El invierno del juglar (Teatro)

El que espera…
 
Dramaturgia: Gustavo Provitina. Actuación: Carlos Demartino. Escenografía y vestuario: Carolina Simonetti. Asistencia de dirección: Mariel Bignasco. Diseño de iluminación y dirección: Rafael Garzaniti. Duración: 60 minutos
 
Belisario Club de Cultura. Av. Corrientes 1624. Domingos, 17.30 hs.
 

La luz es tenue, pero permite divisar una silueta extendida en una silla, dentro de las dimensiones que ésta lo permiten. Se quita el pañuelo que cubre su rostro y comienza a hablar. Va y viene a través de un relato que se abre de a poco, a los presentes
 
Hay un marcado deseo de comunicarse por parte de este hombre que responde al nombre de Anton Chejov. Es la necesidad de plasmar en palabras todo aquello que lleva adentro, tras largos años de vida vivida. Como si supiese que el fin está por llegar y desease dejar todo cerrado, sin ningún tipo de asignatura pendiente.
De ahí que la dramaturgia concebida por Gustavo Provitina sea uno de los puntos altos de un unipersonal de calidad. Cada palabra, cada oración permite una creación de sentido acorde al personaje en cuestión por medio de una narrativa cautivante. Las idas y vueltas del texto a través del tiempo, abre la personalidad hermética de Chejov para poder ver al hombre detrás del eximio escritor. Los pormenores de los encuentros con “amigos” que respondían a nombres como los de Maxim Gorki o León Tolstoi. La fragilidad y los miedos que lo atravesaban en períodos de plena creatividad y bonanza tanto como de incertidumbre. Es ese mismo hombre el que espera con ansias el retorno de Olga, su esposa, desde Moscú, con el deseo de quien teme no ver al ser amado antes de cerrar los ojos, por última vez, en esta vida.   
La dirección de Rafael Garzanitti es precisa en tanto y en cuanto pone todo en su lugar, al tiempo que juega en pos del crecimiento de la puesta. La sutileza y sencillez de la puesta no le quita un ápice al dramatismo de la misma. Es más, lo potencia con una iluminación exacta en los climas creados y una escenografía austera y certera. Al respecto, nada mejor que contar con un actor como Carlos Demartino para llevar adelante al mismísimo Chejov. Demartino logra una actuación que combina naturalidad y contundencia en los vaivenes propios de la vida de tan reconocida personalidad.
 
En un momento en que los unipersonales masculinos parecen tomar impulso, “El invierno del juglar” lleva a cabo un recorte por demás particular en la vida de Chejov y lo lleva a las tablas con atrapante y artesanal potencia interpretativa.

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