Marcello Capotosti: “Sin cámaras y sin lentes, no sería yo”

A través del tiempo, la fotografía es un arte que se ha desarrollado en almas sensibles que pusieron su lente en el momento y lugar preciso. Marcello Capotosti es una de ellas. Llevó a cabo campañas fotográficas de distinta índole, encontrándose con personalidades que van desde Gustavo Cerati y Charly García hasta el Dalai Lama, pasando por Axel Kicillof y Francis Mallmann. 
Con mucho por contar acerca de esa gira mágica y misteriosa llamada «vida», hace una retrospectiva de su carrera al tiempo que piensa el futuro y brinda los consejos adecuados para quienes aman ponerse detrás de una cámara de fotos.

Fotos: Marcello Capotosti. Producción periodística: Cecilia Inés Villarreal. 

Marcello Capotosti.
Ojos para fotografiar al mundo

 

 
 
 
 

 – Marcello, ¿por qué fotógrafo?

-Lo que relato a continuación, seguramente ayudó a sentir pasión por la fotografía. Aún me recuerdo sentado en una butaca del cine de barrio, con mi madre y mi tía, viendo en esa pantalla gigante, poderosas imágenes de «Dr. Zhivago». Calculo que tendría cuatro años. Mi madre me llevaba mucho al cine. La iluminación de las películas me cautivaba. 
Uno de mis primeros trabajos después de terminar la secundaria, fue en una distribuidora de cine, haciendo gestiones administrativas. Me encantaba entrar a la sala donde guardaban todos los afiches de las películas. Había estantes repletos de fotos. ¡Me fascinaba! Hablaba mucho con los dueños. Uno era el periodista, Alfredo Garrido, en aquel momento, esposo de Amelita Baltar, la ex de mujer de Piazzolla.
Un día me ascendieron a supervisor y mi nuevo trabajo consistía en ir a ver si en los cines pasaban las colillas de las películas que la distribuidora promocionaba. Iba mucho a un microcine donde directores y periodistas críticos del cine como Jorge Jacobson, eran habitués. 
Puedo decir que fueron dos corrientes las que me llevaron al terreno de la fotografía. Una fue desde la física, donde estudie Óptica, Contactología y óptica Instrumental; ahí también estudie fotografía. La otra, fue la artística. 
Mi tío fue mi mentor. Lo observaba como pintaba al óleo retratos de personas y paisajes. Mirándolo aprendí a ver perspectiva, iluminación, composición, encuadre. Los tamaños de los cuadros eran grandes. Copiaba en escala las fotografías de la revista National Geographic.
 
-¿Cuándo empezaste a hacer fotografías?
-A los diez años, mi hermana había empezado a trabajar en el área de microfilms del Banco Nación y le dieron rollos de foto en blanco y negro para que aprenda a revelar. Así fue que un día me dio como cinco rollos y me dijo “¡Toma! ¡Sacá fotos!”. Teníamos una cámara Kodak Instamatic en casa. Mucho tiempo después,vi que las tomas estaban bien hechas. Aun recuerdo que me tiraba al ras del pasto, para lograr un encuadre y composición llamativa, con el desenfoque. Me sentía libre y seguro de lo que estaba haciendo. A los doce años habíamos ido a vacacionar junto a mis padres, tíos y primas a la Costa Atlántica. Un día le pedí a mi prima mayor de hacerle la típica foto a la salida del Sol. Recuerdo haberle dirigido la posición del cuerpo para que pose sin mirar a cámara,. Sin saber cómo se llamaba este tipo de iluminación (backlight) el sol se asomo y disparé. ¡Inolvidable! Después que se mandó a revelar, era el comentario en las reuniones familiares sobre la foto que había sacado.
 
Capotosti mira de frente a la fotografía, con un estilo único

-¿Cómo fue tu formación?

-Empecé de manera autodidacta, y cuando estudie Óptica, aprendí el ABC y la técnica de la fotografía. Me anoté en un workshop en el Fotoclub de Buenos Aires. Recuerdo que el fotógrafo que lo dio, había estudiado y trabajado en Estados Unidos. Eso me motivó muchísimo. Era material de inspiración  para perseguir “mi sueño” que era vivir en Nueva York y viajar por el mundo.

