Cine: El eslabon podrido


Las historias de los pueblos tienen esas particularidades que pueden extenderse más allá de la imaginación. En el caso de “El eslabón podrido”, la nueva película de Valentín Diment, juega con estas cuestiones y las extiende a un mix que va desde el terror al costumbrismo pasando por la tensión de un guión que, cuando parece caer, resurge con nuevos bríos.

La historia se desarrolla en El Escondido, un pueblo en el que vive Ercilia, la curandera que, por su ancianidad, empieza a tambalear frente a un estado senil que se aproxima. Es una anciana que ha visto todo –y más- de una vida que le ha dado a dos hijos, Raulo, que cuenta con cierto retraso, y Roberta, que es la prostituta del pueblo. Todos tienen conocimiento de esta situación, hasta el párroco del mismo.

A partir de estas observaciones, es donde el guión apunta a varias direcciones. Esas verdades que se saben pero que no se dicen y la forma en que se oculta la basura debajo de la alfombra, aunque –supuestamente- siempre se mantienen algunos “códigos” para llevar todo a cabo. Frases que calan hondo para el desarrollo de la película como aquella que le espeta Ercilia a Roberta con respecto a acostarse con todos los hombres del pueblo o el diálogo de la curandera con Luz, la “patrona” de Roberta en su “trabajo”.

Si bien en su comienzo prima un ritmo lento, en tanto se busca ingresar en la dinámica de la vida campestre, la película es dinámica y atrapante. Más aún cuando tiene tres partes bien definidas con respecto a su desarrollo extremo y cambiante. Cada uno de los personajes es tan rico que se podría hacer un recorrido a través de cada uno de ellos, inclusive de los secundarios como el cura del pueblo o Luz. Las situaciones sugeridas en varias circunstancias dan cuenta de un rico y arriesgado guión. En cada momento puede abrirse la puerta hacia debates varios tal como puede ser la homilía del cura o el sexo desenfrenado.

Cada una de las tres partes mencionadas, contará con momentos de quiebre en medio de un clima de tensión absoluta, palpable en la atmósfera de un pueblo que tiene muchos secretos escondidos entre sus habitantes. Estos serán la causa fundamental del desenlace de un film que combinará violencia, sexo y costumbres campestres pero sin perder nunca el detalle que es un cuento, y como tal, se lo relata.

La mirada del espectador oscilará entre los hermanos y las vicisitudes que deben pasar pero será fundamental la participación de Ercilia que se debatirá entre la demencia y una claridad rayana a la sabiduría más preciada. La escena bisagra del cumpleaños de Raulo es sublime y tiene a los tres protagonistas en perfecta sintonía.

Con un elenco de primer nivel, se destacan Marilú Marini y Luis Ziembrowski. Marini da una clase magistral de actuación con una Ercilia inquietante y de una fuerte intensidad. En cambio, Ziembrowski da vida a un Raulo de pocas palabras, que mantiene esa relación pendular y atrapante que despierta ternura y miedo en porciones similares. Párrafo aparte para Paula Brasca y una Roberta exacta en cada una de las situaciones que le toca vivir

Intrigante e inclasificable  y con actuaciones de gran prestancia, “El eslabón podrido” es atrapante y permite disfrutar de un cine que no suele realizarse por estas latitudes.

Ficha técnica

Dirección y producción: Valentín Javier Diment. Guión: Valentín Javier Diment, Sebastián Cortés, Martín Blousson y Germán Val. Fotografía: Fernando Marticorena. Edición: Martín Blousson. Dirección de Arte: Sandra Iurcovich. Sonido: Sebastián Gonzalez. Música: Sebastián Díaz. Producción Ejecutiva: Daniel Botti y Vanesa Pagani. Con Luis Ziembrowski, Marilú Marini, Paula Brasca, Sergio Boris, Susana Pampin, Lola Berthet. Año: 2015. Formato: DCP. Color. Duración: 74 minutos. País: Argentina.

CinesGaumont, Village Caballito, Cinemark Puerto Madero, 

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