Este martes 24 de junio, se llevó a cabo el acto de entrega de premios a los artistas ternados para los Premios a la Labor Teatral “Trinidad Guevara” correspondientes a la producción teatral del año 2013.
La ceremonia se realizó en el Salón Dorado de la Casa de la Cultura, Av. de Mayo 575 1º piso y contó con numeroso público que, de a poco, fue poblando el mencionado recinto. Ansiedad y alegría se percibían en los rostros de los ternados. Saludos entre todos en la previa de un acto por demás emotivo en las palabras de los premiados.
Pasados quince minutos de las 19 hs, de a poco, como quien no quiere la cosa, se inició la ceremonia.
Se presentaba a cada uno de los postulados en cada terna, que despertaban el vitoreo de sus seguidores. Con ese clima festivo, la primera terna en develarse fue la de “Diseño de iluminación”, que fue a parar a manos de Sandra Grossi por su labor en la sorprendente “Un Canario” que había obtenido dos nominaciones para los premios (la otra fue la de Mejor Actor Protagónico, para Alejandro Ojeda).
A continuación fue el turno de la terna “Coreografía” y el ganador fue Rubén Cuello y su trabajo en “El Loco De Asís”. Cuello dijo que van a llevar “la obra a Asis, para su presentación” y que esperan “seguir con la obra mucho tiempo más”.
En “Partitura o banda de sonido”, el galardón le tocó a Sonia Álvarez e Ian Shifres, músicos de esa excelente puesta llamada “La Fiera”, uno de los tantos sucesos del pasado año. Ambos realizaron un excelente trabajo para la música de la puesta con arpa y piano respectivamente.
Con respecto a la terna “Creatividad en diseño de vestuario”, el premio fue para Elena Dressler y Florencia Feijó de la sublime “Carpa Quemada”, del Grupo Catalinas Sur, mientras que por “Creatividad escenográfica”, Alejandro Mateo se hizo acreedor del trofeo por su labor en la encantadora “Para mí, sos Hermosa”. Reconocido en el ambiente teatral por su trabajo de calidad, Mateo fue muy agradecido en sus palabras, al recordar a sus seres queridos al tiempo que se lo notaba emocionado.
La terna de “Autor” era de las más fuertes. Allí se impuso Griselda Gambaro por su excelente “Querido Ibsen: Soy Nora”. Ante la ausencia de Gambaro, su representante fue quien recibió el premio.
Algo similar ocurrió con “Revelación Masculina”, cuyo ganador fue Hernán Grinstein, mente creadora de “Perro, un cuento rural”. Grinstein sacó una lista de agradecimientos y agregó enseguida, con mucho humor, que “había soñado ese momento” –el de la lista de agradecimientos-, despertando la sonrisa cómplice de los presentes.
Llega el momento de poner una pausa al ritmo de la ceremonia con la presentación del cantante Hugo Araujo con el acompañamiento musical del maestro Ernesto “Chino” Molina en bandoneón. El deseo de aquietar las aguas dio sus frutos con un repertorio bien interpretado pero que parecía de “otro tiempo” y que se extendió en demasía –al menos, eso pareció-.
Paralelamente, ya se escuchaba un corrillo en el ambiente con respecto a la “particular” –por llamarla de alguna manera- musicalización para el instante en que subían los ganadores a recibir el premio. Sonaron versiones instrumentales de temas como “Call me” de Spagna o “In between days” de The Cure para saltar sin escalas a la cortina de la serie televisiva “Mac Gyver”.
La premiación se retomó con el recordatorio de aquellos actores y actrices que fallecieron en el transcurso del año, que habían sido premiados con el premio Trinidad Guevara. Sonaron aplausos sentidos para nombres como los de Aldo Barbero, Duilio Marzio, y en especial, Alejandro Urdapilleta y Alfredo Alcón.
Silvia Villazur |
Se continuó con la terna de “Actuación femenina de reparto” y fue Silvia Villazur, quien se llevó el galardón, por crear a Valda, la mucama abnegada y fiel que llevó la voz cantante del relato de la última creación de Héctor Levy-Daniel, la muy disfrutable y tensa “Los Hechizados”. Villazur reconoció que “no esperaba el premio” al tiempo que agradeció a su gente, maestros y a su director Levy-Daniel, “por confiar” en ella. Después fue el turno de “Actuación masculina de reparto” y el ganador fue Roberto Vallejos, por su labor en “Miembro del jurado”.
Llega el turno de la terna por “Dirección”. Los vencedores son Adhemar Bianchi y Ximena Bianchi por la genial “Carpa Quemada”, otra de las grandes gemas del 2013. Adhemar Bianchi afirma que “un premio para uno de los integrantes del grupo Catalinas Sur, es un premio para todo el grupo” al tiempo que destaca al teatro comunitario.
Paula Ransenberg |
El premio por “Actuación protagónica masculina” fue para Horacio Peña por su labor en “El Crítico (si supiera cantar, me salvaría)”. Peña también recordó a cada uno de los que hicieron posible a “El crítico” y dedicó el premio a sus hijos y “al amor de mi vida, Marcela Ferradas”.
Para el final quedaron los Trinidad Guevara para la Trayectoria que correspondieron a Beatriz Matar y Daniel Suarez Marzal. El hijo de Beatriz, Juan y la hermana de Daniel, Graciela, fueron los encargados de recibir las estatuillas.
