Aguafuertes porteñas: Visita a la instalación realizada por Boltanski en el Museo de los Inmigrantes.

En Buenos Aires pasan cosas. A veces uno se entera por circunstancias relacionadas a su actividad o simplemente porque la casualidad metió la cola. De esta manera y con esta impronta, se relatarán historias y hechos varios dignos de mención.

Fotos: Jackie Miasnik


El pasado miércoles, el mediodía porteño me llevó a encontrarme con la artista Jackie Miasnik en la zona de Retiro. 
Allí, iniciamos el camino a la intervención que realizó el artista francés Christian Boltanski en el antiguo Hotel de los Inmigrantes de Buenos Aires. La idea de Boltanski, con la instalación llamada “Migrantes”, -diseñada para este inmueble-era recrear la primera parada obligada de los inmigrantes que llegaban a la capital argentina hasta la década de los 50 del siglo pasado. Esta instalación se enmarca dentro del ciclo «Boltanski Buenos Aires», que incluye otras dos intervenciones y una exposición de obras del artista francés.

No obstante, el trayecto hasta llegar al Museo de los Inmigrantes, es difícil. No tanto porque se encuentra un tanto lejos sino por la impericia y el desconocimiento de los agentes de la Prefectura y la Policia a los que consultamos para ver si íbamos bien rumbeados. Más de una vez, los que (supuestamente) deben ayudar a la gente, nos han dicho “El museo está cerrado”, con ese mismo tono monocorde, seco, no exento de soberbia. Es imposible no recordar al personaje del policía, creado de Diego Capusotto, que dice “El hippie es puto”. ¡Era igual! Tristemente igual.

Subimos hasta el tercer piso, donde se encuentra la instalación propiamente dicha. De a poco, el ambiente se va a oscureciendo, con humo y luces tenues, atrapando. El ambiente ominoso del lugar busca que el visitante se lleve un buen shock respecto a lo vivido por muchos de nuestros padres y abuelos. Giramos a la derecha, después de salir de las escaleras y vemos un largo pasillo, con una iluminación mínima y envuelto en humo. Allí se escucha el susurro de más de quinientas voces, susurrando nombres, apellidos, edades, ocupaciones y fechas de llegada a Buenos Aires. Las voces son en distintos idiomas y corresponden a inmigrantes cuyos datos aparecen en los archivos. Es inevitable preguntarse “¿Estará allí la voz de mi abuelo/a?”

Las distintas habitaciones que conforman la instalación van desde unos ojos que dan una bienvenida, hasta una habitación de espera. Igualmente, uno hace la salvedad respecto de lo que representa para cada uno lo visto. Esta instalación impactará en cada uno de sus visitantes en sus recuerdos personales en relación con sus antepasados. Lo que para unos serán camas de hospital, para otros serán cunas esperando por el grito de los recién nacidos. O lo que serán seres que están velando a uno de los suyos, para otros será una cosa diferente.
La experiencia de vivir y caminar por esta instalación es inenarrable. Hay que vivirla. Se escucharán voces, se imaginarán historias. Se podrá reir y llorar al tiempo que se pasea por ese pasillo tenuemente iluminado y las sombras se cruzarán unas con otras. ¿Serán sombras? Con Jackie, en un momento hablábamos de ¿espíritus o fantasmas? ¿O serán ambos?

Desde este humilde lugar, recomendamos ir a vivir esta experiencia. Eso si, anoten bien la dirección asi no pasan por ninguna situación engorrosa ni nada por el estilo.

Boltanski/Buenos Aires/Migrantes. Museo Hotel de Inmigrantes. Av Antártida Argentina 1201 (entrada de la Escuela de Ciencias del Mar -Apostadero naval-).
Martes a domingos, de 12 a 20 hs. Entrada gratuita

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