Disco: “The London Sessions” de Howlin’ Wolf


La influencia del blues en el rock inglés es notoria y desde allí, saltó a distintas partes del globo terráqueo. Todas las bandas inglesas de gran renombre de los 60 son deudoras del blues, desde los Rolling Stones hasta Cream, pasando por The Who, Blues Incorporated, Graham Bond Organization e incluso los mismos Beatles.

En 1970, Howlin Wolf llegaba a Inglaterra con sus 60 años a cuesta. Nacido bajo el nombre de Chester Arthur Burnett), este profeta del Blues llegaba a la capital británica para grabar una serie de sesiones con músicos ingleses. Cuenta la leyenda que, tras bastidores de un concierto en el Filmore que habían realizado la  Paul Butterfield Blues Band y Cream, un ejecutivo del sello Chess, Norman Dayron le propuso a Clapton grabar con Howlin Wolf. Clapton aceptó de inmediato. Al poco tiempo, combinaron la agenda de Clapton con el viaje de Howlin Wolf a Inglaterra. A todo esto, es menester recordar la popularidad que obtuvo, en ese tiempo, el disco de Muddy Waters (otro profeta del blues) con su disco “Fathers and sons”. Esto coincidió con la propuesta de Dayton a Clapton para conformar un verdadero “dream team” para secundar los aullidos del Lobo.
Lo que siguió fue la reunión de un seleccionado de lo mejor del blues ingles para secundar al Gigante recién llegado a la capital británica. Con una estatura de casi dos metros, Howlin Wolf pasó de cierta desconfianza a la sorpresa absoluta en pocos momentos. El lobo no confiaba del todo en la manera en que los ingleses –decían- habían adoptado el blues casi como propio. La calidad interpretativa de estos jóvenes músicos sorprendió gratamente a Howlin Wolf, por lo que termina grabando un álbum antológico.

“The London Howlin Wolf Sessions” se graba entre el 2 y el 8 de mayo de 1970. Howlin Wolf lleva a su guitarrista de confianza, Hubert Sumlin y al joven armoniquista Jeffrey Carp –que muere al poco tiempo-  para tal cometido. No obstante, la guitarra líder queda a cargo de Eric Clapton. La banda quedaría conformada por el mismo Howlin Wolf en voces, Clapton en primera guitarra, Hubert Sumlin en guitarra rítmica, Steve Winwood en piano y órgano, Bill Wyman en bajo y Charlie Watts en batería. No obstante, en los primeros dos días de grabación, la base Stone no pudo acercarse a los estudios de grabación por lo que fueron contactados Ringo Starr y Klaus Voorman para hacerse cargo de la batería y el bajo en ese 2 de mayo. En los créditos del disco, Ringo figura como Ritchie para evitar cualquier tipo de problemas legales.
El repertorio forma parte del catálogo de Chess con varios clásicos como “Sittin’ on the top of the world”, que había sido versionado por Cream. Los temas eran de Wolf, Willie Dixon, Joe Lee Williams o James Oden.

El disco abre con “Rockin’ Daddy”, un excelente tema que da cuenta de la seriedad con que se tomaron los músicos acompañar al Lobo. Las guitarras de Hubert Sumlin y Eric Clapton dibujan melodías y solos de gran gusto, mientras los “silenciosos” de los Rolling Stones, como Ian Stewart  en piano y Charlie Watts en batería, se unían a Phil Upchurch en bajo, para conformar una base absolutamente sólida. En el clásico de Willie Dixon, “I ain’t superstitious”, se mantienen los roles para Wolf, Sumlin y Clapton. Ahora, la base pasa a ser propiedad de la Plastic Ono Band, con Ringo Starr en batería y Klaus Voorman en bajo. Los vientos estuvieron a cargo de Jordan Sandke (trompeta), Dennis Lansing (saxo tenor) y Joe Miller (saxo barítono).
En “Sitting of the top of the world”, Clapton toca uno de los mejores temas del disco “Wheels of fire” de Cream, con su creador al lado. La armónica de Jeffrey Carp tiene un gran protagonismo previo al solo de Clapton. Paradojicamente, esta versión de casi cuatro minutos es más corta que la de Cream, que la supera en un minuto. La base está a cargo de los Stones, Bill Wyman –prestar atención a su muy buen trabajo en el bajo- y Charlie Watts. Jeffrey Carp vuelve a abrir el fuego en “Worried about my baby”, un blues de pura cepa. Se repite la formación de “Sitting….”, con Lafayette Leake en piano en los dos temas.