-¿Con quién estudiaste?
-Mi primer profesor fue Jorge Fumarolla, reportero gráfico de la revista “El Gráfico”. Luego, estudié fotografía de moda con Ticky Garcia Estevez, que producía sesiones de fotos para las principales revistas con modelos top. Era la época de Tete Coustarot, Carlos Iglesias, etc. Ticky también trabajaba para la industria del cine. Uno de sus trabajos más importantes fue en la película ganadora del Oscar “La Historia Oficial”, en la que realizó la escenografía y el vestuario. También estudié con su hijo, Mauricio Baigorria. ¡Excelente fotógrafo! Con él, aprendí trucos, encuadres, iluminación y fundamentalmente, entender la fotografía. Saber detectar el clima exacto para disparar. De hecho, todavía recuerdo su voz de mando diciendo “Ese es el clima, ¡¡¡ese el ese es el climaaa!!!» Ahí venía el disparo y el conocimiento en acción.
 
-¿Cuál fue tu primer equipo? 
– Zenit, una cámara de origen ruso.
 
-¿Cómo fue tu primera foto a nivel amateur? ¿Cómo fue la experiencia?
 -Diría que tengo varias primeras fotos de amateur, ya que fue una época en la que viajaba mucho por trabajo. Iba de sur a norte de Argentina así como países limítrofes con lo cual entendí que ese era el momento para hacer mi portafolio. Estaba en La Quiaca en una zona bien desértica. Había sólo una casa de adobe, puerta celeste, inhabitada y sin techo. La luz, la puesta en escena, todo estaba a punto. Solo tenía que encuadrar, obturar y disparar. Años después, esa misma foto formó parte de mi primera exposición en Inglaterra.
 
– ¿Se nace fotógrafo o se hace?
-No creo que se nazca para tal o cual profesión. Venimos a este mundo despojados y eventualmente con algún talento implícito, como oído para la música, vocación para ser médico o, en este caso, tener ojo para la fotografía. Sea cual sea el talento, tendremos que hacernos a nosotros mismos y trabajar duro. Recorrer un camino y ver si las oportunidades están ahí. El tema es estar atentos, verlo e ir por ello. Este “ir” es búsqueda, trabajo experimental, pasión e inversión de mucho tiempo. Cuando miro en retrospectiva mi historia, “parecería” que ya hubiese un camino trazado afín a mi deseo. Quien tiene un don, tendrá mucha mas facilidad al momento de fotografiar. 
 
– ¿Cuánto hay de técnica y cuanto de “intuición”/talento?
-La técnica es necesaria para llevar a cabo una idea. La técnica es conocimiento y el cimiento para construir con la intuición. La intuición es la que me avisa a donde ir, que ver. El cómo me lo da la técnica.
  
«Veo el clima, la atmósfera (…) obturar y hacer click» al Dalai Lama
El ser fotógrafo
 
-¿Qué es, para vos, la fotografía?
-Es dibujar con Luz. Me divierte pensar en eso. La palabra “foto”, del griego phos, significa Luz. “Grafo” significa pintar, dibujar. También la fotografía es expresión. Comunicación.
 
– ¿Cuál sería el (o los) momento bisagra en tu carrera? Digo, foto, campaña…
-Fui afortunado en conocer a la persona justa en el momento y lugar justo. Era un diplomático del Consulado de Sudáfrica que vio cuatro fotos impresas (50×60) de las Cataratas del Iguazú que las había tomado bajo la luz de la luna llena. Me preguntó si las vendía. Cerramos a U$S 120 cada foto. Las hice un día de invierno a las dos de la madrugada. En esas épocas no era popular el hacer un paseo de ese tipo. Justamente ese año, un puma había atacado al hijo del guardaparques que me había guiado en ese recorrido. 
Todo esto fue antes de la era digital. Las tomas las hice con una reflex y un trípode. Usé un solo rollo Kodak de 400 ASAS y realicé siete disparos. Cuando regresé a Buenos Aires, las llevé a un laboratorio de la calle Talcahuano. Nunca me voy a olvidar el momento cuando entre al negocio y vi que había cuatro personas mirando unas fotos. ¡Eran las mías! ¡No lo podía creer! Me preguntaban como las había hecho, qué técnica había utilizado, etc. A partir de esa experiencia, decidí armar un plan para irme al exterior en busca de mi deseo. 
 
