Comedia del arte versión 2.0
Con Jorge Costa, Emiliano Larea, Romina Mónaco, Julia Muzio y Fernando Pérez. Músico y dirección musical: Fernando Pérez. Vestuario: Almendra Vestuarios. Escenografía: Siamotutti. Máscaras: Alfredo Iriarte. Diseño de luces: Fernando Raíces y Roberto Sánchez. Diseño gráfico: Diego Feijoo. Supervisión: Gabriel Paez. Coaching De Canto: Mariana Macchiarola. Puesta en escena: Jorge Costa, María Elena López, Julia Muzio. Dirección vocal: Mariana Macchiarolla. Dirección: Jorge Costa y Roberto Sánchez.
Belisario Club De Cultura. Av. Corrientes 1624. Sábado, 22.30 hs
Arlequin está próximo a morir. ¡Tragedia! ¡Desastre! ¿O no tanto? Al respecto, será una adivina quien le dice a Arlequin acerca de sus últimos instantes al mundo de los vivos. Ante la proximidad de la Huesuda, su amigo Pierrot tiene la idea de retrasar el reloj, pero ahí se entera que Colombina, su mujer, tiene una cita con Arlequín. Celoso ante lo acontecido, Pierrot decide vengarse.
En este cuadro de situación, la puesta se enriquece de cada pequeño instante en que se abre una nueva idea sobre la cual girará la puesta. Si fuera una PC, diríamos que abre muchas ventanas pero con una coherencia increíble.
Al tiempo que le pone su cuerpo para construir un desbordante Arlequin y una dirección dinámica junto con Roberto Sánchez, Jorge Costa retoma a la Comedia del Arte para refrescar sus ideas en una puesta entretenida con toques de sarcasmo. Al respecto, es menester recordar que la Comedia del Arte es el eje en el que se basa la puesta. Esta creación colectiva llamada “Tamorto” es un espectáculo de vertiginoso ritmo tanto en su verborragia como en su despliegue físico. De carácter lúdico, como si fuera un juego, tendrá una impronta de diversión con un ida y vuelta constante con el público. Más aún cuando se empieza a mezclar la coyuntura social en la vida de Arlequin por más que el tiempo de la puesta diga que estamos a cinco siglos de distancia.
En “Tamorto” la risa surge desde un acontecimiento que debería dar paso al dolor pero también será motivo de hilaridad con toques de ironía tan burda con precisa. Aquí, en esta intersección de numerosas variables, es donde radica la riqueza de una puesta que viaja a través del tiempo para construir lazos constantes con la coyuntura actual. Un Arlequin que juega con la realidad política y guiños críticos hacia la situación actual se intercalan con diálogos desopilantes, con su amigo Pierrot el enamorado. La Muerte hace su aparición con una inocencia inversamente proporcional a su propia naturaleza. Solamente Woody Allen, en uno de sus cuentos humorísticos, construyó otra Muerte de características tan graciosas pero sin perder su impronta. La Dottora será otro personaje desopilante que, al igual que la Muerte, están a cargo de la excelente Julia Muzio. Pierrot está a cargo de un Emiliano Larea exacto para ese payaso triste y serio que ve como su vida es opacada por el carisma de Arlequin. Romina Mónaco es una Colombina exacta al tiempo que Fernando Perez es el músico en escena, arquitecto sonoro y un Zanne con tonada cordobesa que es parte fundamental de la puesta.
La música y el diseño sonoro son parte fundamental en la creación del relato. Diversos ritmos, como la cumbia o el folklore, se mixturan con sonidos diversos que acompañan la acción. Los actores salen de escena pero no del escenario, esperando su momento para volver a ingresar al mismo con un personaje que podrá ser -o no- diferente con el que se había retirado. La escenografía es sencilla pero precisa a lo requerido. Serán las mascaras quienes a través de un tratamiento exacto se llevarán las palmas en la conformación de personajes tan entrañables como de un profundo contenido. La Comedia del Arte tiene un fuerte anclaje en lo popular por lo que dichos personajes serán, en su mayoría, muy cercanos a un proletariado que debe soportar las vicisitudes de una vida que no los ha tratado de la mejor manera.
Ritmo, color y diversión. El viejo carnaval reivindicatorio se hace presente en una
parte de la calle Corrientes que el mismo Lou Reed invitaría con su famoso “take a walk on the wild side”. “Tamorto” vive en el corazón del publico que quiere saber de qué se trata este reverdecer de los laureles de la Comedia del Arte en los comienzos del siglo XXI. Pero a no confundirse, porque la risa que brota, surge de esa combinación de hilaridad no exenta de ironía y malicia hacia todos. Inclusive, hacia uno mismo.