La política se basa en el debate, en el intercambio de ideas. Hay partidos políticos (que al principio, no se querían reconocer como tales) postulaban eso de “una vieja política” y una “nueva política”. Esta, lejana a la confrontación –la confusión entre debate y pelea es asombrosamente lamentable- porque esta “divide”. Esta pasteurización de la vida política es la que permitió que muchas conciencias atormentadas por un pasado no muy lejano (tanto a nivel personal como a nivel social) oculte la basura debajo de la alfombra y diga “¿para que revolver el pasado?”, “miremos hacia adelante”. A esta gente habría que recordarle que no hay justicia sin memoria aunque haya instituciones que poseen una cintura digna de Maradona para esquivar autocríticas y salir indemne hasta para pedir por el mantenimiento de sus propios intereses en nombre del bien común de la población. El caso primordial de esto es la Iglesia.
Haz lo que yo digo…
Al respecto, la Iglesia no debate, impone. Todo lo que no sea tal como lo que ella postula es “cosa del demonio” poniendo blanco sobre negro (o viceversa) y arrogandose el título de “inmaculada institución que lucha por el bien de todos”, que en general, nunca coincide con el mio…y el de unos cuantos. ¡Y eso que yo soy parte de todos!
Esta Iglesia histérica, retrógrada e inquisidora es la misma que en su momento se opuso al divorcio. De más está decir que dicha ley sirvió a la sociedad toda pero ¿no será que la Iglesia va en contra de los tiempos que corren? ¿No será que la Iglesia quiere instalar una especie de dictadura clerical basada en sus postulados y caprichos?
Esta Iglesia es la misma que habla de confrontación pero que no duda en “sacar a los chicos de sus escuelas”, establecimientos formadores de recalcitrantes chupasirios. Ahí si está bien cortar la calle, dejar de ir al colegio manipulando a sus alumnos. ¿Cuántos chicos gays y lesbianas reprimidos hay entre esos a los que se obligó a ir a una marcha en contra de sus principios y deseos? ¿Acaso se consultó a los alumnos y sus padres al respecto? Si eventualmente algún padre o alumno no quiere ir a esa marcha, ¿será castiga por esta “osadía”? Por lo que vemos, para algunas cosas la Iglesia es “democrática” y para otras, “verticalista” y unidireccional.
Además, agita el fantasma de la “confrontación”, “la lucha” y me pregunto ¿cuál es el inconveniente si esta se realiza en el marco de la ley, en una sociedad democrática?
Ahora se habla de la «crispación» pero, ¿no es esto lo que hizo la Iglesia con la convocatoria como “ganado” de jóvenes en contra de la “boda gay”? Este “clientelismos eclesiástico” ¿en que difiere de aquél que tanto se criticaba en la época del Peronismo, en los años 40 y 50, que se extiende a nuestros días? Lo que hace la Iglesia, ¿no es violencia acaso? La pregunta viene ya que este tema se está juzgando dentro del marco de la sociedad civil en la cual la Iglesia no debería tener injerencia. Como ya lo hemos dicho, si la Iglesia quiere tener participación en los debates políticos, que funde un partido propio, que se presente a elecciones y vea cuanta gente lo vota. Debido a que tendrá conocimiento de cómo iría en una elección, opta por estos lobbys “encubiertos en la moral y las buenas costumbres”.
Al respecto, pregunto
– ¿Qué derecho puede arrogarse una institución que colaboró con todos los dictadores sudamericanos y genocidas europeos?
– ¿Desde qué lugar puede hablar de sexo y familia, una institución que carece de ambas?
– ¿Por qué el Estado Argentino, siendo laico, debe mantener a estos lacayos que responden a intereses propios, que están muy lejos de lo requerido por la comunidad?
– ¿Cuándo va a brindar la Iglesia explicaciones o disculpas por su participación en la Dictadura argentina? Recordemos a gente como Von Wernich
– ¿Cuándo va a haber juicio y castigo para los curas pedófilos a los cuales la institución cubre vaya uno a saber por qué?
– ¿Cuándo va a realizar una autocrítica profunda de su participación y/o colaboración y/o indiferencia en exterminios varios que van desde la Conquista del continente americano hasta los diversos Holocaustos como el armenio, el judío, el de los pueblos originarios y demás etnias y religiones?
Porque ya, desde el vamos, con actitudes que ha ido teniendo desde hace unos cuantos miles de años, la Iglesia va contra uno de las primeros axiomas que dijo un tal Jesús hace 2010 años: “El que esté libre de pecado, que arroje la primera piedra”. La Iglesia ha violado este mandamiento sistemáticamente a través de los años pero como padece de Alzheimer y el “complejo de conciencia limpia” parece que va a seguir haciéndolo aunque eso depende de una sociedad civil, seria, coherente y democrática que defienda los valores de la igualdad y respeto entre todos sus componentes.
Ahora, con la Ley del Matrinomio sancionada, espero que la institución Iglesia sea respetuosa de la decisión tomada por los representantes de la población elegidos en los comicios respectivos y no empiece con el lobby para desestabilizar un Gobierno. Algo que hizo en épocas pasadas, por no respetar sus deseos y caprichos.
¡Bienvenidos al Caleidoscopio!
sos un orgullo vos Gaguine para la patria comunicadora, felicitaciones por esta nota!
Meche martinez