– En una sesión, ¿Cuándo decís «esta es ‘la’ foto»?
-Obviamente que soy muy visual pero lo siento en el pecho. “Veo el clima, la atmósfera”, ¡está ahí! Estoy convencido que entro en un estado de meditación total. Si la persona a quien estoy fotografiando se emociona, yo también me emociono. Si noto que está nerviosa o por cualquier otra razón no está “aquí y ahora”, no empezaré a fotografiar sin antes conectar. Si es necesario los hago respirar con los ojos cerrados ya que es para relajar. Estas técnicas me han servido mucho. Resumiendo, diría que es difícil de explicar con palabras lo que te avisa el corazón; éste ordena al cerebro y ahí tenes un puente entre el fotógrafo y el fotografiado. No hay nada más que hablar. Solo queda obturar y hacer “click”. 
 
Francis Mallmann, captado en un momento único

-¿Tenés algún pecado capital o vicio al momento de realizar las tomas? ¿Algún fetiche?

-Me detengo a observar lo que el fotografiado hace. Me pregunto en qué podría estar pensando. Busco que esté abstraído. Eventualmente, armo una especie de “interacción adivinatoria”. Juego a que adivino lo que podría estar pensando. Eso me permite estar atento a sus movimientos al mismo tiempo analizo la arquitectura de la cara y veo cuál sería su mejor ángulo. Pero, por sobre todas las cosas, espero gestos, emociones. Son tantos años sacando fotos, que llega un momento que hasta podes adivinar cuáles serían sus próximos movimientos. “Body language”. Lo sigo con la mirada, como agazapado y escondido detrás de mi cámara. Listo para disparar y captar la mirada. Siempre me exijo más y busco que esa expresión diga algo. Que atrape.

-¿Cuál es tu foto preferida de todas las que tomaste y por qué?
-Tengo varias. ¡Mencionaré una! Desde que empecé a hacer fotografías como amateur, tenía como costumbre dar vueltas las fotos de tal manera que pueda verse al revés y al derecho. Una de mis preferidas la tome en Ámsterdam. La foto se puede ver tanto al revés como al derecho, y siempre va a estar correcta. Dependerá del ojo de quien la mire, y hasta podía decir “¡Oops, esta foto está al revés!” pero al darla vuelta -créeme- lo que se ve, ¡es mágico!  Todo eso lo saqué en fracción de segundos. Fue pura intuición. 
La foto muestra el reflejo en un charco de una vereda, de dos hombres caminando. Los pies son lo único que se ve real de ellos. El resto es todo reflejo. La saque en el 2005 con una cámara analógica, y el film en B&N. Son una de las primeras que publique en mi IG. Es la serie de sombras y humo, abajo de todo. 
 
-¿Cuál es la fuente de tu inspiración? ¿Tenés referentes fotográficos o del mundo del arte?
-No sé si suena bien lo que voy a decir, pero desde que empecé a fotografiar sentí que tenía información visual que develar. Me concentré en eso. Seguramente fui influenciado por algunos de estos artistas maestros, como Bresson Cartier, Helmut Newton, Sebastián Salgado, Steve McCurry Salvador Dalí y Jackson Pollock. De todos modos, desde mis inicios, como comente anteriormente mi tío fue mi mentor. Pintaba retratos y paisajes al óleo mientras escuchaba jazz africano, música afro, y tocaba instrumentos. Mucha percusión. Sus obras estaban acompañadas de música. Cuando fui a Marruecos sentía que ya había estado en ese lugar. Los rostros y atuendos me eran muy familiares. Precisamente esas imágenes en vivo, era lo que veía y absorbía desde chico a través de esas pinturas… 
 
Paisaje y ciudad rodean a Hilda Lizarazu

-¿Cómo fue el pasaje de lo analógico a lo digital? Si tendrías que elegir, una de las dos modalidades, ¿por cuál optarías? ¿Podrías elegir o usarías las dos?