Para cerrar lo que sería el lado A del disco, continúa la formación de Clapton-Sumlin-Watts-Wyman pero quien ingresa es Steve Winwood en órgano y/o piano. En “What a woman!”, Crap y Sumlin –que es primera guitarra en este tema- juegan con la melodía de un terrible blues que desgrana Wolf desde su garganta profunda. En cambio, en “Poor boy” es Winwood el que pone su piano en primer lugar en el comienzo del tema. Muy buen final de un lado A que pide su continuación inmediata en el lado B.

“Built for confort” inicia la segunda cara del disco a todo vapor. Vuelven los vientos  y repiten la formación con Jordan Sandke en trompeta y Dennis Lansing y Joe Miller en saxos. En “Who’s been talking”, el predominio de la percusión y del órgano es apreciable. Las tres W realizan aportes por demás importantes en lo mencionado en el groove de la canción. Winwood, desde el órgano y Wyman-Watts con percusión adicional de congas y shakers, a sus instrumentos típicos.
Con “The Red Rooster”, llegamos al que, humildemente, consideramos el mejor tema del disco. Tras un falso comienzo, en el que se escucha a Wolf y Clapton en primer plano, hablando de como hacer la canción y donde se debe entrar, se da inicio a un clásico por antonomasia. La banda logra un nivel de excelencia para que la voz de Howlin Wolf logre conmover aún más de lo que había hecho. Leake vuelve al piano mientras se mantiene la formación de Clapton-Sumlin-Wyman-Watts. El solo de slide es de gran sentimiento y es el corolario de una versión antológica con el Lobo, aullando en su más puro estado.

Eric Clapton inicia el conteo para dar comienzo a “Do the do”, un blues más rápido, con una percusión que lo acerca a los tiempos que corrían en esa época. Un riff que se repite para dar paso a un solo que comparte protagonismo con la percusión Stone. Ésta es la que permite remontarse en un punto a “Simpathy for the devil”. El piano de Ian Stewart realiza sutiles aportes a la melodía. Con “Highway 69”, un riff característico del blues antecede a un temazo compuesto por Joe Lee Williams. Carp y Winwood vuelven a la formación con contribuciones importantes, tanto desde la armónica como del piano.
El último tema es “Wang Dang Doodle”. La voz de Howlin Wolf, fuerte y armónica, da paso al riff que lleva adelante Hubert Sumlin. Es el punto final exacto para un disco excepcional.

Es notorio que todos los temas terminen con un “fade”. La imaginación nos lleva a pensar por cuanto tiempo más estuvieron tocando cada tema, los arreglos que tuvo o las vueltas que hubo en cada uno de ellos. El arte de tapa también es interesante. Da cuenta de la estética de ese momento, los colores, la vestimenta, al tiempo que muestra al Gigante en primer plano en una esquina de Londres y Clapton con su guitarra, ambos sentados en las escaleras de un monumento en una plaza (¿Será Trafalgar Square?).
En el año 2003, salió una edición de lujo que llevó al disco a que sea doble. El primer disco tenía todos los temas que estuvimos hablando + tres bonus track, que eran “Goin’ Down Slow”, “Killing Floor” y “»I Want To Have A Word With You”. El segundo y tercer tema eran composiciones de Howlin’ Wolf mientras que el primero era de James Oden. “Killing floor” mantenía una formación absolutamente básica, de quinteto (Wolf, Clapton, Sumlin, Wyman y Watts) mientras que los otros dos temas tenía a Wolf, Clapton, Sumlin, Crap, Voorman y Ringo. En cambio, el disco dos son versiones alternativas a los temas que se habían grabado.

Con un seleccionado de músicos de primer nivel y el gran Howlin Wolf dando cátedra en los estudios Olympic Sound Studio, de Londres, “The Howlin Wolf London Sessions” es un disco genial, de esos que se escuchan más de una vez, porque una sola, ¡no basta!

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