estando una misma en una situación de absoluta incertidumbre? Su vida está paralizada, oculta, esperando a su compañero; resistiendo a la fuerza de la dictadura como la inclemencia de la naturaleza. Y me parecía interesante que no quisiera ser violenta con su hija pero que no pudiera evitarlo, porque la violencia inevitablemente se filtra.
– Si bien la película es una historia «argentina» ¿cómo fue filmarla para México?
– La historia se filmó en Argentina, en San Clemente del Tuyú. Pero la producción y el equipo eran mexicanos. Para mi fue una de las mejores experiencias que he tenido en cine. Me resultaron amistosos, cercanos, y con esa onda de «hacer la chamba», sacar adelante el proyecto a pesar de las dificultades de filmar en invierno, en la playa y en un pueblo con una importante infraestructura turística preparada para el verano pero que en invierno estaba prácticamente desierto.
– Al respecto, teniendo en cuenta que toma un antecedente histórico de nuestro país, la recepción ¿cómo fue?
– La recepción fue sorprendente. Tuve oportunidad de estar en el Festival de Berlín, donde ganamos dos osos y en los de Guadalajra y Morelia, donde fue seleccionada, en ambos festivales, como mejor película. Escuché a un público muy conmovido, algunos por ser argentinos, otros porque tenían amigos argentinos, otros porque siendo latinoamericanos entendían ese historia como propio, pero también y lo más curioso es que los americanos y europeos se acercaban a saludar muy tocados por la historia. Creo que lo más interesante de la película es que si bien claramente remite a nuestro país y a nuestra historia, se hace hincapié en el vínculo de una madre y una hija en un contexto adverso. Esto es algo universal y por eso la recepción sortea las nacionalidades y las generaciones.
– Espero que a la gente le guste la peli y que la vea la mayor cantidad de público posible. Me parece que lo importante de las obras y los discurso es que puedan comunicarse. Con respecto a los premios, bueno, estamos mal acostumbrados. Sé que sería muy triste para la directora no recibir ninguna mención en su país. Siento que, en esta peli, mi lugar es otro. Para mí, este festival significa volver a mostrar mi trabajo en Argentina, después de un año de ausencia, y un reencuentro con mis pares nacionales.
– ¿Tomás como algo especial al Festival por el hecho de volver a Argentina?
– Si, es algo especial volver a Argentina, tiene el encanto y el inmenso placer de sentirse en casa. Y a su vez recuerdo otras ediciones del Festival de Mar del Plata con gran alegría, con mi hermano, con amigos, la playa, la noche, las películas. Llegar a Mar del Plata para el Festival es como una fiesta de bienvenida.
– Hace un año que estás trabajando en México, ¿te fue difícil insertarte en el medio mexicano?
– No, no me fue difícil pero fue más lento de lo que esperaba. En México las fiestas son un fiestón y llegué para esas fechas, entonces… me fui a la playa (risas)
Pero aquí el mercado es mucho más grande que en Argentina, pensá que es un país de 120 millones de habitantes, se produce mucha ficción, se invierte mucho en cultura y con la ventaja de que Paula, la directora, es reconocida y con el antecedente de «El Premio» las puertas se abrieron. Paralelamente empecé a generar lo que quería hacer y para el año que viene estaré dirigiendo una historia argentina.
– ¿Te pasó lo que le pasa a muchos actores/actrices argentinos/as cuando están afuera, de hacer siempre de «argentinos»?
– Si, lo mismo. Los dos primeros guiones que me llegaron fueron para hacer de argentina y casi diría de porteña. Muy cachera, muy ondera pero chocante, con cierta agresividad, una argentina que se lleva el mundo por delante, parece que así nos ven. Es que para no hacer de argentina debes neutralizar el acento. No estoy de acuerdo, es absurdo. En Buenos Aires he visto actores del interior obligados a quitarse el acento o hacer «el campesino». En España pasa lo mismo. Es como si la Televisión o el cine no creyeran que la migración es cotidiana o que el ser se reduce a una bandera… Lo cierto es que esos medios no lo integran con naturalidad y muchas veces lo convierten en estereotipos. Por suerte en la calle no pasa lo mismo.
– ¿Cómo encontraste a la industria cinematográfica mexicana? Y el teatro?
– Yo lo percibo muy diferente pero no hay grandes diferencias respecto a lo mercantil o lo artístico. Tanto en el cine como en el teatro, los problemas son bastante compartidos y los aciertos también.
En México una obra de teatro no comercial pasa a llenar la sala y a cobrar un boleto alto como pasa con algunos éxito de de teatro porteño. O de repente pagas un boleto alto y la obra es tediosa o mail. Y en el cine los directores están peleando por que se tenga y respete una cuota de pantalla porque no pueden competir con los monstruos americanos.
Yo creo que la diferencia más grande está en la televisión y en su código actoral.
Planos muy cerrados y un código muy atravesado por la telenovela. Muchas veces lo encuentro falso, pero a su vez los actores mexicanos tienen un entrenamiento que los actores argentinos no estamos acostumbrados, que es a salirse del medio tono con verdad.
– ¿Desde afuera, cómo se ve a nuestro cine y a nuestro teatro?
– En general les encanta y también la música. En los festivales se han acercado varias veces a decirme «soy fan del cine argentino». Y lo mismo del teatro, «que es maravilloso» me dicen. Posiblemente, México no esté viviendo un buen momento teatral.
– ¿Cuales son tus próximos pasos a seguir en tu carrera?
– Lo próximo es una miniserie de ficción de 13 capítulos que se estaría aprobando esta semana, en México. Y dos proyectos en cine, uno como actriz en Argentina y otro en la dirección, aún falta definir si lo haré en el Estado de México o en la ciudad de Córdoba, pero el equipo ya está. Es la historia de un hombre que mata a una persona inocente pero no se ve a así mismo como un asesino sino como un justiciero. Me interesan ese tipo de historias donde el que aprieta el gatillo es uno, pero el autor intelectual es una masa a veces difusa, anónima que provoca eses hecho y luego lo condena.
Presentaciones de “El Premio” dentro del Festival:
Miércoles 9 de noviembre, a las 12 hs (prensa) y 21:30 (cine Ambassador 1)
Jueves 10 de noviembre: 17 hs. (cine Ambassador 1)
Viernes 11 de noviembre: 13 hs (cine Cinema 2)