Terminó la ceremonia y vinieron las fotos en el salón. Algunos darán su testimonio para la TV Pública, uno de los pocos medios masivos que fueron a cubrir el evento. Una verdadera vergüenza a nivel comunicacional ya que, pareciera, que solo vende la purpurina, los “nombres” y “figuras” construidas a través de operaciones de prensa o escándalos y no un trabajo serio arriba/detrás del escenario. Si los medios no cambian su perspectiva, no pueden exigirle al público nada al respecto, al ser ellos los que deberían dar el ejemplo.
En esta edición de los Trinidad Guevara, todos ganaron, más allá del premio en sí. Hubo reconocimiento de puestas cuya calidad es inobjetable y que van más allá de la estatuilla propiamente dicha.
El teatro porteño tuvo su noche de gala y premiación con los Premios Trinidad Guevara 2013.
A modo de conclusión
Tras un año de arduo trabajo, llegó a su fin mi labor como jurado de estos hermosos premios Trinidad Guevara que, considero, deberían tener la visibilidad y reconocimiento que se merecen.
Siempre fui de la idea que un jurado, como tal, debe ir a ver teatro a TODOS lados. Dejar de lado los prejuicios y comodidades para embarcarse en la sana aventura de descubrir nuevas experiencias teatrales para después, eventualmente, nominarlas y/o premiarlas. Por este motivo, me sentía feliz con ver ternas por demás eclécticas, que reconocían los esfuerzos de artistas que persiguen sueños y deseos, con el único fín de “hacer teatro”.
Al respecto, una frase se repitió en la gran mayoría de los ganadores de los premios Trinidad Guevara, al subir a recibirlos. Agradecieron mucho que “los hayan ido a ver”. Este no es un detalle menor sino algo a tener en cuenta. Es necesario romper con esa ley no escrita que afirma que “en la calle Corrientes está el mejor teatro”. Más que una certeza, al día de hoy termina siendo una imposición sostenida por producciones costosas, “nombres conocidos” y periodistas timoratos que no se animan a decir en voz alta lo que dicen en voz baja (sin omitir los que directamente, no dicen nada y son “fieles reproductores de lo que dice el establishment teatral”).
Uno de los premiados dijo “gracias por venir y por hacernos visibles”. Ellos siempre estuvieron ahí, trabajando y llevando adelante puestas de alta calidad. La “invisibilización” corrió por cuenta de otros…
Lo bueno de pertenecer a un jurado es cuando se pueden debatir ideas y propuestas pero siempre a partir de ver lo que ocurre en el ámbito teatral en ese momento, desde su propia visión, sin creerse dueño de la verdad ni ofenderse porque ésta no coincida con que este aconteciendo.
El sociólogo Pierre Bourdieu sostenía que “los procedimientos lógicos no pueden ser explicados con precisión, por separado de sus aplicaciones”. Esto implica un rechazo a recetas preestablecidas que dicen cómo se debe investigar, siempre con un único método. En el caso que nos compete, -periodistas en relación con el teatro-, hay una tendencia a respetar a las “vacas sagradas” del medio. Periodistas con ciertos saberes y prestigios que han trascendido a través del tiempo, como si fueran leyes casi inquebrantables. Lo mismo con actores, directores o dramaturgos que hacen todo bien (como mínimo). Asi se reproduce, una “tradición” donde nada se pone en duda y todo está bien de antemano. Cada obra de teatro será diferente una de otra. Por eso, aquello que fue útil en un determinado momento, no lo será en otra ocasión. Llega un momento en que el espíritu prefiere –sobre todo en los grandes medios-, confirmar su saber a lo que lo contradice. Hay un dominio del espíritu conservativo y el crecimiento se detiene.
No se debe atrasar años al decir que una obra de menos de una hora no puede considerarse como tal o que llame la atención el carácter “social” del teatro. La trayectoria debe servir para abrir nuevos caminos y no cerrarse ante el paso del tiempo. Caso contrario, se entraría en una postura similar a la de un viejo chiste que cuenta que un hombre iba por la autopista y escuchaba en la radio que “había un loco que va en contramano por una autopista”. El conductor del auto pregunta “¿Uno? ¡Son millones!”.
Un jurado debe plantear preguntas, desafíos y debates y no votar siempre de manera conservadora. Por suerte, esto no ha pasado en esta edición de los Premios Trinidad Guevara.
Por otra parte, los miembros del mismo deben renovarse constantemente y no eternizarse en un cargo a través de los años. No le hace bien a un premio que es hermoso y de los más serios. Un premio para el cual se busca en gente idónea para la conformación de su jurado y no es un regimiento que va a un teatro y deciden solo nueve de los cincuenta que son, aunque siempre respondiendo a las prerrogativas de la “mastermind” que lo gobierna todo. Ni hablar de los premios que, parece, hacen “ta-te-tí” para premiar a todas las “caras conocidas” y “figuritas” que pisan la calle Corrientes.
Estimados, ir a Almagro para ver una obra de teatro no es una excursión a la Franja de Gaza. Es, solamente –en el caso de ustedes- que cumplan seriamente su función de jurados. Ante la extrema necesidad, podrán contar con una guía de la Ciudad o un GPS para que no se pierdan.
AGRADEZCO infinitamente la posibilidad de haber pertenecido a un Jurado que nominó y/o premio puestas de alta calidad pero que no estaban en el circuito “comercial”. Que puso la lupa en teatros alejados de la lógica imperante de nuestros días.
Gracias, Premio Trinidad Guevara por haberme permitido aportar mi grano de arena a tan preciado galardón.