-Para mí, la transición fue perfecta. Estaba en el momento y lugar exacto para comprar mi primera cámara digital ya que vivía en Inglaterra. Tenía mi trabajo como freelance, mis clientes y un lugar de ensueño -como es Oxford- para usarla 7/24. 
A esta altura, me quedo con lo digital. Es muy dinámico y la calidad es impresionante.
Las analógicas las tengo a la vista con una colección de cámaras antiguas. Además, las podría usar en cualquier momento ya que funcionan perfectamente. Son como obras de arte. 
Respecto al mundo digital, los alcances de la tecnología y el horizonte son increíbles. 
Desde hace unos cinco años, Samsung viene desarrollando un lente de contacto que es cámara de fotos! Fíjate la calidad fotográfica que tienen los celulares. En la calle, llevar una cámara profesional de fotos con un teleobjetivo intimida, además de llamar muchísimo la atención. Es un potencial riesgo. En cambio, un celular pasa más desapercibido.

-¿Se “democratizó” la fotografía con la llegada que tienen las nuevas generaciones a las cámaras y a los celulares?

-Si, por supuesto. Definitivamente, se democratizó. Empecé a notar este proceso de cambio, allá por el 2008. Algunos aficionados y entusiastas de la fotografía, me preguntaban qué cámara comprar. La oferta tecnológica comenzó a avanzar cada vez más y más, año tras año. En el 2002 un diario inglés me encomendó unos trabajos. En ese momento una cámara profesional tenía 4MP.  Actualmente muchos reporteros gráficos combinan el uso de equipos profesionales con celulares para hacer notas gráficas. La calidad es impresionante.

Con Fernando Samalea, «cultivamos una sincera amistad»

– ¿Las nuevas tecnologías conspiraron contra la “creatividad”, la  “inspiración” del fotógrafo?

-La creatividad es una fuerza viva. Es el motor del desarrollo personal y ha sido la base del progreso de toda cultura. Las nuevas tecnologías existen gracias a la creatividad. Alguien especializado en la materia pensó y diseño ese proceso creativo digital. Cambia la dinámica, la velocidad del tiempo pero el concepto sigue siendo el mismo. La inspiración del fotógrafo viene en ascenso. Un ejemplo de esto son los celulares, que traen pequeñas lentes con calidad profesional. Ejemplo, un reportero gráfico saca una foto en ese mismo momento y desde el celular, la edita y la envía a las redes o por correo electrónico para que alguien del otro lado del mundo la imprima en un diario de papel o revista. ¡Todo esto en apenas un instante! Ni hablar de la fotografía abstracta así como también retratos.

-¿Con qué equipo trabajás actualmente? ¿Qué considerás pertinente en una cámara si tuvieses que comprar una?
-Llevo unos veintidós años trabajando con Canon. Con la llegada de equipos fotográficos que filman en altísima calidad profesional, la marca Sony está liderando el mercado. Inclusive los últimos modelos que ha sacado lograron captar la atención de los fieles seguidores de Canon. Algunos colegas ya se han cambiado.
Hay tres cosas pertinentes a considerar para comprar una cámara: altísimo rango de ISO, exactitud y precisión en el enfoque y no menos de 24MP de resolución.
 
Retratar personalidades
 
– ¿Puede decirse que el fotógrafo tiene algo de “psicólogo”?   Lo digo por el nivel de relación que se establece con el fotografiado.
Gillespie, «entrando en una especie de hipnosis»

-Las cámaras como las lentes, llaman la atención y también intimidan. Esto significa que podría generarse algún grado de tensión con el modelo a retratar. Es ahí donde se ve el trabajo del fotógrafo que, claramente, no es sólo disparar. Depende mucho de la personalidad a la cual uno va a retratar, o simplemente el retratado, pudo haber tenido un mal día. Todo dependerá de cómo el fotógrafo logre esa comunicación, ese grado de confianza. Ese puente entre Soul & Soul.

En lo personal, apunto a hacer fotos espontáneas. Recientemente me contactó la Agencia Tangente para hacerle unas fotos a Gillespi. Las fotos las tenía que producir una vez que terminase un show en vivo. En medio del espectáculo, mientras toda su banda estaba tocando a pleno, veo que Gillespi se empieza a abstraer. Me empecé a concentrar en su mirada…Veía como iba entrando en una especie de hipnosis. Apoyado en la cola del piano, iba de a poco cerrando los ojos, apoyando su mano en el mentón. Así fue que me aposté, obturé y disparé. “¡Ya tengo la foto!”. Al terminar el show, me lo presentan y me pregunta “¿Dónde me pongo? ¿Me saco la gorra?” Le hice un par de fotos y cuando le mostré todas, me dijo: “¡Esas fotos! ¡esas son las fotos!” refiriéndose a las que le había sacado abstraído.
 
