
Suele decirse que, cuando algo viene mal barajado, no hay forma de que termine bien. Por más vueltas que le quieras dar, el peso de la situación termina imponiéndose, más allá de las buenas intenciones en querer contenerla.
Hace un tiempo, Victoria Hladilo le había contado a este sitio que quería filmar “La culpa de nada”, probablemente, la más agria y contundente de sus puestas. Finalmente, logró hacerlo y el resultado no solo es positivo sino que tensa aún más algunas situaciones que, en el teatro, tenían una implosión de consecuencias imprevistas.
El festejo del cumpleaños de Gastón por parte de Andrea, su esposa, es el puntapié inicial de un film tan rico en sus planteos como ácido y divertido en su recepción. La convocatoria de los amigos del agasajado para una fiesta sorpresa, visibiliza una fauna variopinta que, llegado el caso, es el ambiente en el que uno tiene sus vínculos más cercanos. La amistad es así. «A los amigos no los busques perfectos, buscalos amigos» dice un refrán de otra época que también pide resignificación.
Desde Andrea y Gastón hasta el último de los comensales, tiene un dibujo muy atractivo en sus virtudes y contradicciones. Paralelamente, inquieren a los espectadores por la proximidad que establecen. Quien quiere llevar a cabo una vida tranquila, el que no puede dejar de «ser joven» con un complejo de Peter Pan exasperante pero «con onda». Esto dicho, sobre todo, por cómo se van desarrollando algunas circunstancias que son las que terminan enriqueciendo la película. Es «el hecho pequeño» que crece a partir de su desarrollo aceitado y por demás, creíble. La verosimilitud -más allá de la «comedia»- es fundamental para la construcción de sentido que se realiza.
Por otra parte, inicia una serie de debates que deberían llevarse a cabo. La maternidad puesta bajo la lupa en tanto las individualidades que quedan postergadas por dicha decisión. Al respecto, vale hacerse la pregunta sobre el “ser o no ser” madre, de acuerdo a un deseo personal más que a un rol social. Si a esto se le suma el rol de la mujer, amerita la reflexión seria. Párrafo aparte para «la tana» y como muta, más aún en su relación con las otras mujeres.
Otro punto es la relación de amigos. “Los machos”. Una cofradía en la que los vínculos son fuertes –tal como una buena amistad amerita- pero que, tienen la debilidad de quienes no saben qué hacer frente al paso del tiempo y no solo de vida. Confundir «lealtad», «autenticidad» con atrasar años es un mal que se ha expandido…demasiado. La incapacidad de tomar decisiones que les implique un “cambio” –palabra denostada, gracias al uso vaciador de contenido del macrismo-, hace que el mundo se les desmorone sin saber que hacer.
El film es dinámico y entretenido, motivo por el cual, capta la atención de manera inmediata. La risa del principio, por las situaciones disparatadas, va dejando su lugar a una sonrisa sarcástica y un tanto molesta por lo que se está viendo. Ni hombres ni mujeres se salvan de la visión ponzoñosa que plasma Hladilo en el celuloide, no apta para las sensibilidades de cristal y faltas de autocrítica de este siglo XXI.
Si bien hay cambios respecto a la puesta teatral a nivel elenco, el texto no se resiente con este nuevo soporte. Los rostros adustos del teatro -por lo visto y por su interpelación personal-, tras el aplauso final, ahora dejan su espacio a la luz apagada de la sala. Ahí, quien se sintió tocado podrá hacerse el/la opa sin que nadie lo note. Eso si, la calidad está garantizada por el excelente trabajo desarrollado con temas tan simples de ver como complicados de abordar. Ni hablar si hay una sonrisa de por medio
Cine Gaumont. Av Rivadavia 1635. A las 22 h.
Ficha técnica.
Guión y dirección: Victoria Hladilo. Con Manuel Vignau, Julieta Petruchi, Victoria Hladilo, Julian Doregger, Debora Zanolli, Martín Tecchi, Leonardo Azamor y Amalia Dalí. Con la participación de Mariana Genesio Peña, Denise Romano y Andrea Strenitz. Producción: La Flauta Mágica, Katpa Cine, Cedarleaf Media. Productores: Manuel Vignau y Victoria Hladilo, Lucas Schiaffi, Pablo Dana. Dirección de Fotografía: Lucas Schiaffi. Montaje: Paula Rupolo Adf, Victoria Hladilo. Asistente de Dirección: Estanislao Buisel Quintana. Música: Gabriel Chwojnik. Sonido: Gabriel Ruiz Díaz, Lucas Echeverria, Ignacio Viano. Dirección de Arte: Margarita Tambornino. Maquillaje: Paula Righi. Distribuye: Santa Cine.