– En relación con la pregunta anterior, ¿cómo es tu preparación para realizar –por ejemplo- una sesión a Axel Kicillof, Juan Martín Del Potro o Gustavo Cerati?
-Para el estilo de fotografía que mas hago, te diría que mi preparación es la misma en todas. Como te comentaba anteriormente, me gusta captar espontaneidad. Improviso. Eventualmente veo oportunidades. Por ejemplo, la entrada de luz natural por una ventana, una mirada o un gesto. Si el trabajo es en un estudio con set de flashes, ahí la dinámica es otra. 
«…disparé la foto, justo cuando me miró»

En el caso de Axel Kiciloff, iba a dar una charla en Sofitel Cardales. Había muchos medios y una buena cantidad de público en un enorme salón, separado por puertas y inmensas cortinas negras. Todo era para una serie de conferencias que llevaría unos tres días. En ese momento, éramos ocho fotógrafos. Tenían que seleccionar uno solo y me llamaron. Todo fue muy rápido. Me dieron una acreditación especial y fui a una sala donde en total éramos cuatro: Axel Kiciloff, el presidente de la UIA, el vice y yo. Lo invitaron con un café y se pusieron a charlar. Sigilosamente tome distancia con el tele y vi que la luz estaba a punto. Obturé, encuadré, y en fracción de segundos disparé la foto, justo cuando me miró. La particularidad fue que, en ese momento, tenía en una mano el celular sobre la oreja y en la otra, una taza de café, y en un primerísimo primer plano, ¡la mirada!  

Por otro lado, la experiencia de haberlo retratado a Gustavo Cerati, fue muy especial. En primer lugar me habían acreditado como el único fotógrafo del evento. Era la primera vez que un músico de rock argentino, de manera independiente, tocaba en Londres. Las fotos se iban a publicar en medios de Argentina y para la BBC. 
Fotográficamente ese show no fue una tarea tan fácil de fotografiar. Por momentos, bastante oscuro y tenía mucha luz estroboscópica. Felizmente, ¡logre captarlas!  
Respecto a la psicología de la que preguntabas en relación al fotografiado, te cuento -o más bien, lo confieso ya que nunca lo he contado-, fue que, durante la prueba de sonido de Londres, hubo un instante en donde sentí la mirada de Gustavo. Estaba programando algo entre cables y plugs… y a pesar de que estaba distante con mi tele, el mismo Gustavo me percibió agazapado. Lo que hice rápidamente fue retraerme y arrancar de cero. Tengo una foto de ese momento que aún la guardo como un tesoro.

Gustavo Cerati en Londres

-¿Cómo conociste a Gustavo Cerati?

-Fue para la gira de “Ahí Vamos” cuando Gustavo tocó en Londres. ¡Se dio absolutamente todo! En esos momentos, vivía Inglaterra, en Oxford, a solo 1.20 hs de Londres. 
Ya adentro del teatro y faltando unas dos horas para el inicio, me lo cruzo al manager de la gira que, por esas cosas y “casualidades” de la vida, habíamos jugado al hockey por años en el Club San Fernando, además de haber sido vecinos de Beccar…Todavía recuerdo el cálido y fuerte abrazo de despedida al saludarnos con Gustavo al momento de haberme ido, luego de semejante show. 
De esa gira en el 2006, ya han transcurrido muchos años y pasado el tiempo, continuamos cultivando una sincera amistad con Fernando Samalea. ¡Un capo total! Los pude eternizar con mis cámaras de fotos. Por su parte, Fernando hizo lo suyo con sus increíbles relatos en el segundo de sus libros llamado “Mientras otros duermen”. Todo detallado en la página 417
 
– ¿Cuánto hay de fan en el fotógrafo? 
-No sabría decirte pero es muy fuerte la sensación que se siente al estar frente a frente con músicos, artistas o personajes de esa talla. La fotografía me salva. Me focaliza en mi tarea, en el presente mientras hago lo que tengo que hacer. ¡Mis cámaras de fotos funcionan como un escudo! Un lugar de refugio. Sin cámaras y sin lentes no sería yo. 
 
– ¿A qué artista te gustaría fotografiar? 
-Son muchos. Es más, tengo un proyecto que lo empecé un mes antes de la Cuarentena y ahí quedo…Pero si tuviera que elegir ahora mismo a uno, seria a Willy Quiroga, que recientemente llego a los 80 años. Así que empezaría por él y continuaría con los pioneros…  
 
Capotosti por Marcello
 
-¿Cómo te llevás con las redes sociales? ¿Visitas regularmente páginas web de fotografía?
-Sé de la importancia de las redes. Son cruciales para comunicar pero es algo que me cuesta un poco concentrarme. Al principio, visitaba muchas webs de otros fotógrafos. Ya no lo hago como antes excepto que alguien haga algo original. Genuino y diferente. ¡O bien vea alguna foto me pega!  
 
– Viajaste y viviste por una gran cantidad de países. ¿Cuál sería “tu” lugar en el mundo?
-Siempre termino pensando en Brasil. Viví en ese país en los inicios de los 80 aunque en esta etapa, podría ser España. El mundo está saliendo de una larga terapia intensiva.

-Si no eras fotógrafo, ¿qué hubiera sido de tu vida?
– Músico.

 

La esencia de Charly García hoy, en escena, en una foto

– ¿Sos de googlearte?

– Ahora no. Al inicio de mi carrera, cuando empecé, sí. 
 
-¿Tenés algún hobbie, pasatiempo?
-Jugar un poco con mi guitarra acústica. Sacar algún tema que me da vueltas en mi cabeza.
Escuchar música, investigar musicalmente a autores. Leer biografías. Viajar.
 
 Con tu trayectoria y prestigio, ¿vas a ejercer la docencia? Al respecto, ¿qué le enseñarías a tus alumnos?
-No sé si tanto como ejercer la docencia. Ser docente requiere de un talento y vocación especial para comunicar a los alumnos. Si podría dar charlas y transmitir mis experiencias. De hecho lo hice en Inglaterra, convocado por la Universidad de Bristol y la de Oxford.
A mis alumnos les enseñaría a retratar personas. 
 
– Si por la puerta de tu casa entrase el Marcello que tenía veinte años, ¿qué le dirías? ¿Algún consejo o recomendación?
-Le diría que siga su instinto y pasión; que siga soñando proyectos como lo hizo hasta ahora. ¿Qué le aconsejaría? “Nunca digas lo que hagas, y nunca hagas lo que digas”.
 
-El autorretrato que abre la nota tiene una historia especial, ¿no?
– ¡Si! Lo tomé la noche del 4 de septiembre de 2001 en el Downtown, justo siete días antes del atentado a las Torres Gemelas. Fueron tres tomas con film Kodak 400 ASAS. Lo hice con una cámara analógica comprada en una vieja casa de equipos fotográficos usados. Por azar y un error mecánico, se superpusieron tres disparos/fotos. Observen detenidamente la imagen y se podrá ver la superposición… ¿Un tercer ojo?. Esta foto la retiré del laboratorio el mismo día 11 de septiembre, tipo 9 de la mañana. 
Siete días antes, de noche, realicé una toma desde el Empire State hacia las Torres Gemelas. Mi idea era subirme a las Torres al medio día, el mismo 11 de Septiembre y hacer una toma hacia el Empire State. ¡Nunca pude! Eran aproximadamente las ocho de la mañana y por esas cosas del destino, me demoré… Venía en el subte desde el norte de la isla, hacia Downtown Manhattan. De repente, el tren se detuvo y anunciaron que había ocurrido un accidente y que no saldría hasta nuevo aviso! La gente comenzó a salir a la calle y se veían ambulancias que pasaban con mucho polvo (¿asbesto?), pero nadie sabía exactamente qué pasaba. Tomé el colectivo y se escuchó por la radio que una avioneta había chocado a una de las torres. Todo lo demás, ocurrió después….

0 comentarios en “Marcello Capotosti: “Sin cámaras y sin lentes, no sería yo””

  1. Una entrevista excelente y atractiva. Las preguntas son muy buenas y las respuestas son absorbentes. Marcello can play any percussion instrument almost as well as he creates his photographs.

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